Tal vez esté generalizando mucho en este concepto y poniendo muy pocos detalles, pero a veces va bien explicar las cosas de forma general y rápido, después de todo, lo interesante, importante y curioso, viene ahora:

Álex y Keenan McStone Line: 12 años.

Keenan dormía apacible en aquella habitación silenciosa. Su cuerpo reposaba de costado en el colchón, mirando la pared y abrazando una almohada que supuestamente debería encontrarse en su cabeza, y no entre sus piernas y brazos como si fuera un koala agarrado fuertemente a la rama para no caer. Ni siquiera las persianas y cortinas de su habitación subiendo para revelar un templado día de invierno fueron capaces de despertarlo. Tampoco el chillido de su hermano al saltar de la cama como si fuera a reventar la de felicidad al haber cumplido los doce años. Aunque sí debía admitir que había soltado un gruñido y había enterrado la cara en la almohada al recordarse a sí mismo que tenía que levantarse porque tenían comida familiar con la tía Silvia y los tíos Kevin y Katherine.

- ¡Felices doce años, hermanitooooooo!- cantó Álex en su oído sin ser consciente del dolor que eso provocaba y lo mucho que molestaba sobre todo cuando estaba tan perfectamente acurrucado en su almohada e intentando retomar el sueño tan relajado que estaba teniendo.

Definitivamente no quería salir de la cama aquel día. Refunfuñó y se tapó la cara con la sábana para que ni su hermano ni el sol lo molestasen. Escuchó una ligera risilla, una muda y algo contenida, finalmente el sonido de unos pasos sordos por los calcetines que se acercaron progresivamente y después le arrebataron la sábana hasta los pies, eso lo hizo estremecerse por completo y tembló por el frío que hacía fuera de las sábanas.

Si tenemos en cuenta que estaban en pleno invierno y era el día 3 de enero, pues sí, obviamente hacía frío fuera del nórdico calentito.

- ¡Feliz doce años, hermanito!- exclamó abrazando a su hermano menor.

Keenan notó cómo ese movimiento brusco le arrancaba el sueño de raíz, a pesar de que quisiera seguir durmiendo y sin ir a ningún restaurante a celebrar su cumpleaños porque odiaba demasiado llamar la atención y que se le pusieran a cantar el cumpleaños feliz en medio de un restaurante no era precisamente lo que más le gustaba.

- Tengo frííííííío...- alargó la vocal haciendo un puchero, aun así devolvió el abrazo de forma inconsciente.- Déjame dormir.- lloriqueó.- Tengo sueño.- Después de soltar a su hermano se volvió a tumbar en la cama, agarrando el borde de la sábana y volviéndose a arropar hasta el cuello, por suerte, la sábana aún estaba caliente.

- Bueno. Puedes quedarte durmiendo... Pero papá te tirará de la cama.- sonrió de lado como si fuera una provocación.- No sé qué prefieres, la verdad.

- Dormir.

Álex soltó una risilla entre dientes.

- De acuerdo, quédate durmiendo, pero papá vendrá a por ti y te sacará de la cama arrastrando.- su hermano refunfuñó en respuesta.

El rubio se estiró para desperezarse y se puso las zapatillas de estar por casa, ató sus largos cabellos por encima de las lumbares en una coleta simple y caminó hacia el salón bostezando con pereza pero con mucha motivación para un nuevo día. Sus padres estaban haciendo el desayuno y al ver llegar a uno de sus hijos, pero no al otro, preguntaron por Keenan mientras Silver amarraba sus cabellos en un moño casero para que no tuviera problemas a la hora de desayunar aprovechando la coleta que su hijo se había hecho, después de todo no era muy agradable estar con las manos con migas de pan de la tostada y tocarse el flequillo para apartarlo.

- Dice que quiere dormir y tiene frío.

- ¿Acaso no se acuerda de que hoy vamos a comer con los tíos?

- Sí, pero quiere dormir...- se encogió de hombros riendo entre dientes.

- A por él que voy.- Álex se rio entre dientes al escuchar aquello de parte de su padre y como el rubio oro se encaminaba hacia la habitación sin que nadie lo detuviera.

Segundos después se escuchó a Keenan chillando por el frío y a ese chillido le siguieron carcajadas por las posibles cosquillas que estuviera sufriendo. Poco después, padre e hijo aparecieron en el salón, el primero cargando con el cuerpo del segundo en su hombro como un saco de patatas y este pateando entre risas.

- Listo... Ya está despierto.- comentó dejando al menor en el suelo después de dejar las zapatillas para estar por casa, las cuales había llevado en la mano libre.

- Estaba despiertoooooo- lloriqueó el rubio oscuro.

- Haber salido de la cama voluntariamente.- se encogió de hombros entre risillas.

- Felicidades a los dos, niños...- Silver besó la cabeza de cada uno y peinó un poco los cabellos de Keenan, aunque este agitó la cabeza y se revolvió el pelo sonriendo de lado.

Al regresar de la comida con los tíos, que por cierto, a los tíos Katherine y Kevin apenas los veían para su cumpleaños y para el de sus padres, los cuales eran en enero (el suyo), febrero (el de uno de sus padres) y marzo (el de su otro padre); y en caso del cumpleaños de Silver celebraban el de la tía Silvia y el suyo, después de todo, eran hermanos y nacieron el mismo día... Sea como fuere, cuando llegaron a casa después de la comida, los dos hermanos estaban deseando jugar con los nuevos juegos que sus tíos les habían regalado.

Al día siguiente tendrían la fiesta de cumpleaños con sus amigos en casa, lo cual se resumía en que Bert, Will, la prima Charlotte y ellos dos estarían jugueteando en la sala de estar o en su habitación mientras los adultos hablaban.

Bert les compró un conjunto de ropa a cada uno. Will un rompecabezas. Charlotte diferentes juegos mentales como un cubo de Rubik o un laberinto de madera. Para ellos, era más que suficiente, adoraban los rompecabezas y los juegos mentales, además de los juegos de mesa, sumándole a esto que sus tíos, los hermanos de Kenai, les habían regalado un par de juegos de mesa que combinaban la oca con el parchís, teniendo respectivamente cada uno en un lado del tablero reversible.

Pasaron la tarde entera con sus amigos y después de cenar los dos hermanos estaban tan cansados por las energías gastadas en todo el día que acabaron rendidos en sus camas un par de horas antes de lo que solían. Pero eso desencadenó que despertaran una hora antes y a eso de las siete de la mañana ya estaban despiertos, pero se quedaron en su habitación jugando a la oca porque ninguno de los dos tenía hambre.

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Los juegos de mesa considero que son la mejor parte de la infancia de un niño. De hecho, cuando yo tenía doce años, me pasaba todo el día jugando al ajedrez, a las damas y al otello. Adoraba demasiado esos juegos, aunque solía perder siempre al ajedrez, pero aun así, lo seguía amando.

Me pasa lo mismo actualmente, pero ya no juego con tanta regularidad. La universidad me tiene bastante ocupada.

Igual que las historias de personajes... Lo cual ahora solo me deja tiempo para poder jugar al Solitario y muy de vez en cuando al Otello...

Aquí las opiniones ------------>

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

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42.- Gorgeous & Ravishing (LGBT+ Straight Partner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora