Capítulo IV

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Al regresar a la mansión volví a sentarme con el Duque y la Duquesa, esta vez para hablar de lo que quería como recompensa.

Por otra parte, Zelphine y Filia se habían sentado juntas en otra mesa más pequeña.

Por lo que podía ver Fylia le estaba mostrando un poco de sus poderes a Zelphine, haciendo un cristal de hielo en el aire y desapareciendolo como si nada. Y luego de unos segundos Zelphine hizo lo mismo pero con menos control ya que, en lugar de hacer desaparecer el cristal de hielo, lo hizo romperse contra la mesa. Pero lo que sorprendió a todos allí fue que ella comenzó a reírse tras haber fracasado.

Los Duques y los sirvientes vieron esa escena fascinados y con una clara alegría.

-Ahora hablemos de lo que quiero a cambio -Hablé, volviendo a captar la atención del Duque.

Él y la Duquesa volvieron a mirarme otra vez con sus auras intimidantes.

"¡¿Donde quedó esa alegría que tenían cuando estaban viendo a Zelphine?!"

-De acuerdo..., ¿Que es lo que quieres? -Me preguntó el Duque con su intimidante voz.

-Su apoyo y respaldo -Respondí directamente.

Tanto el Duque y la Duquesa me miraron de una manera algo intimidante. Por un momento sus ojos azules parecieron brillar.

Era entendible esa reacción...

La familia Dimitrov siempre ha sido una de las familias más honorables y nobles en todo el imperio. Si alguien que tenía vínculos con ellos hacía algo indebido, el imperio lo vería como una mancha al nombre Dimitrov. Y si alguien se atrevía a hacer algo así entonces ellos lo tomarían como una traición y no durarían en masacrar al traidor y a todos sus allegados.

Así que, para disminuir su desconfianza hacia mí, les expliqué mis diferentes objetivos.

El primero y más simple era que él me permitiera unirme a su orden de Caballeros.

"Así mi mamá no sé dará cuenta que le mentí".

El segundo era que me ayudara a conseguir una invitación para asistir al baile real que sería dentro de unos meses.

-Eso será fácil -Habló el Duque, esta vez sin esa aura intimidante que lo rodeaba hace unos momentos-, te formarás como parte de mis caballeros y te nombraré escolta de Zelphine, así podrás ingresar al palacio el día del baile.

Bien, eso eran dos pájaros de un tiro.

Con eso resuelto, ahora solo faltaba hablar sobre un último asunto.

Corregí mi postura y entonces hablé:

-Y lo otro es... Habrá una invasión de bestias demoníacas dentro de dos años -Dije con la expresión y la voz más seria que pude hacer-. Si no se toman medidas temprano muchas personas en el reino morirán.

En la novela, el último evento, antes de qué el príncipe heredero fuera nombrado emperador, fue "la guerra de bestias". Un evento en donde miles de bestias demoníacas aparecieron repentinamente y atacaron el imperio. La guerra duró tres años y debido a eso, y al ataque repentino, las muertes humanas fueron incontables.

Pero ahora yo vivía en este mundo y si quería seguir viviendo lo que debía hacer era cambiar ese evento.

Y lo mejor para hacerlo era comenzar con planes de defensa desde temprano.

-Chico... ¿Esto que me dices es... -El Duque hizo una pausa y luego para corregir lo que iba a decir-. No, debe ser cierto. Tuviste razón con Zelphine así que no hay razones para dudar de ti. Pero respóndeme esto, ¿Por que no fuiste a hablar con el emperador? Él debería ser el primero en saber está información.

Salvaré a las villanas de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora