012 | manosear

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Desde que Chuuya tiene memoria, Dazai siempre ha pedido su consentimiento para muchas cosas, desde que iniciaron su relación dejó muy en claro que el consentimiento del pelirrojo era primordial, sin embargo

Las cosas cambian.

Ahora mismo, después de tantas peleas, parecía que ninguno quería reconciliarse, ni siquiera hacían el menor intento por hablar las cosas, solo seguían su rutina normal de vida, claro que, sin hablarse, solo dirigiéndose la palabra cuando creían que era necesario, ¿y cuando era eso necesario? Cuando se trataba de cosas de la casa.

Nunca habían peleado tan fuerte como lo estaban ahora, y es por eso mismo que no sabían como podían lidiar con eso, nunca habían peleado de esa forma y por lo tanto no sabían como resolverlo, pero de menos deberían intentar buscar una solución ¿no?

Pues no.

Chuuya trato de buscar una solución, sin embargo, acabo por rendirse al ver que dazai nunca iba a poner de su parte, y él no iba a desperdiciar su tiempo si es que su pareja no quería esforzarse en lo absoluto.

El pelirrojo se encontraba en su cama utilizando su teléfono luego de un largo día de trabajo, estaba agotado y no tenía ganas de nada, muy apenas había hecho la cena, y solo para él mismo pues no veía la necesidad de hacerle de comer al suicida; esa era una razón por las que él castaño llegaba más tarde, solo iba a comer a cualquier lugar de comida rápida al no saber cocinar y que el pelirrojo no hiciera la cena para ambos como antes solía hacerlo.

No sé sorprendió en lo absoluto cuando escucho la puerta de la casa abrirse, ya sabía el nuevo horario del castaño, es por eso que ya sabía las horas a las que solía llegar este.
A decir verdad, lo que le sorprendió es que luego de que la puerta se cerrará, no escuchara pasos en lo absoluto ¿acaso había sido su imaginación y él suicida todavía no llegaba? Tantas peleas debían haberlo vuelto un loco.

Pasos se hicieron presentes hacia la habitación, cosa aun más rara pues Dazai últimamente había estado durmiendo en el sillón -o de plano a veces intercambiaban lugares y Chuuya se quedaba en el sillón- y pocas veces iba a la habitación, más que nada para recoger algo de ropa. La cosa venía cuando recordaba que por la mañana había salido a recoger dos mudas de ropa.

Le dio la espalda a la puerta de la habitación y apaga su telefono para luego hacerse el dormido, estaba demasiado cansado como para querer aguantar un ambiente incomodo con su pareja.

Los pasos cesaron.

La puerta fue abierta.

Sus ojos temblaron por un momento al escuchar pasos de nueva cuenta dirigirse hacia la cama donde estaba "dormido". El colchón se hundió dando un indicio de que alguien más se había acostado junto a él. Al principio no sintió nada más allá de otra persona acostándose a su lado, incluso casi se queda dormido al no sentir ningún otro movimiento durante demasiado tiempo.

Su cuerpo se tenso al sentir como unos brazos rodeaban su cintura ¿acaso ese seria el inicio de una reconciliación? Esperaba que fuera de esa forma, ya no aguantaba estar peleado con la persona con la que había estado junto durante años.

Simplemente así, con unos brazos rodeando su cintura y con una respiración cerca de su cuello, eso fue suficiente para que su cuerpo se relajará y comenzará a quedarse dormido ante la agradable sensación que hacía ya mucho no podía sentir debido a unas peleas que solo los habían estado separado de una forma inimaginable.

—¿Dazai?.- Susurró el de menor estatura al sentir como unos leves besos sobre su cuello eran plantados.-

—Chuuya.- murmuró antes de dejar una pequeña marca sobre el cuello del pelirrojo.-

Todo hubiera quedado hasta ahí, abrazado por la cintura y con besos en el cuello, sin embargo la situación escalo de nivel cuando unas manos se metieron debajo de su camiseta.

—¿Qué demonios haces?.- susurro.-

—Te doy amor.-

La situación escalaba aun más cuando ciertas manos juguetonas se pusieron a jugar con sus pezones, provocando que algunos jadeos se escaparan de su boca. Por alguna razón se empezó a sentir incómodo cuando una mano se metió debajo de su pantalón, masajeando su miembro semi-erecto, que al poco tiempo pasó a estar completamente flácido al sentirse totalmente incómodo por la situación.

—Para.- ordenó el pelirrojo.-

—¿Uhm?.-

Pareciera que el castaño ni siquiera le escuchaba pues solo seguía en lo suyo como si nada.

—Dazai, en serio para.-

No paro, solo aumento las caricias.

—Dazai, esto es en serio, detente de una puta vez antes de que te tire de la cama.-

¿Por qué carajo no le hacia caso? Solo le manoseaba mucho más en vez de parar. Hace años hubiera parado de inmediato al escuchar a su lindo pelirrojo negarse.

—¡Dazai!.- no aguanto más y le dio un manotazo, luego de eso dándose vuelta para evitar que lo tocara más.-

—Que aburrido...-
























Perdón por el capitulo tan corto, la escuela me quita demasiado tiempo y  los fin de semana me siento demasiado cansado como para escribir algo elaborado.

Violentometro. | Soukoku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora