FATBOY

Quince

"Se le pide a todos los pasajeros que por favor abrochen sus cinturones, estamos apunto de aterrizar en la bella y cálida ciudad de Los Ángeles, California, sean bienvenidos"

Soltó un suspiro mientras miraba con nostalgia la ciudad debajo de él, sus manos sentían una ligera picazón que no podía controlar, los nervios lo tenían verdaderamente mal. Habían pasado ya cuatro años desde que tuvo que marcharse dejando su antigua vida atrás, la universidad fue más difícil de lo que creía y tuvo que perder comunicación con muchas personas, no funcionó, pensó ante el recuerdo de las palabras dichas por el chico de rizos. El cambio de horario y las ocupaciones de los dos terminaron por alejarlos más de lo que ambos hubiesen querido, después de dos años en Londres perdieron total comunicación, pero no se iba a mentir así mismo y fingir que no lo extrañaba.

Una cálida mano se posó en su muslo y lo apretó con delicadeza, Louis subió su mirada para toparse con una sonrisa en la cara del chico con los ojos color miel, le devolvió la sonrisa pero esta no pudo alcanzar el brillo en sus ojos, ya no podía desde hace tiempo atrás.

Su nombre es Liam Payne, uno de sus compañeros en la facultad de literatura, ama la poesía y el arte, un chico refinado y elegante, su acento inglés era demasiado marcado y sus brazos llenos de tatuajes lo hacían aún más interesante, con el paso de los años Louis también comenzó a colocar tinta en su piel contando una bella historia a través de cada tatuaje, la mayoría historias con Harry pero solo él lo sabía.

— ¿Estas bien? Te noto algo tenso, quizá nervioso —Murmuró Liam con preocupación, Louis soltó un suspiro.

— Me hubiese gustado venir por otro motivo y no porque mi madre está enferma —Miró por la ventanilla de nuevo, Liam suspiró acariciando su rodilla.

— Por lo menos ya estás aquí y le darás todo tu apoyo, ambos lo haremos —Sonrió tratando de animarlo, Louis se recargó en el asiento cerrando sus ojos.

— Gracias por acompañarme, Liam —Murmuró bajito, Liam solo sonrió pero no dijo nada más.

El avión se detuvo por fin y todos los pasajeros comenzaron a tomar sus cosas mientras se ponían de pie, como siempre el castaño prefirió ser el último en salir seguido por Liam, para su suerte subir a un avión ya no era incómodo, la gente seguía observándolo todo el tiempo pero ahora no entendía con exactitud el porqué, muchos le decían que era debido a su gran belleza, pero seguía sin creérselo.

Caminó hasta el área de las maletas pasando por grandes ventanales que lo dejaban ver a la perfección su silueta, una silueta delgada y curvilínea que mostraba con orgullo, el haber logrado adelgazar lo hacía ver aún más pequeño de estatura y era un poco molesto ahora recibir burlas por su tamaño, la gente nunca se cansará de opinar sobre cuerpos ajenos.

Tomó su maleta agradeciendo a los trabajadores de la zona mientras caminaba junto a Liam a la salida, podía escuchar los latidos de su corazón acelerado con cada paso que daba acercándose a la puerta, sabía perfectamente que no se encontraría con lo que deseaba porque en realidad ni siquiera se había comunicado con él para informarle su regreso, pero de vez en cuando su mente volvía a soñar despierta, esa gran imaginación lo había ya llevado a escribir grandes historias.

— Pocas veces he venido a America —Sonrió mirando a su alrededor con curiosidad, Louis no respondió.

Por fin atravesaron la puerta y los ojos de Louis rebuscaron a su madre con ansias entre el tumulto de gente que esperaba por más pasajeros, al verla sus ojos se aguaron y su corazón se encogió con pena, estaba mucho más delgada y se veía más cansada que antes, odiaba de verdad mirarla de ese modo, hace apenas dos días su madre había decidido llamarlo para comunicarle sobre su cancer, por suerte se lo habían detectado a tiempo y ya estaba tratándose, no quería afectar los deberes de su hijo pero sabía que Louis necesitaba saberlo, sin dudarlo ni un momento el castaño hizo sus maletas y tomó el primer vuelo que encontró.