—¿Quieres algo de beber? —Me preguntó madam Shell.
—Gracias pero no... —Respondí cortésmente.
—Esta bien, pero ¿Que te parece si nos sentamos en la terraza? —Me preguntó, caminando hacia una puerta de cristal que daba a la terraza—. No me gusta estar encerrada sin nada de aire.
La oficina de madam Shell estaba en lo más alto del edificio, en el quinto piso. Según me dijo; el primer piso era la pastelería en donde atendían a los clientes comunes, el segundo piso era para los clientes VIP, el tercero un almacén, el cuarto era un piso completo para sus empleadas, y el quinto era de ella; ahí estaba su oficina y la cocina en donde practicaba las recetas.
—Vamos entonces —Respondí, siguiéndola a la terraza.
Desde ahí se podía ver casi toda la ciudad, excepto algunas áreas que eran bloqueadas por otros edificios grandes.
Ella fue la primera en sentarse, en una pequeña mesa blanca.
—Tengo muchas preguntas —Dije, sentándome frente a ella—. Creí que había sido el único en reencarnar en este mundo.
—Tambien yo —Dijo ella, tomando un poco de té.
—Entonces, ¿Tú también leíste la historia en la que nos encontramos?
—¿Historia? —Dijo confundida.
La expresión de madam Shell me confundió, al igual que ella lo estaba luego de escuchar mi pregunta.
Realmente ella no parecía saber que estábamos dentro de una historia de fantasía romántica.
—Estamos dentro de una historia llamada "El final feliz de Jessie", ¿No la leíste?
Ella negó moviendo la cabeza. Luego continúe hablando:
—Yo la leí en mi vida pasada y pensé que por eso había reencarnando en este mundo, pero viéndote ahora me doy cuenta que no es así.
—¿Y qué te hizo creer eso?
—Pues simplemente pensé que me había ocurrido lo mismo que le ocurre a muchos de los protagonistas de historias de reencarnación... Que mueren y reencarnan en una historia que leyeron.
—¿Me estás diciendo que crees que solo por haber leído una historia podría reencarnar dentro de su mundo? —Cuestionó con un claro tono sarcástico—. Ojalá hubiera sabido eso en mi vida pasada —Dijo riendo un poco—. Hubiera elegido leer una historia donde existiera algún ser o un objeto capaz de cumplir cualquier deseo. Una vida con algo así sería muy facil -agrego, registrándose en su silla y mirando hacia el cielo.
Si...
Ahora que lo pensaba mejor haber creído eso era algo estúpido.
Si fuera así nadie le tendría miedo a la muerta por qué bastaría con que leyeran una historia donde pudieran tener una vida llena de lujos y comodidades para que, luego de morir, reencarnar dentro de esa historia.
—Que hayamos reencarnando debe depender de algo más que solo el hecho de leer una historia o no —Dijo madame Shell mirándome otra vez.
Si ella logró reencarnar en este mundo a pesar de no leer la novela "el final feliz de Jessie" significa que otras personas también pudieron hacerlo.
Pero entonces, ¿Por qué teníamos memorias de nuestra vida pasada?
Si la reencarnación fuera algo común todos tendrían intactas las memorias de sus vidas anteriores, pero, eso solo era con madame Shell, conmigo y quizá con algunas pocas personas más.
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Salvaré a las villanas de la historia
RomanceEra un fanático de historias de reencarnación en mundos de fantasías ambientados en la época victoriana. Entre las muchas historias de ese estilo que leí sobresalía una muy similar a la historia de Cenicienta; con la típica protagonista atormentada...