VII

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Los dos chicos de cabello largo se dirigieron hacia su aula y allí vieron a Keenan cerrando la puerta. Se quedó extrañado al verlos acercarse.

- Llamaron a nuestros padres para llevarme al médico...- volvió a abrir la puerta al comprender el resto del mensaje sin que se lo hubiera dicho explícitamente.

- ¿Y Will?

- En dirección. Seguramente castigado.- respondió Bert.

Al salir de la clase, cerraron la puerta y se dirigieron hacia la secretaría pasando por dirección donde vieron a los dos chicos con la cabeza gacha, mientras el director les hablaba bastante violento por su expresión. El otro chico estaba cruzado de brazos, Will estaba bastante arrepentido y avergonzado. Bert se quedó allí unos segundos, después de todo, eran los dos hermanos los que tenían que ir a secretaria, no él; se despidió de ellos y se quedó a un lado, sentado en unos bancos al lado de dirección esperando a que Will saliera, siempre y cuando no se acabara la hora del patio antes.

- Hola, Silver.- la secretaria lo saludó cuando el adulto llegó a la escuela.- Tus hijos te esperan allí sentados, ah, y la profesora quiere hablar contigo, la avisaré.- el de cabellos rubios asintió con la cabeza y vio a la mujer levantarse y dirigirse hacia la sala de profesores.

Se giró hacia los dos jóvenes y comprobó la inflamación en el rostro de Álex, suspiró con pesadez.

- ¿Qué ha pasado?

- Un balonazo. Estoy bien, pero insistieron en que me llevaras al médico.- respondió con la vista bajada.

- ¿Te duele?

- Un poco al tocar.

- ¿El ojo está bien? ¿Ves borroso?

- Sí, está bien. Veo bien.- desvió los ojos de sus hijos hacia la profesora al escuchar sus tacones acercarse.

La mujer tenía unos rasgos de tercera edad, era una mujer mayor, un rostro gentil y cálido. Aun con aquella calidad, Silver la sintió imponente, tal vez su pobre estatura de metro cincuenta tuviera algo que ver. Sus hijos incluso alcanzaban la misma estatura que él, aún los superaba por unos míseros centímetros, pero ambos serían más altos según el médico.

- Les han golpeado con la pelota, al menos a Álex. Quería hablarle sobre traer juegos de mesa al colegio.- asintió con la cabeza.- ¿Usted sabe que el centro no se hace responsable de los juegos o juguetes que traigan los niños y que puedan romperse o perderse?

- Sí, soy consciente. Pero ellos son responsables con sus cosas.

- Es mejor que no los traigan, por seguridad, no queremos recibir una queja porque parte del juego se haya perdido.

- De acuerdo...- asintió con la cabeza, le estaba dando la razón para no ampliar una conversación de forma inútil.- ¿Alguna cosa más?- preguntó ladeando la cabeza hacia un lado.

- Simplemente eso, el asunto del juego. Espero que a Álex no le pase nada en el ojo.

Cuando Kenai regresó a casa a la hora de comer y vio las pequeñas tiritas o parches de papel que tenía Álex en la ceja y en la nariz, miró a Silver buscando respuestas mientras este se preparaba para ir a trabajar.

- Un golpe con el balón. Tengo que irme... Luego te cuento con detalle...- lo besó.- Nos vemos después, tienes la comida en el plato.

- De acuerdo...- asintió con la cabeza.- Nos vemos después.

Un adulto llegaba, el otro se iba. Kenai suspiró con pesadez y miró a Álex, este se mordía el labio inferior mientras se miraba al espejo y se tocaba los vendajes de la ceja y de la nariz como si fuera algo inevitable.

42.- Gorgeous & Ravishing (LGBT+ Straight Partner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora