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El alfa de Quackity era tonto, orgulloso y un ninfómano de primera categoría, es irónico ver qué un pato era tan descontrolado y estúpido, pero ahí estaba el alfa de Quackity

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El alfa de Quackity era tonto, orgulloso y un ninfómano de primera categoría, es irónico ver qué un pato era tan descontrolado y estúpido, pero ahí estaba el alfa de Quackity.

Aunque había por lo menos una cosa buena de este tonto, era sincero y directo; si quería coger te lo diría, no estaría con rodeos o ilusionando Omegas por doquier, lo de Rubius fue un favor pedido por el híbrido de oso, en un deseo por llamar la atención del jefe de los guerreros.

El problema aquí, es que aquel estúpido alfa, comenzaba a hacerse ilusiones con un Omega castaño de aroma frutal y brillantes ojos granate, y aunque quisiera negarse, no era mera atracción sexual y ya. Deseaba más, atención del castaño, mimos, su aroma y el sentimiento mutuo llamado "Amor".

Cómo nunca, su deseo sexual pasó a segundo plano, y solo deseaba cuidar del dulce Omega, amaba todo de él, desde su brillante actitud y amor por todo el mundo, hasta esas ojeras bajo sus ojos, junto a esa tersa piel. Lo físico poco importaba realmente, si bien el castaño era una delicia para la vista, tenía aspectos mucho más valiosos que una cara linda.

Podrá sonar a farsa, pero la idea de las flores para el cortejo, desde un inicio fue suya, regalar ramas para los nidos era de lo más común, pero las flores tenían el doble de valor que una rama, al menos para su gusto. Por cierto, la idea del poleron para el niño del castaño también fue suya.

No le digan a nadie pero, su pecho estaba que estallaba de orgullo, que tú pareja te permitiera usar su nido para descansar, era la mayor muestra de confianza existente.

El cortejo humano era el extenso y molesto, además de no tener sentido para su parecer, pero por lo menos, la opinión de ambos era escuchada durante el cortejo.

Ese tonto humano ya había hecho más que suficiente con su cortejo humano, ahora, era sú turno de cortejar al Omega felino, de modo que solo él conoce, como un pato.

Ese tonto humano ya había hecho más que suficiente con su cortejo humano, ahora, era sú turno de cortejar al Omega felino, de modo que solo él conoce, como un pato

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Se aseguró de "despertar" después del castaño, se levantó a paso flojo y silencioso, no deseaba dar a conocer su presencia hasta el inicio de su modesto plan.

Antes de salir de la habitación, decidió subir un poco más su ego y miró el nido de ambos con cariño, debía admitir que aquel Omega era encantador y sin duda estaba cayendo en su juego.

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