Después de la desaparición de Mariana, Flavio decidió hacerse cargo de las dos sedes de su empresa, lo hizo para mantener su mente ocupada y no pensar en su amada... Él solo tiene ojos para su pequeña hija de ya casi 5 años.
Un día después de 4 años...
Me desperté temprano para ir a la oficina de Nazaret, solo espero encontrarla, porque como es domingo es difícil encontrar a los empresarios porque ese día en particular no trabajan.
Esto me puse:
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Cuando llegue a la empresa vi el auto de Nazaret estacionado en el subterráneo, tome el elevador lo más rápido que pude para llegar a el piso donde está la oficina de ella.
Cuando llegue estaba la secretaria de Nazaret, me acerqué para que me dejara pasar.
-Hola, buenos días, estoy buscado a la señora Nazaret
-Hola, buenos días señor Broianigo, la señora Nazaret el día de hoy no recibe a nadie, lo ciento, pero no podrá pasar.
Cuando me dijo eso yo decidí no hacerle caso y entre de todos modos a la oficina de Nazaret, ella al oír el alboroto se levantó y pude ver como andaba vestida, se ve hermosa así vestida, me dieron ganas de tomarla en mis brazos y hacerla mía aquí mismo, pero me tengo que controlar.
-Señora Nazaret, discúlpeme, no pude detenerlo -dice su secretaria-.
-No te preocupes Marta, déjanos a solas por favor.
-Si señora -dice la secretaria de ella-.
-¿Qué haces aquí? -dijo con disgusto luego de que se fue su secretaria-.
-Hola Flavio ¿Cómo estás? -dije con voz aguda- Hola Nazaret, estoy bien.
-Deja la payasada Flavio y contéstame ¿Qué estás haciendo aquí? -dijo mientras se le agotaba la paciencia -.
-¿Puedo sentarme? -le pregunte-.
-Si, ahora explícame ¿Qué haces aquí?
-Bueno venía a disculparme contigo, no fue mi atención hacerte sentir as -fui interrumpido por el teléfono de ella -.
Ella se disculpó conmigo y contesto el teléfono, cuando me di cuenta ella estaba hablando con Lorenzo el cual tal parece le coloco luego de que ella escuchara algo que no debía porque ella se quedó estática un momento, yo me le acerqué y le toque el hombro.
-¿Estas bien? -le pregunto-.
-Si, no te preocupes ¿En que estábamos? -dice intentándome calmarme-.
-Que yo me estaba disculpando por hacerte sentir incomoda el día de ayer cuando fuiste a mi oficina y por el beso que te di.
-No te preocupes, te entiendo -dijo haciéndome sorprender- dejemos de hablar de eso y hablemos de todo para mañana, para tener todo listo ¿Te parece?
-Si, ¿Entonces será igual como quedamos ayer?
-Si, ven vamos a el sofá para estar más cómodos.
Nos fuimos al sofá donde empezamos a hablar con tanta naturalidad, se notaba que nos conocíamos de antes, pero ella no me recuerda. Estábamos hablando lo más animados posibles cuando ella me besa, yo no sabía que hacer hasta que decidí corresponderle el beso, nos separamos por falta de aire.
