016 | cachetear

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Sus piernas estaban demasiado apretadas entre si, solo teniendo un mínimo espacio, aun que en realidad estaba sentado en una espaciosa y cómoda silla, pero él se sentía demasiado apretado en su espacio, tal vez se debía a la mano de Dazai posada sobre su muslo y apretandolo cada vez que el intentaba decir algo fuera de los radares del castaño.

— ¿Seguros que todo esta bien?.- Chuuya envidiaba las caricias de Verlaine hacia Rimbaud.-

Mientras que Rimbaud estaba ciertamente preocupado por los dos menores, Verlaine le transmitía paz a través de leves caricias en su cintura, ¡Que envidia! Él se sentía tan sofocado por los apretones que daba Dazai en su muslo, y no podía quejarse a menos que deseara que le hiciera algo malo a sus dos seres queridos.

— Todo bien, supongo que solo estábamos en la etapa donde tenemos ciertos desacuerdos entre ambos, pero así pasa con todas las parejas que tiene demasiado años juntas, ¿no? Estoy seguro de que a ustedes también les paso.-

Las mejillas de Rimbaud se tiñeron de un leve rosa. Sí, ellos tuvieron una etapa un tanto parecida a la de desacuerdos, pero fue una etapa tierna porque Verlaine no sabía expresar sus descontentos y acababa por decir tonterías para poder comunicarse con su pareja, tonterías que poco a poco el azabache logró comprender.

Por otro lado, estaban ellos; una pareja de ya demasiados años, donde Chuuya expresaba sus descontentos de forma directa, pero a Dazai no parecía importarle en lo más mínimo, llegando al punto de hacer menos sus opiniones e incluso llegando a lastimarlo, aun que nunca han sido golpes reales.

—  Así que solo es esa etapa.- el rubio suspiro pesadamente.- pensamos que algo peor estaba pasando.-

— No se preocupen, ya estamos arreglando todo.-

¿Arreglando?... ¿a base de prohibirle salidas, destruir sus objetos de valor, humillandolo, diciéndole cosas hirientes y mucho más? Debía ser una broma, no quería creer que eso de verdad era un: "arreglar las cosas"

¡No!

Simplemente no era una forma, pero Chuuya se estaba cegando tanto, pensando que si hablaba con Dazai las cosas iban a tomar un rumbo distinto, pero ahí estaba el error. Chuuya era claro y directo con lo que quería y lo que le desagradaba, por otra parte, Dazai era alguien errado que no sabía como pedir perdón y que algunas cosas no le parecían de su gusto, es por eso que de una u otra forma acababa usando su increíble inteligencia para manipular a todos a su agrado.

Chuuya no fue la excepción.

— Si ocupan ayuda entonces saben que pueden llamarnos.- esta vez hablo rimbaud, pero sin tragarse todo acerca de las palabras del castaño.-

Verlaine era un hermano que se preocupaba demasiado, pero Rimbaud era alguien quien colocaba mucho más ojo cuando se trataba de Chuuya, incluso más que el mismísimo Verlaine.

— Por supuesto, pero por ahora debemos irnos, ya se está haciendo tarde y debemos llegar a casa.- menciono el pelirrojo.

Claro, era la única línea que pudo ensayar debido a que Dazai le pidió estrictamente no decir nada, no más allá de respuestas simples y de la despedida.

Chuuya no sabía porque demonios acabo aceptando eso.

— ¡Dame un momento, Chuchu! Necesito ir al baño.- salio disparado directo al baño.-

— Chuu... Pasa algo con dazai, ¿no es verdad?.- se quedó callado, no tenía permitido hablar.-

— No, todo está bien, las cosas siguen un poco incómodas todavía, pero ya estamos resolviendo todo.-

— No, Chuuya.- el rubio le miro de mala gana.- hay algo más allá, algo que no quieres contarnos.-

¿Debía si quiera hacerlo? No quería involucrarlos a ellos, tenía miedo de lo que Dazai pudiera hacerles a ellos si de casualidad les contará todo lo que pasa detrás de las máscaras.

— Dazai...- iba a hablar, estaba decidido a no seguir con esa maldita farsa, a no mentir y a salir de ello.- Dazai esta muy raro últimamente, también un poco agresivo... no logro comprender a este Dazai del todo, es como si hubiera vuelto a tener quince.-

Todos sabían la actitud de Dazai a los quince, un controlador y manipulador, boca suelta y demás, pero todo esto se debía a sus padres.

— Él me da.- fue interrumpido.-

— ¡Chuuya! Es hora de irnos.- no pudo habla, de nuevo otra oportunidad al caño.-

Al final todos se despidieron, acabando con un Verlaine y un Rimbaud en la puerta de la casa, viendo como los otros dos se iban en coche.

— ¿Crees que vaya a estar bien?.- su tono parecía tan triste como el de un perro pateado.-

— Mi chuuya es fuerte, no por nada es mi hermano, así que no te preocupes.- beso su frente, proporcionándole un cosquilleo agradable.-











『. . . 』





Nadie hablo en el camino, y era normal sabiendo como estaban las cosas entre ambos: una mierda.

Iba a ir directo a su habitación, de no ser porque Osamu lo tomó de la mano y lo jalo hacia él.

— No creas que soy tonto, te dije que no hablaras de más... pero oí lo suficiente para saber que mi perro no es más que un boca suelta.-

Había cometido un error, el error de subestimar los sentidos de Dazai.

— Yo...- su cuerpo comenzó a temblar, ¿por qué? ¿Acaso él tenía miedo? ¿Miedo de Dazai?.-

— Creo que tendré que entrenar a mi perro para que deje de hacer estupideces.-

— Dazai. Lo sien—.- su hablar fue detenido por una calidez, pero no una agradable, era una calidez que se extendía por su mejilla.-

— Por cada palabra que diste, será una cachetada.-

Y así fue como al final le dio veintinueve cachetadas, sintiéndose enfermo por cada vez que aquella mano vendada se estrellaba contra la piel de su mejilla.

Le dolía.

Una última cachetada fue dirigida, pero más fuerte que las anteriores, llegando a dejar morada una parte de la mejilla del pelirrojo.

— Espero que con esto mi perro entienda que no debe hablar más de lo suficiente, no tiene permitido hacerlo hasta que yo diga... maldito perro.-

Esta vez fue una cachetada suave, pero sus mejillas ya ardían por tantos golpes en su cara

Violentometro. | Soukoku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora