Es pesado, el calor de agosto. La mamá de Rosé lo llama "opresivo" cuando llega a casa del trabajo por las noches, con la frente brillando con una ligera capa de sudor. Alice lo llama "la plaga de Luzianna" cuando ella y Rosé manejan temprano en la tarde, con las axilas sudando mientras hacen los tramites de regreso a la escuela. Pero para Rosé, el calor se siente como una manta. Cálido y seguro. Y por suerte para ella, Jennie está de acuerdo.
"¿Puedes pasarme ese molde para pasteles?" dice Jennie, sus ojos oscuros de gatito se deslizan por el mostrador, más allá de la mano de Rosé.
Ambas están en la cocina de Rosé con la puerta mosquitera abierta al exterior. Escuchan los misterios del final del verano que tienen lugar más allá del porche: los grillos insistentes de la noche, los motores y las ruedas de los autos que pasan a esta hora tardía. Los padres de Rosé están en la cama, contentos con su aire acondicionado y su edredón de verano. No saben que Rosé y Jennie han dejado abierta la puerta del porche.
"¿Crees que tu dormitorio tendrá una cocina?" pregunta Rosé.
El brazo de Jennie, batiendo la masa de brownie alrededor del tazón, se detiene por un momento. "Eso espero," dice ella.
"Bueno, pero oye," dice Rosé, tratando de mantener el momento ligero, "incluso si no es así, simplemente dejaremos el campus y volveremos a casa por una noche."
Jennie sonríe, sus ojos todavía en la masa de brownie. "¿Es malo si no quiero volver a casa por una noche? Quiero tener todo el fin de semana para nosotras cuando me visites. Y quiero poder, ya sabes..." su cara se sonroja, "...dormir en la misma cama."
Rosé le pincha la cadera. "¿Estás teniendo pensamientos sucios?"
"¡No!" Jennie se ríe, pateando a Rosé con los brazos aún sobre el tazón.
"Yo creo que sí."
"Te voy a tirar esta masa."
"No, no lo harás," dice Rosé, abrazándola por detrás. Aprieta la cintura de Jennie y deja caer la cabeza sobre su hombro. "Pero de todos modos, volveré para muchas visitas. Me imagino que podemos volver a casa por lo menos una noche."
Jennie suelta la batidora, dejándola caer contra el tazón. Gira en los brazos de Rosé para que estén una frente a la otra.
"De acuerdo," dice ella, y besa a Rosé.
***
Es difícil, esa segunda semana de agosto. Es agridulce. El estómago de Rosé está ansioso cuando se despierta por la mañana. Piensa en lo lejos que han llegado ella y Jennie, y desea que puedan continuar para siempre, creciendo y aprendiendo juntas, sin la inminente separación que traerá la universidad.
Está de pie en medio de la habitación de su infancia, con viejos animales de peluche pegajosos agrupados en la esquina, con fotos de sus amigos adornando las paredes, con la sudadera de Jennie esparcida sobre la cama, con montones de ropa que ya ha reservado para Emory.
Y todo lo que puede ver, de pie en medio de esta habitación, es a Jennie invitándola a bailar.
"¿Qué estamos haciendo?" Rosé se ríe, su ritmo cardíaco se acelera cuando Jennie se aleja de los parlantes de música de Rosé.
"Bailando," dice Jennie, atrayendo a Rosé hacia ella. "Como debimos haber hecho en el baile de graduación."
La canción es suave, rítmica, fascinante. Jennie balancea a Rosé de un lado a otro, su cabeza descansa contra la de Rosé, sus cabellos se mezclan, de castaño a rubio. Rosé gira su cabeza hacia el cuello de Jennie, y la mano izquierda de Jennie sostiene firmemente a Rosé en la base de su espalda mientras su mano derecha agarra el hombro de Rosé como si nunca planeara dejarla ir, y la música flota sobre ellas, una canción que existe solo para ellas.
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Su nombre en el cielo《Chaennie》
Teen FictionRoseanne Park y Jennie Kim han sido mejores amigas desde su primer año de secundaria, y ahora que están en su último año, lo unico que quieren hacer es ir a los partidos de fútbol, a las fiestas de Mardi Gras y al baile de graduación con su grupo mu...