017 | patear

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Su respiración estaba muy agitada y su corazón latía a mil, muy a parte de eso estaba sudando frío.

Tenía miedo.

Miedo de Dazai, porque había cometido un error y estaban rumbo a su departamento, pero él sabía que le iba a llegar un castigo por no haberse comportado en aquella salida que habían tenido... solo esperaba que las cachetadas no fueran tan dolorosas, una de sus mejillas seguida morada por las repetidas veces y la fuerza en que lo cachetearon.

Todo había sucedido cuando Rimbaud y Verlaine habían programado una fiesta debido a su aniversario de bodas, y claramente Chuuya le rogó a Dazai por ir, incluso si le dijo que no de forma repetida, pero logro convencerlo.

"No hagas alguna tontería por la cual me arrepienta dejarte ir"

Fueron las palabras del castaño, pero él las tomó bien, incluso lo había abrazado por darle permiso (porqué sí, ahora debía pedir permiso) y su pareja parecía más complacida con esa muestra de afecto.

En el aniversario de bodas todos estaban ahí, o al menos los más cercanos, y todo iba relativamente bien, el vendado pareció ver que su pareja se comportaba bien así que se alejo un poco, pensando en darle su propio espacio pues no veía necesario seguir ahí para controlar las palabras del pelirrojo.

Todo estaba bien, ¡Y Dazai le dio su propio espacio! Pero la había cagado.

— Chuchu, ¿Qué te pasó en la mejilla?.- pregunto Rimbaud de forma preocupada.-

Cierto, su mejilla morada ahora cubierta por una gasa inútil que no cubría gran parte, solo un poco de la peor parte que incluso llegó a tomar un tono entre verdoso y morado, pero uno realmente desagradable, y la única razón por la que no fueron a un doctor es porque seguramente se daría cuenta aunque inventaran una mentira.

— Dazai me pego.- oh no....-

Se le había salido, jura que no quería decir eso, pero salio de su boca automáticamente, él no quería, pero de todas formas lo había dicho, seguramente porque fue una especie de mecanismo de defensa que su cuerpo tomó por si mismo... o tal vez porque lo pensó y lo acabo diciendo.

— ¡¿Qué!?.- el rostro de Rimbaud se veía perturbado, mientras que el de Verlaine se veía enojado.-

— ¡¿Qué hiciste que!?.- Kouyou era la más exaltada, a nada de golpear al castaño.-

No alcanzó a detenerlos pues comenzaron a caminar los tres hasta llegar con Dazai, quien estaba hablando animadamente con Fukuzawa, este último había sido invitado por parte de Mori.

— Rando-san, bella Kouyou, Verlain—.- una cachetada por parte de Kouyou hizo que interrumpieran su palabrería.- ¿Qué carajo?.-

— No, no, ¿qué carajo contigo? ¿Pegarle a Chuuya?.- rimbaud se cruzo de brazos.-

— ¿Qué? Nunca le he puesto un solo dedo encima a Chuuya.- mentira.-

— ¿Entonces como explicas el moretón en la mejilla de él?.- por mera desgracia, Chuuya estaba atras de ellos, y el castaño le dio la mirada de su vida.-

Tenía que hablar.

— Siempre tan sobreprotectores, se preocupan demasiado y ni siquiera me dejan explicar las cosas.- negó con la cabeza mientras se acercaba a su pareja.- cuando dije que me pego, me refería a que fue un accidente, él idiota me pego con algo que estaba cargando, no vio que estaba detrás de él y acabe así.- apunto su mejilla.-

— Entonces... ¿no te hizo nada?.-

— No, pero no me dejaron hablar.-

Y todo acabo como un asunto divertido, con Rimbaud disculpándose frenéticamente, Kouyou dando una disculpa entre dientes y Verlaine... Verlaine solo desvió la mirada, pero aún parecía enojado respecto al tema.

Y así fue como pasó todo, pero sabía que le iba a ir mal por hablar de más.

Al llegar a casa lo primero que se espero es ser cacheteado en el mismo lugar, pero su pareja le tenía otra sorpresa.

— Oye chibi... sabes que hiciste mal, ¿no?.- el pelirrojo asintió.- pues esta vez seré... considerado ya que lo arreglaste, pero eso no significa que dolerá menos, solo será más corto.-

¿Menos cachetadas? Algo era algo, y ya se estaba colocando frente a su pareja para recibirlas, pero en cambio fue empujado y acabo sobre el piso.

— Eres un imbécil.- con eso comenzó la tortura.-

Tosió varias veces cuando pateo directamente en su estómago, sacandole el aire y al no estar preparado lo tomó por sorpresa, haciendo que doliera más.

Repetidas patadas por todo su cuerpo, y todo comenzaba a doler demasiado, quería rogar que se detuviera, pero nada salía de su boca a parte de quejidos poco audibles, todo porque quería resistirse a sollozar o suplicar.

Él podía detenerlo fácilmente, tenía mucha más fuerza que Dazai, podía defenderse y escapar, pero... si escapaba es muy probable que hiciera de las suyas y acabara lastimando a su familia, conocía lo suficiente al castaño como para saber que no lo dejaría ir, no al menos hasta hacerle algo a los que quiere.

Dazai iba a matar a su familia sin importar que si es que decidía escapar.

Y cuando menos lo espero, comenzó a sollozar, porque tenía tanto miedo de su propia pareja, tenía tanto miedo de lo que le fuera a hacer a su familia y esa era la única razón por la que se encontraba sollozando en el piso mientras lo seguían pateando.

Tenía miedo.

— Cambiaste, Chuuya. Antes me hubieras golpeado por ponerte un dedo encima, pero ahora pareces un pobre cachorro asustado que no hace nada por defenderse... y eso me gusta, porque no eres más que mi perro... mi puta.- la patada más dolorosa llego.-

Se retorcio sobre el piso, sintiéndose como una maldita babosa llena de sal. Poco después estaba sufriendo un ataque de pánico, pero no tuvo ayuda, Dazai se había ido al cuarto

Violentometro. | Soukoku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora