7.

1K 77 5
                                    

El teléfono móvil de mi casa empezó a sonar, haciendo que me pare de la mesa y vaya a atender.

Le dí un mordisco a mi sándwich antes de agarrar el teléfono—¿Hola? —pregunto. Se me hacía raro que nos llamen en la hora de la cena ya que en mi casa no nos llaman nunca si no se trata del cartero, el cuál siempre llama a la tarde.

Mich —dice Bruce—. Mañana tengo partido de BaseBall, ¿Sabías?

—¿Qué? No —le digo, en tono de sorpresa—. ¿Tan así de repente confirmaron un partido?

Escucho a Bruce reír mediante el teléfono, lo que hizo que yo riese también.

Si —dice entre risas—, el entrenador nos acaba de avisar recién, después de la práctica.

—¿Después de la práctica? —pregunto, frunciendo el ceño—. La directora dijo que no se puede hacer prácticas nocturnas.

Tu equipo no puede, el mío si —presume, lo que me hace soltar una risa sarcástica a través de la línea. Creía que Bruce no me había escuchado por lo bajo que había reído—. Tenemos a Max de jugador, ¿Que más quieres?

—No importa —digo, negando con la cabeza, ignorando el hecho de que Bruce no me esté viendo en ese momento—. Voy a ir.

Bien. Louis y Winston estarán allí también —me informa.

—Perfecto —digo. Bruce se había quedado callado, supongo que no quería cortar la llamada pero tampoco sabía muy bien que decir, por lo cual decidí hablar yo—: ¿Contra que equipo jugarás?

Los Hembell's —dice, antes de soltar un suspiro.

—Oh, vaya —exclamo—. Va a ser difícil ganarles.

No si tú vas —escucho que dice, lo cual me hace sonrojarme hasta el alma—. Lo siento, mi madre me está llamando para ir a cenar, adiós.

Y antes de que pudiese despedirme también, Bruce cortó la llamada.

—Adiós... —susurro antes de dejar el teléfono en la mesada. Le dí un mordisco a mi sándwich y terminé mi comida.

   
    
    
  
   
  
   

   
  
  

   
   
    
  
Fuí a la habitación de mi madre con una taza de café en la mano. Estaba rezando porque no se me cayera la taza y se desparramara todo el café en el suelo. Estaba tan llena que quizás en cualquier momento pueda rebalsarse.

Abrí la puerta y me metí dentro de la habitación con sumo cuidado. Mi madre se encontraba ordenando sus piedras como de costumbre, antes de darse vuelta para verme.

—Buen día —le saludo, para después darle un sorbo a mi café. Ella me saluda de la misma manera, para seguir ordenando sus piedras. Suelto un suspiro antes de hablar—; Hoy hay un partido de BaseBall después del almuerzo.

Mi madre sopla una de las piedras.

—Ve —me dice, dándome permiso—, yo creo que iré a caminar por ahí con una amiga.

Asiento antes de volver a darle un sorbo a mi café.

—Gracias —le agradezco, y antes de que pudiese responderme cualquier cosa, salí de la habitación.

En cuanto terminé mi taza de café, me puse las pulseras que siempre uso y fuí a buscar la bicicleta.

Salí con la bicicleta en mano y puse mi pie en el pedal. Miré hacia el frente, encontrándome con el cabello castaño claro de Louis. En el momento en el que lo ví, fuí pedaleando con mi bicicleta hacia el.

—Hola —lo saludo, haciendo que el se sobresalte y que gire para verme asustado—. Lo siento, no quise asustarte.

—No me asusté —dice, riendo de forma tonta. Solté un suspiro cansado.

—¿Vas a ir al partido de Bruce hoy? —le pregunto. Si, Bruce me había dicho que el iría, pero ignorando eso, le pregunté para tener más charla.

—Obviamente —responde. Lo siento, olvidé su puesto de súper mega archie mejor amigo de Bruce.

Ambos comenzamos a andar en bicicleta en silencio hacia la escuela, y en cuanto llegamos, vimos a Bruce charlando con algunos de sus amigos en el BaseBall.

Pensé en ir a saludarlo, pero antes de poder dar un paso, la voz de Louis me frenó.

—No te lo recomendaría —me dice, haciendo que girara la cabeza para mirarlo de abajo hacia arriba—, no te va a prestar atención si está con ellos.

Asentí suavemente, mientras dejaba mi bicicleta debajo del árbol.

   
   
   
   
   
   
   

   
   
   
   
   
    
Salí de la clase de matemática y fuí al comedor, ahí, tal y como yo pensaba, estaban Louis, Winston y Bruce sentados en la misma mesa de siempre.

Me senté junto a ellos, los cuales me saludaron simpáticamente mientras me contaban de que estaban hablando.

—Bruce ganará esté partido —dice Winston, asintiendo con la cabeza—, ¿No es así, Mich?

—Exacto —digo, sacando un sándwich y una mini-caja que traía maní dentro.

—Si, pero de igual manera estoy nervioso —confiesa Bruce, escribiendo algo en su carpeta. Supongo que usaba la hora del almuerzo para terminar la tarea—. No me anda el lápiz que me diste.

¿Cómo no le va a andar un lápiz?

Bruce levanta su mirada hacia Louis, el cuál frunce el ceño y niega con la cabeza.

—Ah, el que te dió ese lápiz fue Wins —dice, provocando que Winston deje de comer su bocadillo y nos mire a los tres con el ceño fruncido.

—¿Eh? —pregunta, confundido. Bruce niega con la cabeza, cómo gesto para restarle importancia.

Para cuándo tocó la campana, ya los cuatro habíamos terminado de comer–a excepción mía, que dejé un poco de mi comida para cuando tenga que ver el partido–.

Bruce se fué con su equipo de BaseBall mientras que Louis, Winston y yo nos acomodabamos en los asientos de alrededor de la cancha.

No habían muchas personas, supongo que porque el partido se anunció justo ayer y no todos estuvieron enterados.

Sentí una mano suave apoyarse sobre mi hombro y de inmediato, me dí la vuelta, permitiendome ver la figura de Gwen acompañada de Finney.

—Hola, Chelle —me saludan Gwen y Finn a la par, sonriendo mientras se sentaban a mi lado.

—Hola —les devuelvo el saludo, mientras sacaba la caja de maní que llevaba en el bolsillo—. ¿Quieren? —les pregunto a los dos hermanos, estirando mi mano para que pudieran agarrar maní si querían.

Un silbato sonó de manera violenta. Siempre me tapaba los oídos antes de que sonara, pero ésta vez me tomó por sorpresa.

Ambos equipos salieron a jugar, lo que me hizo prestar más atención a la cancha. Se acomodaron en sus puestos y el partido comenzó.

Bruce nos saludo con su mano derecha antes de posicionarse como los demás de su equipo, entre ellos, estaba Max, el cuál ni se inmutó ni siquiera en mirar hacia las gradas.

   
   
   

See U Later, Bruce YamadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora