011 | destruir artículos personales

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Quien diría que en esa casa dónde antes se encontraba repleto de amor día y noche, ahora se encontraba lleno de incomodidad y peleas constantes.

Sí, Dazai podía ser celoso, pero para Chuuya, ya se estaba sobrepasando demasiado, es decir, ¿llegar al punto de amenazarlo si no bloqueaba a un familiar? Era una estupidez, y era aún más estúpido que le llamara "puta".
Chuuya no era alguien que se quedaba callado, al contrario, habló con Arthur sobre esto por que no se iba a aguantar las ganas de quejarse de la nefasta actitud de su pareja.

—Chuuya, ya llegue.- avisó el castaño luego de cerrar la puerta tras él.-

—Ajá...- respondió sin mucho interés mientras conversaba con Arthur sobre lo que pasaba.-

—¿Ajá? ¿Es lo único que vas a decir luego de no ver a tu pareja durante horas?.- su ceño fruncido era presente, y ni hablar del tono de voz claramente con enojo.-

El pelirrojo chasqueo la lengua, irritado.

—Bienvenido, cariño.- dijo con un claro sarcasmo.-

—Hazme un favor, estoy demasiado cansado, ¿puedes hacer la cena por mi, cariño?.- aquel apodo lo había dicho con el mismo tono sarcástico del pelirrojo.-

—Eres un inútil.- murmuró por lo bajo mientras se levantaba del sillón para ir hacia la cocina.-

Tal vez en otro momento hubiera jugado con que Dazai era un inútil para la cocina y ambos lo habrían tomado realmente bien. Pero ahora, todo era tan diferente, los constantes silencios incómodos eran un horrible ambiente para ambos, y más cuando ambos estaban de mal humor.

Dazai, sin perder tiempo, se acercó hasta la sala para tomar tomar teléfono del pelirrojo, pues tal vez y solo tal vez, había estado husmeando en este últimamente sin que se diera cuenta, incluso cuando cambiaba de contraseña todos los días para que el castaño no pudiera ver nada (medidas de prevención anti-Osamu Dazai).

Los ojos de castaño pasaron de ese hermoso color chocolate a un atemorizante y leve color carmín, y es que, la conversación que se encontró en cuanto desbloqueo el teléfono del pelirrojo fue más que suficiente para hacerlo enfadar más de lo que solía enfadarse esos últimos días.

Camino a paso lento hasta la cocina, encontrándose con un pelirrojo sacando algunas cosas para hacer la cena. ¿Qué castigo podría darle con tal de que aprenda su lección? Se le ocurrió una idea.

La idea más horrible que haya existido.

Fue hasta la habitación y agarro el ya catalogado: "horrible sombrero de Chuuya".
Se lo colocó y de nuevo abrió paso hacia la cocina hasta encontrarse con un hombre de menor estatura que lo miró un tanto extrañado al ver como tenía algo que supuestamente odiaba.

—¿Qué haces con eso en la cabeza? Se supone que lo odias.- Rodó los ojos y se acercó hasta el contrario para poder quitárselo. No contó con que el castaño se movería para evitar que se lo quitaran.-

—Chuuya, debemos hablar. Siéntate por favor.- pidió en un tono muy amable para ser verdad.-

El pelirrojo hizo caso y se sentó en una de las sillas. Por un momento se le había venido la idea de que Dazai por fin iba a disculparse y empezaría una nueva etapa para ambos superando problemas.

Eso o....

Eso o quería terminar la relación.

Esa idea hizo que sintiera escalofríos en la columna de solo pensarlo. Habían pasado ya más de seis años desde que comenzaron su relación, y no iba a negar que si lo terminaba iba a llorar como nunca antes. No obstante, si lo mejor era terminar la relación para que ya no haya más inconvenientes, él lo aceptaría. Claro, le tomaría mucho tiempo superar a Dazai sabiendo que se conocieron cuando tan solo tenían quinceaños y habían pasado prácticamente gran parte de su vida juntos, pero debía ser fuerte y aceptar todo.

—No quiero ofenderte, cariño, pero eres muy tonto.- eso solo hizo que el más bajo hiciera una mueca.-

—¿Qué?.- su nariz se arrugó levemente.-

—Oh bueno... no creas que no me entero de lo que has estado hablando con Arthur.-

Oh mierda, las cosas no iban a tomar un buen rumbo de ahora en adelante, y Chuuya lo sabía más que nadie. Se que callado intentando crear alguna excusa en un tiempo limite.

—Dazai...-

—Shh, ¿no te han enseñado que no debes interrumpir a otras personas mientras hablan?.- El de ojiazul solo asintió con la cabeza.-

—Dazai... hablemos esto por favor.- si eta necesario rogar, lo haría.-

—¿Qué te dije respecto a contarle nuestras cosas a Arthur?.-

—Que no querías verme hablando con él sobre esto de nuevo...- agacho la cabeza esperando el regaño, pero solo sintió algunas caricias sobre su cabello que hizo que levantara la mirada.-

—Buen chico, pero, si recuerdas lo que te dije, ¿entonces por qué no solo sigues las órdenes?.-

¿Era un buen momento para soltar todo? En realidad no lo sabía, pero si soltara todo de una vez tenía confianza en que Dazai le iba a escuchar y encontrarían una solución a sus problemas, no importaba cual fuera la solución. Aclarar las incomodidades el uno con el otro. O en todo caso acabar todo por una buena vez luego de siete años conociéndose.

—Es que... siento que últimamente estas extraño, ya sabes, antes llegabas a ser un poco celoso y podía entenderlo, pero ahora básicamente eres tan celoso que ya no puedo hablar con tu propio familiar por que sacas ideas extrañas de tu cabeza. Te amo, pero... quiero que vuelvas a ser el mismo de antes, quiero que me digas si no te sientes cómodo con algo; si no estas seguro de por qué eres tan celoso o si solo eres inseguro y ocupas que hablemos de algo en especifico para resolver los problemas en dentro de nuestra relación. Si nada funciona, lo mejor sería terminar la relación.-

Un silencio incómodo envidio toda la cocina. Un silencio abrumador del que no estaba seguro si podía salir pronto por que realmente no le gustaba lo que estaba pasando.

—Tranquilo, ya tengo la solución a todo.- el pelirrojo alzo la cabeza, emocionado con tal de escuchar una solución a todo.-

Todo de él se derrumbó cuando vio a Dazai tirando algo de aceite sobre su sombrero y luego prendiendo la estufa para dejar caer su preciado sombrero sobre el fuego.

De repente solo escuchaba gritos. Eran sus propios gritos, suplicandole a Dazai por que quitara su sombrero de ahí.

—¡Dazai! ¡No, eres un tremendo idiota!.- corrió hasta la estufa para poder quitar su sombrero, lamentablemente la mayoría ya había sido afectado.

—Y que quede claro, Chuuya, es la última vez que vuelves a hablar con Arthur o dile adiós a más cosas así de preciadas.- Salió de la cocina sin más que decir.-

Mientras tanto, Chuuya estaba tirado sobre el suelo, abrazando aquel objeto tan preciado para él, que ahora una gran parte se habían convertido en cenizas



Violentometro. | Soukoku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora