Capítulo 10

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Las lágrimas descendían por las mejillas del peliverde, en silencio, escondido ahora en su cuarto. Su cuerpo estaba ahora lleno de heridas por el cinturón y realmente sentía que apenas podía moverse. Realmente odiaba a su padre y en cuanto él fuese rey.. expulsaría a su padre del reino sin pensarlo dos veces.

El dolor en su cuerpo no fue sanado. Bajo orden del rey, la persona que se atreviese a sanar a su hijo sería ejecutada cuanto antes, ya que, el dolor de las heridas abiertas valía como escarmiento por su desdichado acto.

Izuku, por su parte, se curó a sí mismo de la forma que supo y pensó en salir. Quería ver a Hitoshi, le extrañaba.. la evidente dependencia emocional que sufría cada susodicho al otro lado del hilo rojo era algo inexplicable. El dolor en el pecho y la necesidad por sentir necesitar la cercanía de la otra persona. Para su suerte, no quedaba más de un mes para el cumpleaños número dieciocho del peliverde donde tomaría el trono y se convertiría en el rey de Alldrom.

Durante la semana hasta la prueba de ingreso, Izuku fue encerrado en su cuarto sin permiso de salir a ningún lugar, y por mucho que el peliverde le hubiese rogado a su bicolor guardia, por mucho que este hubiese querido, no podía corroer las peticiones del rey.

Así llegó el día donde Hitoshi debería ir a hacer su prueba. Más tarde ya podría rogar y llorar a su padre por disculpas de escaparse del castillo, pero esto no era algo que pudiese omitir. Buscó una salida de su cuarto que no fuese la puerta principal y como único recurso encontró la ventana, cual no parecía muy segura al estar en un segundo piso pero.. ¿Acaso eso importaba? Abrió la ventana de par en par, y luego de cerciorar que no hubiesen guardias bajo, agarró su espalda se sentó al borde de la ventana. Clavó su espada con toda la fuerza posible en la pared para tener un soporte, y con cierto miedo, saltó. Evidentemente, aferró sus manos con fuerza a la espada y quedó colgando de esta en la pared. Vale.. esto daba miedo..

Encontró un saliente donde apoyar el pie y una mano. Agradeció esto y se apoyó para sacar la espada y clavarla más abajo, solo para repetir el mismo procedimiento hasta llegar al suelo.

Su cuerpo se movió más rápido de lo que recordaba que podía desde que fue herido por su padre. Dolía como el infierno pero debía llegar cuanto antes a la prueba.
Tras lograr llegar al campo de entrenamiento, vio que esta ya había dado comienzo pues el violáceo sudaba tomando agua en un pequeño descanso. Toshinori avisaría a su padre de que se encontraba ahí y tendría problemas.

Observó desde atrás de un pequeño fuerte donde guardaban las espadas y armaduras, todo lo que sucedía. Vio como el violáceo hacia todo aquello que el rubio le pedía, como se esforzaba al máximo para ganar su puesto en aquella academia.

Todo parecía ir de maravilla hasta que tanto él como Hitoshi quedaron en blanco al ver al mayor sacar una espada y tendersela al chico. ¡Esto no estaba en lo planeado! ¡No se supone que debiese darle una espada pues ni siquiera sabe blandirse bien con ella!

Para la impresión de tanto el mayor como el pecoso, sí, de una forma algo torpe y no de l mejor, pero el chico logró dar una demostración decente del uso de esta; el chico había fantaseado con cañas de bambú desde pequeño a ser un gran guerrero y aprendió a imitar torpemente algunos movimientos de soldados que veía en práctica.

Finalmente el rey llegó enojado al lugar, buscando en un primer lugar a su hijo y luego simplemente queriendo apartar al violáceo de todo esto, pero Yagi le detuvo. Habló de sus grandezas y que para ser un plebeyo lo hizo mejor que muchos otros soldados su primer día. Evidentemente mencionó que la espada justamente no era su punto fuerte, pero que tenía grandes reflejos y habilidades. Mencionó que sería un gran defensor de campo y podría aspirar a mucho si entrenaba con Eraserhead, ya que él se basaba más también en la agilidad.

El hombre observó al plebeyo con desagrado y tras una pequeña introducción de sus puntos fuertes y agilidad, aceptó de mala gana. La ilusión en el rostro del violáceo fue demasiada, aunque se desanimó enseguida al darse cuenta que la promesa que el peliverde le hizo de estar con él en la prueba fue una completa mentira.. o eso creía por lo menos.

Will you be mine? ×Shindeku×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora