Mew tuvo que casarse a la edad de 17 años, su novia quedo embarazada y tenía que hacerse responsable.
La relación no funcionó, después de dos años ella decidio marcharse de Bangkok, se llevó al pequeño Gulf con ella.
Mew solo veía a su hijo a trav...
Tocó la puerta varias veces y como no recibió respuesta decidió entrar, miro que Gulf se encontraba hecho bolita entre sus sabanas y pequeños sollozos se escuchaban en la habitación.
Camino hacia la cama y se sentó junto a él.
—Gulf, ¿Qué pasa? —pregunto un Mew preocupado.
Gulf se incorporó y se sentó, sus ojos estaban rojos e hinchados por el llanto.
—¿Te sientes mal? ¿Qué pasó? —estaba aún más preocupado al mirar su estado.
—¿Y-ya se fue? —susurro.
—¿Qué? —Mew no entendía.
—¿Mamá ya se fue? —dijo con nostalgia.
—hijo, ¿Tú lo sabías?
—Si, la escuche hablar con alguien sobre eso. —bajo la cabeza.
Mew se acercó más a el y lo abrazo, las lágrimas de Gulf brotaron de nuevo.
—Vamos a estar bien, se que no somos unidos pero con el tiempo podemos serlo, estoy dispuesto a escucharte y ponerte la atención que te ha hecho falta de mi parte. —acariciaba su espalda.
—Se que me has necesitado mucho y yo no he estado contigo, lo siento hijo.
Gulf se separó del abrazo y lo miro a los ojos.
—Está bien papá, se que estas muy ocupado con el trabajo, no te preocupes. —Mew acarició su mejilla.
—Te prometo que me tomare más descansos para poder pasar tiempo contigo.
—Deberías descansar, yo también lo necesito he estado trabajando mucho.
—Hmm...puedes quedarte hasta que me duerma. —volvió acostarse.
—Si, no hay problema. —se recargo en el respaldo de la cama y Gulf se acurruco junto a el.
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Abrió lentamente los ojos, volteó la cabeza hacia un lado y se encontró con el rostro de su hijo.
De lo cansado que estaba se quedó dormido ahí, contempló el rostro de Gulf, sonrió ante la imagen.
Se levantó con cuidado de la cama y fue ha su habitación a arreglarse.
Como tenía una semana de descanso, decidió que pasaría ese tiempo con su hijo, también debían ver lo de su nueva escuela.
Después de terminar de asearse, bajo a preparar el desayuno, no era un experto en la cocina pero sabía defenderse, aprendió a cocinar un poco.
—Buenos días... —un Gulf soñoliento entraba en la cocina.
—Buenos días, ¿Dormiste bien? —respondió Mew mientras seguía cocinando.
—Si, tenía tiempo que no dormía tan bien. —sonrió.
