Marvel: La Casa Del Veneno

Capitulo 8.Todo vale en el amor y la guerra

Mientras Flash estaba en el hospital, drogado con analgésicos, Peter se estaba divirtiendo mucho. No solo había limpiado y aplastado toda la basura en el depósito de chatarra, sino que había entrado una gran cantidad de dudosa lechada. Peter sabía que era robado, pero después de arreglar media docena de refrigeradores y un enorme televisor LCD que solo necesitaba un nuevo iniciador para la luz interna, se las había arreglado para conseguir varios tambores enormes para pintar todo el piso. Claro que tenía que devolver el exceso, pero en este momento, no le importaba.

Incluso había descubierto un nuevo poder. Pensando en cuando se esforzó contra el poste de hormigón cementado, su piel sangraba un líquido viscoso negro, cubriéndolo de pies a cabeza con un mono resbaladizo. Mientras lo cubría, sintió que sus músculos se tensaban con un poder oculto y el poste se desprendió del suelo sin esfuerzo. Mientras lo embestía contra el auto de Jack Thompson, escuchó un eco en su mente, somos fuertes, somos Venom. La picadura de araña debe haberlo hecho un poco raro, pero Venom era genial, le gustaba cómo sonaba.

Recordando la forma en que se sentía, la forma en que quería vengarse de los imbéciles que arruinaron su vida, descubrió que la piel saldría de sus poros, dos semanas de suspensión y ya no necesitaba la ira ni el odio, ahora era un acción reflexiva, respondiendo a su voluntad. No solo eso, sino que mientras se enfurecía con el auto, sus dedos se habían convertido en gruesas garras y mientras rasgaba con júbilo las llantas, rompió la goma sin problemas.

El almacén tenía 100 metros en cada sentido y por la noche, cuando sabía que solo estarían los guardias de seguridad más diligentes, volcó cada uno de los contenedores y los colocó contra una pared. Luego extendió la pintura con una brocha enorme y abrió todas las ventanas y la dejó secar. Después de unos días, hizo el otro lado y con un poco de persuasión, consiguió que Alexsi se deshiciera de un poco de spray aislante expansivo. Tuvo que pagar el rociador y la máscara a precio completo sin descuento. Alexsi le había dado en el ojo esta vez, era solo un alquiler, pero Alexsi se negó a ceder, lo bueno es que se quedó con él todo el tiempo que lo necesitara.

Peter sabía que estaba siendo generoso ya que Bennie había decidido irse, su madre estaba enferma en Seattle y él se había ido a cuidarla, dejando a Peter para cubrir su trabajo y compensar el suyo propio. Sin embargo, estuvo bien, una vez que demostró su experiencia no solo en reparaciones mecánicas y eléctricas, Alexsi lo hizo arreglar todo, desde electrodomésticos hasta teléfonos móviles. Peter también se había beneficiado de este trato. Alexsi tenía mucha maquinaria industrial por ahí, que Peter había tomado prestada temporalmente. Esto le permitió, no solo soldar las grandes puertas de la bahía, sino también reforzar el edificio y aislarlo aún más. Consiguió un soldador y un cortador de arco y ya había elaborado planos para construir casas con los contenedores de almacenamiento.

Sus planes iban tomando forma poco a poco, el nouveau chic de vivir en un almacén se estaba poniendo de moda, y a nadie le importaba pagar menos por un apartamento hecho con un contenedor de transporte si era cálido, seco, tenía las comodidades de un lugar normal, y sobre todo era más barato. Peter podría invitar a un par de inquilinos al almacén, quedarse en las oficinas y ganar un dinero decente sin hacer nada. Ya no necesitaba tanto la beca, bueno, mientras sus ideas funcionaran.

Pronto tuvo dos cajas huecas de 20 por 20 metros en la bodega, cada una tomó una esquina y planeó hacer un pequeño jardín entre ellas, con láminas de plástico y una plataforma elevada se aseguraría de que al regarla se encargara de cualquier moho. problemas y no moriría en el invierno, agregaría un poco de hogareño al monótono interior blanco y gris del almacén. Eventualmente lo pintaría, pero en este momento, el blanco estaba limpio y, lo que es más importante, gratis.