Star Wars - Parodia de Nico Di Angelo

Una Nueva Esperanza

Antes que nada, decir que es una parodia que cambia algunas partes de la historia, como el parentesco entre algunos personajes (losiento pero la frase de YO SOY TU PADRE, creo que voy a tener que cambiarle ligeeeeeramente. Las muertes que haya a lo largo de la saga principal, puede que también tengan algún cambio, y decir que, aparte de la aventura en sí, es posible que incluya algún Solangelo en esta parodia, donde mi nuevo Han Solo parece más interesado en Luke que en Leia. ¡No digo más!

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R2-D2 Y C-3PO, dos androides propiedad de los rebeldes, corrían por los pasillos de la nave, que estaba siendo invadida por un pequeño ejército de guerreros clon. Buscaban a la princesa, una de las mayores generales de las tribus rebeldes de la galaxia. La encontraron justo a tiempo, para que ella grabara un mensaje en la memoria de archivos holográficos de R2-D2. Entonces, cuando los soldados encontraron a la princesa, ambos robots lograron escapar en una cápsula espacial, en la que los sensores del lado oscuro no consiguieron captar vida.

Así, la nave voló hasta las tierras de Tatooine, y yendo cada uno en una dirección, pero tras una breve discursión entre ellos, los robots se separaron en el desierto, donde empieza su gran aventura.

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Era un día caluroso en el planeta Tatooine. Aunque puede que no fuera nada especial, ya que en ese desértico planeta, casi todos los días eran así. Allí, en los Eriales de Jundland, el joven Skywalker discutía una vez más con su tío (que en realidad no lo era, sino más bien un padrino, buen amigo de su padre, que había accedido a criarlo tras la muerte suya y de su madre). Su madrina lo entendía mejor, y tenía pensamientos parecidos a los suyos en lo referente a que hacer con su vida. Pero no su marido, que volvió a dejarlo con la misma respuesta que cada año: "La próxima estación irás a donde quieres". Siempre era la próxima.

Nico suspiró. Vestía, como siempre, su túnica corta negra, sujeta con un cinturón grisáceo, y unos pantalones oscuros. Tenía el pelo negro revuelto, y sus ojos color café miraban fijamente a su padrino mientras se dirigía a la cocina, donde los esperaba su mujer.

Comieron tranquilamente como hacían cada día. Aunque esa mañana era diferente. Enseguida se escucharon ruidos de motor cerca de la casa donde vivían. Habían llegado los vendedores de robots. 

Nico Skywalker y su padrino se acercaron a los extraños seres que comerciaban con las máquinas, mientras las exponían para que eligieran con cuales se quedaban. Entre ellos se encontraban nuestros dos amigos: R2-D2 y C-3PO.

- ¡Ven a ver esto! - Le gritó Nico a su padrino cuando vio al androide dorado- Me parece que su placa base todavía está intacta.

- ¡Por supuesto que sí, señor! - Replicó rápidamente C-3PO. - Y no solo eso. Soy un Androide diseñado para ayudar en casi cualquier tarea, con un dominio total de 6 millones de formas de comunicación, y fabricado para poder interactuar con cien mil formas de vida - Explicó, claramente orgulloso.

Nico no parecía haberle hecho mucho caso. Igualmente, volvió a llamar a su padrino, y decidieron quedárselo, junto con una unidad R5-D4. No obstante, esta no estaba en muy buen estado, y terminó por estallar. Acabaron llevándose al compañero metálico de C-3, R2-D2. 

De vuelta en la casa de los padrinos de Nico, Skywalker bajó al taller con los dos androides, dispuesto a arreglarlos a la perfección. Tras introducir a C-3PO en un buen baño reparador, y centrarse en R2-D2, Nico reajustó varios cables y trató de abrir una de sus placas, que estaba llena de carbón. Fue entonces cuando, sin querer, activó un botón semioculto en el robot, por lo que el mensaje de la princesa se reprodujo a medias. Nico saltó hacia atrás cuando apareció el holograma de la chica.