7- Gurú Xav

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—Hola Mar, pasa —me abre la puerta Kelsie, con Cameron en brazos.

—¿Quieres que lo cargue?

—Claro, toma —alzo al pequeñín idéntico a Xav de cabello castaño claro y unos enormes ojos marrones, con pestañas largas, labios carnosos y mejillas rosadas como Xav, pero con el cabello ondulado de Kelsie y su nariz pequeñita también—. Me parece injusto que se parezca tanto a su padre siendo que tú sufriste tanto para tenerlo.

—Ni que lo digas, siempre digo lo mismo. No sabía que venías, Xav no me avisó.

—De hecho le dije de camino aquí... en realidad le avisé que venía, necesito hablar con él.

—¿Te quedas a cenar?

—Emmmm ¿Sí?

—Bueno entonces pondré un plato más...

—Kel ¿Quién más viene?

—Una amiga de Xav, Emilia y su novio, quedaron en venir a cenar hoy y...

Su voz se escucha lejana, no puedo ver a Emilia, no ahora, tendría que haberle llamado Xavier, no venir directamente habiendole avisado por mensaje. Dejo a Cameron en el cochecito, tomo mis cosas e intento salir lo más rápido posible.

—Kel me tengo que ir, surgió algo, luego hablo con Xav —puta madre no encuentro las llaves de mi auto— ¿Viste donde deje las llaves del auto? Necesito irme...

—¿Estás bien? Estás pálida —viene con las llaves en la mano—. Toma las puse en el tazón de las llaves.

—Si es solo... necesito irme, gracias. Luego hablamos.

Tomo el pomo de la puerta para abrirla y encontrarme a Xav, también por abrirla, quedando parado. A su lado atrás está Emilia y su novio tenía la mano en su hombro, él y Xav tenían una enorme sonrisa, mientras que ella solo tenía la mueca del intento de una.

—Mar... no sabía que vendrías.

—Lo sé, te mandé un mensaje y no esperé que me respondieras y solo vine, perdón debí haberte llamado, no sabía que tenías visitas, pero ya me voy, surgió algo.

—Hola Marina.

Xav se quita de en medio para que pueda verla completamente, el tiempo pareció retroceder a nuestra adolescencia al verla y siento lo sentía cada vez que la veía, amor y que es la única persona conmigo en el planeta. Ella es como un buen vino, mientras más pasa el tiempo, parece ponerse más hermosa. Tiene el cabello ondulado por los hombros, una lastima siempre me gustó que lo llevara bien largo. Entonces sonrió y sus ojos brillaron, dejándome nock out, sus ojos verde agua me miran fijo, esperando mi respuesta.

—Emilia, hola ¿Cómo has estado?

—Bien se podría decir —se acomoda el cabello detrás de la oreja— ¿Y tú? No pensé que te vería tan pronto.

—¿Querías verme?

—Hola soy Marcus —el chico a su lado me estrecha la mano—, su novio, ya que no nos han presentado.

—Marina, un gusto. Bueno los dejo disfrutar de su cena, yo tengo que irme.

—¿No puedes quedarte? —pregunta ella— ya estás acá —no soportaría ver a su novio ser cariñoso con ella—. Hace unos años que no nos vemos.

—10 en realidad serán el miércoles, pero ¿Quién los cuenta? —le digo nerviosa— y me encantaría pero surgió un problema con un programa que tengo que ir a solucionar si o si, se trata de cyber seguridad y esas cosas de nerd.

—Cierto que eres una de las mejores programadoras y lo de la app fue un gran logro, felicidades por eso —¿acaso ha leído sobre mí?

—Gracias —sonrío ampliamente, supongo que no me odiaba tanto—, los dejo. Xav luego hablamos —lo saludo con un abrazo y beso en la mejilla—. Kelsie luego vendré por las pastas que me debes.

—¿Siguen siendo tus favoritas? —pregunta Emilia, quien no dejó de verme.

—Bueno algunas cosas nunca cambian.

—Un gusto haberte visto —coloco mi mano en su hombro, y sin sacarla estrecho la de Marcus, luego bajo la mano por su brazo—, me alegra haberte visto, Emilia.

—A mí también.

Arranco el auto y me voy, tuve que parar en la esquina para tranquilizar mis latidos antes de que me diera un ataque cardíaco, y para lograr respirar un poco. Cuando pude calmarme Xav me mandó un mensaje.

—Solo le hizo falta verte para que le devolvieras la sonrisa —foto, está ella sonriendo e irradia esa luz que tenía cuando estábamos juntas.

—Fue mutuo, después hablamos.

Nos juntamos con Xav en su consultorio al día siguiente, ya que él es dentista. Entro y él tiene una enorme sonrisa en su rostro.

—Hablé con Yvette —su sonrisa se borra—, por eso fui a verte ayer.

Me siento y le cuento todo, le muestro una de las cartas, de las tantas con las que me amanecí anoche leyendo.

—¿Qué vas a hacer?

—No lo sé.

—¿Viste su reacción de ayer? Ella está feliz de verte, Marina, feliz.

—Feliz y de novia, no olvidemos ese detalle que lo cambia todo. Lo que no entiendo es por qué Yvette me buscó a mí en vez de hablar directamente con ella.

—Sabes como es Emilia, cabeza dura, quizás ni siquiera la escuche.

—Otra cosa que no ha cambiado —sonrío—. No sé que hacer Xav, no sé cómo volver a ella... Tengo miedo.

—Marina ya no tienes 17 años, tu mamá no se quedará sin trabajo y sus padres no pueden separarlas. Nadie puede amedrentarte, entonces deja de ponerte peros, llevas amándola más de una década ¿Cuánto tiempo más vas a dejar que ella esté lejos de ti? ¿A cuántas personas más vas a dejar que las separen?

—Maldita sea Xavier, tienes razón. No quiero un futuro en el que no esté ella.

—Entonces has lo que sea necesario para incluirla en el.


Hundida en Emilia. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora