003 | mentir

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Las horas pasaban y pasaban, nadie llegaba y solo podía esperar junto con una comida ya fría, sin apetito alguno como para comenzar a comer.
Se resigno y comenzó a guardar algunas cosas, no iba a perder más su tiempo esperando a ese idiota, ¿qué había pasado exactamente para que Chuuya estuviera así de enojado?.

Todo comenzó cuando Dazai le propuso una noche romántica entre ambos un día de esos, claro que lo dijo en una simple broma, pero Chuuya lo tomo en serio y esos días comenzó a preparar una linda noche para ambos, es decir, hace mucho no tenían tiempo de una noche entre ambos, la última vez que paso algo así fue ya hace demasiado tiempo, y Chuuya apreciaba mucho esa noche a pesar de que nada haya sido planeado y algunas cosas no salieran como a ambos les hubiera gustado, pero fue una de las mejores noches que pudo tener con su amado.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escucho la puerta de la casa abrirse, eran al menos las 11:30 de la noche y un enojado Chuuya se aproximo lo más rápido posible para encarar al castaño que se quitaba los zapatos para poder adentrarse a la casa.

—¿Chibi? ¿qué haces despierto tan tarde?.-

—No, ¿tu qué haces en casa tan tarde? Deberías haber llegado hace más de 5 horas, se supone que salías temprano del trabajo por hoy.- su enfado era totalmente razonable.-

—Pues... hoy era el cumpleaños de Atsushi y fuimos a festejarlo, perdón por no avisar.-

Genial, ahora Chuuya se sentía mal por haber reclamado, solo era el cumpleaños de Atsushi y él de idiota se estaba enojando, ya no tenía derecho a estar enfadado.

—Oh... lo siento.-

—¿Y tu que haces vestido así?.- por un momento olvido que llevaba un traje de vestir.-

—¡Nada!.- ahora debía mentir para no ser descubierto.-

—Anda, dime, ¿acaso me vas a mentir y ocultar cosas?.- se acercó y le abrazo cariñosamente.-

—¿Viste mis mensajes?.-

—¿Mensajes?.- oh, otra razón por la que no había llegado.-

—Te prepare algo y te envié mensajes, pero creo que estabas ocupado con el fiesta de Atsushi, así que no pasa nada.-

—Perdón por no haber llegado, todos los de la empresa estuvimos ocupados planeando el cumpleaños de Atsushi y no me dio tiempo de fijarme en el teléfono.-

—Comprendo, no pasa nada.- y así fue como un corto beso los unió a ambos.-

Quizá, y solo quizá, Dazai estaba mintiendo, y es que si, había sido el cumpleaños de Atsushi y estuvieron ocupados planeando algo, pero si vio los mensajes del pelirrojo, más decidió ignorarlos pensando que no se trataba de nada importante.

Sin embargo, la fiesta de Atsushi terminó a eso de las nueve de la noche, por lo que fácilmente podía irse a su casa tranquilamente y solo haber llegado con una hora de retraso, le habría explicado a Chuuya y seguramente él le entendía para al final comer la rica cena que hizo el pelirrojo, pero no, Dazai estaba omitiendo un pequeño detalle sobre la fiesta de Atsushi, o al menos sobre el regalo que le había dado a este.

—Dazai-san, ¿a donde vamos?.- pregunto curioso el albino.-

—Ya eres un chico grande, diecinueve años, voy a llevarte a un lugar de chicos grandes.-

—¿Ah?.- el menor no comprendía bien las palabras de su mentor, pero estaba dispuesto a aceptar su regalo aún teniendo un presentimiento de que algo no iba a ir bien en ese regalo.-

—Ten, cúbrete los ojos.- Dazai le extendió una venda al menor. Este, aun que algo dudoso, accedió a su petición y se cubrio los ojos con aquella venda.-

El castaño le tomó de los hombros y lo comenzó a guiar a un lugar no muy lejano de donde estaban hace unos momentos.
Atsushi no tenía ni idea de a donde lo estaba llevando, solo esperaba que fuera un regalo normal y no algo malo como el se esperaba desde que decidió aceptar el regalo de su mentor.

Pronto, la música empezó a inundar sus oídos, era música un tanto... extraña, al menos así podría describirlo.
A pesar de tener la venda cubriendo sus ojos, podía divisar algunas luces en tonos rojizos a través de las vendas.
Lo último que sintió antes de que le retiraran las vendas fue como entraron a una habitación y el como Dazai lo sentaba en un sillón. Al retirar la venda no podía creer lo que estaba viendo.

Mujeres.

Mujeres en poca ropa o con ropa demasiado corta que no dejaba nada a la imaginación.

—Dazai-san, ¿qué es esto?.-

—Tu regalo de cumpleaños Atsushi, disfrútalo.-

Dazai parecía ser el que más se divertía en esa habitación, silvandole a las mujeres frente a ellos para que se quitaran más ropa y dejaran más más descubierto, e incluso llegando a tocarlas o ponerlas sobre él.

Por otra parte, Atsushi estaba totalmente incomodo en ese lugar, no podía mirar a aquellas mujeres, se sentía un asco completo al estar en un lugar como ese, quería llorar, y es que se sentía un maldito infiel al estar entre tantas mujeres sabiendo que tiene pareja, no debió aceptar el regalo de Dazai.

—Dazai-san.-

—¿Qué pasa, Atsushi?.-

—No me siento cómodo.-

—¿Ah? ¿Hay alguna chica que no esté haciendo bien su trabajo? Podemos retirarla si quieres.- El menor negó con la cabeza.-

—Es solo que, tengo pareja y no me siento cómodo viendo a mujeres semi desnudas, además, ¿Chuuya-san esta de acuerdo con esto?.- oh no.-

—Chuuya no se debe enterar de esto, Atsushi.-

—... ¿Podemos irnos ya? Creo que ya estuvimos demasiado tiempo aquí.- el castaño asintió y ambos se retiraron del lugar.-

Esa misma noche al llegar a su departamento, Atsushi se derrumbo al ver como su pareja salía de la cocina con una taza, probablemente té.

—Jinko ¿como te fue en tu fiesta?.- Atsushi no pudo más, se derrumpo en el piso al sentirse un asco de persona, ahora las lágrimas bajaban por sus mejillas.- ¡¿Atsushi!?.-

No tardo demasiado en acercarse y abrazarlo, ¿le había pasado algo realmente malo? ¿Qué le habrian hecho?.

—Akutagawa, perdóname, soy lo peor, soy un asco, soy un maldito infiel.- los ojos de Akutagawa de abrieron de sorpresa.-

—¿A qué te refieres con eso? Tranquilízate, trata de respira y explícame que paso.- el azabache acariciaba los cabellos del menor.-

—Yo... después de la fiesta... Dazai-san dijo que tenia un regalo para mi, acepte y fui con él... su regalo fue llevarme a un club nocturno, había tantas mujeres y... y yo, no sabía como decirle a Dazai que no quería estar ahí, quería irme pero no pude hablar por mucho tiempo. Me siento un asco por no haberme ido desde el inicio, un asco por no haberme negado, un infiel.-

—Atsushi, tranquilo, nada fue tu culpa, te sentiste obligado a estar ahí, si lo que te preocupa es que me enoje contigo, no lo estoy, al contrario, estoy aliviado de que me dijeras y no lo guardarás, pero debemos hablar con Dazai y Chuuya sobre el regalo, si Dazai lo dio es por que Chuuya lo aprobó.- el menor negó con la cabeza.-

—Chuuya no lo sabe.-

Violentometro. | Soukoku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora