018 | encerrar, aislar

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Nunca creyó que su vida iba a comenzar a desmoronarse, pero justo ahora lo está viviendo, y esta viendo como toda su vida se arruina lentamente por su pareja.

— Chuuya~.- su cuerpo tembló sobre el suelo al escuchar esa voz cantarina.-

De nuevo lo había pateado a más no poder, lo pateo hasta que llego al punto de toser sangre. Estaba cansado, solo quería levantarse del piso e ir a la cama a descansar.

— Chuchu, es de mala educación no responder cuando te llaman.- su mano acabo posada sobre la mejilla del pelirrojo, esto provocó que el cuerpo del más bajo se envolviera en un notorio escalofrio.-

— Perdón.- Susurró. Su voz estaba jodida luego de gritar por las patadas.-

— Una disculpa es suficiente, chibi.- le miro a los ojos, y por alguna razón tenía miedo de lo que estaba por venir.-

Su cuerpo adolorido no fue impedimento para tratar de levantarse de a poco, incluso si su cuerpo pedía a gritos quedarse descansando un poco más.

— He pensado que tu trabajo es... irrelevante.- los ojos del pelirrojo se abrieron de la sorpresa.-

— Pero con mi trabajo aporto mucho a los gastos de la casa... además me gusta.- lo último lo susurro por miedo a lo que pudiera decir el castaño.-

— ¿En serio?... pues yo como escritor ganó más que eso, así que he decidido que tu trabajo ya no es relevante en esta casa.-

Su respiración se agitó y de la nada todas las fuerzas recobraron en su cuerpo para poder tomar al vendado por los hombros.

— Mi trabajo es algo muy relevante en esta casa.- Recibió una cachetada.-

— Cállate, las putas como tu no tienen derecho a hablar.- su rostro había cambiado por completo ahora daba mucho más miedo.- quién toma las decisiones soy yo, y he decidido que mañana vas a presentar tu carta de renuncia.-

— No, Dazai.- sus ojos reflejaban el miedo que le tenía a ese hombre, y Dazai estaba más que contento con esa mirada.-

— ¿No escuchaste? Las putas no hablan ni opinan.- acaricio levemente el rostro del pelirrojo antes de apretar sus mejillas con fuerza.-

— Haré todo lo que desees, pero con mi trabajo no te metas por favor.- nuevamente recibió una cachetada, pero ahora también le habían dado una patada que provocó que acabara sobre el piso.-

— Cállate, no quiero que digas más, mañana mismo pones la maldita renuncia... ¿o será acaso que Nakahara Chuuya quiere que vaya con Varlaine, Kouyou Y Rimbaud?.- el oji-azul negó.- entonces cierra la boca y comienza a escribir la renuncia que darás para mañana.-

Y así fue como comenzó a redactar los motivos de su renuncia, sintiéndose como el ser más miserable por no poder tener el valor de enfrentarse a alguien que no era ni la mitad de fuerte que él, una persona que fácilmente podía tirar. Chuuya era fuerte físicamente, pero Dazai lo era más, al menos mentalmente, además de también ser un manipulador  de primera fila.

Sus ojos estaban rojos e hinchados por tanto llorar, tenía ojeras y todo de él se veía simplemente horrible, incluso sus mismos compañeros de trabajo se le quedaron viendo raro cuando entró en ese deplorable estado.

— Vengo a presentar mi carta de renuncia.- su jefe le miro sorprendido.-

— ¿Hay algún problema o algo que te haya decidido venir a presentar tu renuncia? Puedo ayudar en lo que desees.- el más bajo negó.-

— Ocupo darme un tiempo, ¿Sabes? Últimamente las cosas no van bien y ocupo darme mi propio espacio, es por eso que presento mi carta de renuncia, pero juro que tratare de volver una vez este mucho mejor para aplicar todo sobre el trabajo.-

— Chuuya-kun, sin duda eres un gran empleado, es por eso que espero tu llegada pronto, sabes que siempre habrá un lugar en estos laboratorios, así que no te preocupes y date tu tiempo, tu puesto esta reservado por ti mismo hasta cuando desees volver con nosotros.-

— Gracias por su compresión.-

Se deslizó por la puerta, quedando en posición fetal y abrazándose a sí mismo, pensando que todo era un horrible sueño, una pesadilla que tardaba mucho en irse.

No era una pesadilla...
Era real. Era tan real que tenía miedo de su novio.

— Ohh~ chuuya~.- salto sobre él al darse cuenta que ya había llegado.- me alegro que hayas renunciado.-

— Ya lo hice, ahora por favor deja de amenazar a mis seres queridos.- el hombre suspiro pesadamente y asintió.-

— Bien, eres un buen chico, Chuchu, así que tranquilo, desde ahora tu única tarea será la de los deberes domésticos, nada difícil para un enano como tu.-

Se tiro sobre la cama a llorar una vez estuvo en el cuarto.

Lo estaba dejando todo, se alejo de todo y se está arrepintiendo, pero el miedo no lo dejaba pensar con claridad y acababa por hacerlas no muy bien

Lo estaba perdiendo todo por culpa de él, pero por más que lo tuviera en cuenta no podía solo irse, eso sería la perdición total para él y su familia, así que le mejor era permanecer callado para no tener que soportar un castigo de su pareja, pareja la cual no le tenía el mínimo respeto y ya lo había demostrado muchas veces.

— Chuuya~ ahora que dejaste el trabajo no vas a salir de casa a menos que yo lo diga.-

— Pero Dazai~.-

— Pero nada, ahora eres mi esclavo y no tienes permitido a opinar, así que guarda silencio, porque como te vea diciendo algo que no... ya sabes como va a ir, así que mejor callado. No te quiero afuera de casa a menos que sea para ir de compras, pero yo estaré al tanto de cada salida que tengas, y si se te ocurre escapar... te ira mucho peor que unas simples cachetadas y patadas en el rostro.-

¿Qué sería peor que patadas y cachetadas?  A ese punto sentía que ya lo había vivido todo luego de que los golpes se hicieran mucho más frecuentes.

— No saldré de casa a menos que tu lo permitas.- el castaño pareció extasiado por la respuesta del más bajo.-

Violentometro. | Soukoku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora