原理 ᴘʀɪɴᴄɪᴘɪᴏ

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La pequeña niña de cabellos castaños balanceaba sus pies sentada en la madera del suelo, y sus ojos de un extraño color beish pálido observaban el cielo con gran admiración.

Desde que tiene memoria siempre se había preguntado qué había más allá de las estrellas, qué había más allá de ese oscuro infinito repleto de asteroides, planetas y estrellas.

El rechinido del suelo llamó su atención sacando su cabeza del espacio exterior, a su lado, su padre había tomado asiento provocando que ella lo viera con curiosidad.
Él llevaba a su pequeño hermano dormido en sus brazos, pero también llevaba puesto su uniforme ninja junto a sus armas y espada de hoja corta a comparación de otras en la columna de su espalda.

La menor parpadeó un par de veces; ― ¿Ya te tienes que ir? ― preguntó.

Yuuta observó también el cielo, la niña se contagió de curiosidad y copió la acción de su padre segundos después.

Uchiha Yuuta era uno de los mejores cazadores que tenía la Aldea de la Hoja, y por ende era solicitado en misiones de un rango mortalmente alto. Gajes del oficio, ¿No?

Siempre salía durante varios días, pero trataba por todos los medios permanecer lo más posible en casa. Si era sincero, detestaba el tener que dejar por mucho tiempo a sus hijos, pero tampoco podía dejar su trabajo así como así.

Volveré en una semana, dos como mucho. ― dijo él bajando su mirada a su hijo menor, ― ¿Recuerdas lo que le tienes que decir a la señora Xing? ―.

Pedir el mercado y decir por favor. ―.

Él sonrió; ― ¿Y con Touya? ―.

Ser paciente y cuidarlo siempre. ―.

¿Y sobre ti? ―.

Cuidar de mi, mí entrenamiento y de Ototo en tu espera. ―.

Yuuta rió suave, colocó una mano sobre la cabellera castaño oscuro de la menor dedicándole su dulce sonrisa, se podía decir que la tenía bien adiestrada.
Ima siempre había sido una niña tan buena y atenta que no podía evitar preguntarse a quien salió más parecida, si a él o a su madre.

Con cuidado, el mayor tomó a su hijo menor en brazos para colocarlo con delicadeza en el regazo de su hermana mayor.

Recuerda ser fuerte, Ima. No muchos aceptan a quienes son diferentes. ― dijo arrodillándose frente a ella, ― Papá confía en ti, y recuerda que siempre estaré para ti. ― expresó al mismo tiempo que unía su frente con la de ella.

El viento sopló con fuerza, la pequeña Ima no quitó sus ojos del rostro de su padre siquiera cuando este al separarse se levantó dedicándole una cálida sonrisa paternal.

La Uchiha abrazó a su pequeño hermano tras la marcha de Yuuta a la entrada de la aldea. Nunca le gustó verlo marcharse, aunque jamás se permitiera sentir miedo por su padre, nunca pudo evitar preocuparse por él.

Eso siempre explicaba el porqué cuando regresaba era felizmente recibido por ella y Touya. Siempre esperaban pacientes el regreso de su papá. 

Hasta que ya no lo hizo...

Esa fue la ultima vez que lo vieron. Él murió en combate y los Anbu -debido al gran respeto que le tenían- cumplieron su deseo.

Al entierro asistieron todos y cada uno de los miembros Anbu, los Jounin más añejados a él y la mayoría del Clan Uchiha incluyendo la policía militar.
Ima y Touya permanecieron frente a la tumba incluso después de que todos se fueran, un cazador se quedó con ellos cubriéndolos de la lluvia y el dolor.

Ima-chan... ―...

La mencionada no reaccionó, conocía la voz de la Señora Mikoto, la madre de Itachi quien era el aprendiz de su padre, Y Sasuke, quien era su mejor amigo hasta el momento.

Lo sentimos mucho... ― pronunció la mujer con la mirada baja, ― ¿Te gustaría quedarte con nosotros hasta que te sientas mejor? No creo que sea bueno que tu y Touya estén solos ahora. ―.

No se preocupe Mikoto-san. Estaremos bien. ― dijo ella levantando su mirada a la familia a su lado, ― Yo sé que hacer, papá me enseñó. ― dijo sonriendo muy levemente a la par que cerraba sus ojos.

Sasuke bajó la cabeza, no sabía que hacer, no tenía conocimiento de lo que se supone se debía hacer cuando alguien cercano a ti pierde algún familiar aparte de darle sus condolencias.
Aunque fuera pequeño, se sentía frustrado.

[      .   .   .      ]

El Anbu que acompañó sin rechistar a los menores los dejó en su casa. Ahí aprovechó el momento para darle los regalos que Yuuta había pedido que dejaran a sus hijos:
Ima recibió la espada de su Padre; desde ese momento jamás la perdía de vista, la llevaba a entrenamientos e incluso a la academia.
Touya recibió las muñequeras que él nunca se quitaba; y como su padre, él tampoco se las quitaba más que para lavarlas o cuando debía bañarse.

Ambos lloraron. Soltaron entre ellos lo que no demostraron durante el funeral.

Era mejor derramar lagrimas ahora, que derramarlas después cuando ya no podían con más peso encima.






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𝗖𝗲𝗿𝗰𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗢𝘀𝗰𝘂𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱 ━━━ Uchiha SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora