Siempre me preguntaban cómo había conquistado a Samuel y siempre decía que porque soy encantadora, obviamente no cayó solo por eso, digamos que fue una mezcla de peleas, insultos, preocupación, celos, atracción sexual y presión, mucha mucha presión.
Había descubierto que Samuel se aburre rápido de las chicas con las que sale, pero para su mala suerte yo también me aburro rápido de los hombres y cuando el se dió cuenta de ello supo que no podría controlarme de esa manera. Cuando dice que está harto de mi se que miente, porque no bien me ve cómoda con algún otro hombre viene y lo aleja de una forma u otra.
Pero eso es lo que mantiene viva nuestra relación, ¿Es tóxico? Si, pero a mí me gusta que sea así, si no me hubiera ido con cualquier otro, a mí me gusta lo que Samuel representa, el peligro y la violencia.
Estoy aburrida, en realidad casi siempre lo estoy, mi vida requiere ese constante shock de adrenalina y normalmente solo los tengo cuando estoy con mi novio o cuando golpeó a alguien. Lo segundo es más difícil, tengo que mantener mi reputación como la niña buena, la puritana y la que siempre saca buenas notas, es eso o ir a un internado.
La campana sonó y todos felices recogieron sus cosas, a mí me daba igual, mi vida dentro y fuera de la escuela es igual de aburrida, además hoy ni siquiera vería a Samuel, dijo que estaría ocupado haciendo cosas del trabajo. Obvio no le creí no soy estúpida, se que se acuesta con su secretaria ¿Me importa? Bueno, no puedo negar que me hiere el ego, pero mientras no me contagie con sida o gonorrea todo bien.
— Señorita ____, me gustaría que se quedara a discutir algunos asuntos de la clase.
Voltee hacia el profesor y asentí llendo a los asientos de enfrente, cuando todos salieron cerró la puerta y puso el seguro, ya puedo oler a dónde va esto y no me desagrada del todo. Se desabrochó la corbata y se despeinó un poco.
— ¿De que quiere hablar, profesor?.
— Creo que lo sabes muy bien y por favor, no me digas profesor.
Me hice la desentendida y puse mi mejor rostro de inocencia, alcé la mirada y hundí un poco las cejas, solo lo necesario. El profesor parecía encantado con todo esto.
— No lo entiendo, ¿Hice algo mal?.
— Nada grave, lo puedes enmendar.
Se acercó y me tomó delicadamente de la barbilla y yo fingí sorprenderme al sentir su beso. Sus labios se movían sobre los míos y yo correspondí torpemente poniendo una de mis manos sobre la suya.
— No creo que tus labios sean tan torpres con el gángster de tu novio.
La puerta se abrió de golpe y Samuel entró furioso, bueno aquí termina mi diversión, pensé que hoy iba a estar ocupado y ahora mira aquí a ese idiota mentiroso. Puse los ojos en blanco y me acomodé en la silla recargando mi mandíbula en la palma de mi mano, esto va a ser bastante rápido.
— No lo son, si supieras lo bien que me la mama.
El profesor estaba aterrorizado cuando Samuel se le fue encima y comenzó a golpearlo sin parar, súplicas se escuchaban pero eso no le interesaba a mi novio. Por mi parte me levanté, tomé mi mochila, me coloqué los audífonos y me fuí, quizá hoy me haga una buena cena o vaya a visitar a alguien.
Estaba a punto de salir de la escuela cuando alguien, que por supuesto es Samuel, me cargó sobre su hombro como un costal de papas, no me iba a poner a patalear, hace mucho aprendí que eso es inútil.
Me arrojó dentro del coche en el asiento del copiloto y solté un quejido pues me había golpeado la cabeza con la puerta. Debería comenzar a ser más amable.