2- Expuesta

884 111 13
                                    

Intenté poner una distancia en vano, ya que la necesidad de verla a diario eran aún peor y por supuesto ella notó esto. Han pasado 3 meses desde ese click que despertó aún más mi hambre por ella.

Ella ya tenía un nuevo novio imbécil de turno, llamado Félix y sí, es nombre de gato y en definitiva parece uno. ¿Pero como iba a permanecer soltera tanto tiempo? Si Emilia es... es hermosa y no porque me guste, es porque es así, la reconocerías en cualquier lugar, su piel tersa trigueña sin un solo grano en la cara, van a juego con sus ojos verde agua y cabello castaño claro ondulado que no llegan a ser rulos. Ella es simplemente un poema en persona; amable, afectuosa, buena escuchando, y hasta sabe cantar, aparte que cuando se me queda viendo me dan ganas de llegar a ella y estamparle un beso.

—¿Qué pasa Marina?

—¿Con qué?

—Me dijiste que trabajabas hoy, vengo y estás en casa. ¿No me quieres ver? ¿Qué hice? —no hiciste nada, ese es el problema, yo me enamoré como una imbecil de mi mejor amiga— cancelé los planes con Félix.

—No debiste hacerlo —dejo la puerta abierta y ella entra.

—¿Qué pasa Marina? No entiendo porque estás así... distante... ¿Es por Félix? Pero que él esté no cambia nada entre nosotras, yo me voy a hacer el tiempo para vernos, incluso si tengo que cancelar planes con él —Se sienta a mi lado, tomándome las manos.

—Es mejor así, es mejor que estemos más... separadas —me levanto comenzando a caminar de un lado al otro.

—¿Por qué?

—Porque ya no somos niñas, tenemos 16 años, luego empezaremos la universidad y luego cada una seguirá con su vida. Te casarás con un imbécil, eso es requisito indispensable, tendrás 3 hijos, dos nenas y un varón. Luego me dirás que a él le dieron el pase de la empresa a una ciudad lejos, entonces dejaremos de vernos, al principio nos llamaremos casi a diario, luego cada vez menos, luego dejaremos poco a poco de que hablar. Un día me llamaras porqué lo descubriste engañandote y van a divorciarse, entonces volverás aquí, te enamoraras del pediatra de los niños, pero pronto verás que es el mismo modelo de imbecil que vienes eligiendo...

—Marina, Marina —me toma por los hombros— respira ¿Está bien? respira.

—¿Te alejaste porque te preocupa eso de mi futuro?

«Me alejé porque me preocupa no ser la imbecil, con la que te cases, la imbecil que te vea embobada porque despertó primero y no puede creer que estés a mi lado, ya no solo como mi mejor amiga, sino también como el amor de mi vida».

—¿De que te ríes? ¿Te causa gracia lo que te dije?

—Bueno un poco sí. No tienes idea de cómo van a pasar las cosas, o qué va a pasar en el futuro, eres mi mejor amiga —disparo al quemarropa al corazón. Cierro los ojos fuerte.

—Sé que no será conmigo con quien estés, eso lo tengo muy en claro— Emilia... —exhalo pesadamente y me siento en la punta de la mesa— no es por eso.

—¿Entonces por qué?

—No... importa —claro que importa.

—Sí, a mí me importa porque eres mi mejor amiga.

—¡¿Puedes dejar de decir eso?!

—¿Qué cosa?

—Que soy tu mejor amiga.

—¿Acaso no lo eres?

—No... —Emilia se quedó congelada con los ojos llorosos— no, quiero ser solo tu amiga, hace tiempo que no te veo solo como una amiga.

—¿Qué quieres decir?

—Nada... —camino hacia la puerta para que se fuera y me abraza por la espalda— por favor, no lo hagas más difícil... solo vete.

—Dilo... —intenté refutar— dilo en voz alta quiero escucharlo.

—Me gustas —me abraza aún más fuerte sacándome un poco el aire— ¿Estás conforme? lo dije —ella no suelta el agarre— Emilia, por favor di algo... lo que sea.

—Tambien me gustas, del gustar que no es de amigas.

—¡Qué! ¿Hablas en serio? —sale un débil si de sus labios— Emilia —me doy vuelta para mirarla a los ojos, que se desbordan en lágrimas— ¿Qué pasa?

—Pensé que jamás podrías aceptar mis sentimientos, que tenía que guardarme lo que siento e intenté salir con chicos para no pensar tanto en ti, pero no puedo, simplemente no puedo sacarte de mi mente, estás presente las 24 hs en mi cabeza.

—¿Entonces esto cómo nos deja? —miro sus labios ahora más que nunca los deseo con desespero— estás de novia con... —me muerdo el labio inferior.

—No hagas eso —pasa el pulgar por mis labios— eso de morderte, lástimaras los labios que me pertenecen —la miro a los ojos y ella su pone roja— supongo que sonó mejor en mi cabeza.

Entonces la beso, la beso con todas la ganas acumuladas que había estado guardando todo este tiempo. Uno, dos, tres besos, nuestros cuerpos se relajaron y todo fluye de forma natural, tan natural que una vez que parecíamos medianamente saciadas de probarnos, solo nos abrazamos quedandonos así un rato.

—Cortaré con Félix está misma tarde.

—Te acompaño.

Llegamos a la plaza donde ha quedado en juntarse con el pusilánime de Félix, el pobre idiota venía feliz a verla, yo me quedo apartada viendo todo desde una distancia prudencial y aunque no podía escuchar podía ver los gestos corporales.

Emilia se acercó y cuando él fue a besarla ella corrió la cara, para que el beso quedara en su mejilla. Él le recriminó y sin darle tantos rodeos al parece ella le dió la noticia, pero el tarado no está conforme así que la toma del brazo con fuerza pidiendo explicaciones, ella intenta soltarse y sacarle la mano. Yo ya voy en camino súper emputada a partirle todo lo que se llama cara. No soy físicamente alguien imponente o fuerte, pero tengo fuerza bruta, y siempre trato de contenerme.

—Que la dejes cretino —le meto el primer golpe de puño cerrado, que hace que la suelte y le sangre la nariz— ¿Te lastimó? —noto la marca de los dedos en su brazo, él voltea y al ver mi cara de loca, furiosa y da un paso atrás— la dejaste marcada.

—No fue mi intención... solo quería saber porqué me está dejando —Lo tomo de la remera y aunque él es más alto, hasta se agacha un poco para quedar a mi altura.

—Porque le das asco, porque tu voz le parece irritable, porque eres más feo que la mierda, y porque hasta tu perfume barato le revuelve el estómago, ahora vete antes de que tengan que volver a ensamblarte porque tengo ganas descuartizarte por haberla marcado.

El idiota se va casi corriendo, los que no se contuvieron fueron nuestros tres amigos y fueron por él, cuando vieron a Emilia marcada.

Hundida en Emilia. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora