05

578 39 45
                                    


A Aubrey no le gustaba sobrepensar, analizar de más, obsesionarse con algo que podía ser algo simple. Pero es que ultimamente no lo podía evitar.

La puso muy nerviosa la mirada rara que le lanzó Basil. Tanto, que se la pasó evitando mirarlo directamente a los ojos. ¿Y por qué la puso así? Porque no sabía como interpretarla. Era como... si la estuviese analizando... y a la vez estuviese juzgandola... y al mismo tiempo notaba... ¿tristeza? 

"¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHG!!!"

Le daba ganas de tirarse del pelo, y sacudir a Basil mientras le exigía que le explicase el por qué de tan enigmática mirada, o no podría dormir esa noche. Pero como eso la haría ver una histérica, y no pensaba seriamente en sacudirlo, se limitaba a apretar los dientes y forzar una sonrisa mientras sentía la ansiedad comersela por dentro. 

Ahora mismo estaban yendo a una tienda a comprar algunos aperitivos para la pijamada que tendrían en casa de Basil. Kel parloteaba de manera animada mientras gesticulaba con sus manos; Hero se reía de vez en cuando ante algunos comentarios de su hermano; Basil se mantenía con una expresión seria (eso no ayudaba a Aubrey) y Sunny estaba sonriendo... hasta que notó la expresión de la pelirosa.

-¿Estás bien? -le preguntó en voz baja. Los dos habían quedado atrás del grupo. Al oír su pregunta, Aubrey dio un pequeño respingo y rápidamente forzó una sonrisa que no convenció a Sunny.

-Sí, gracias -respondió, también en voz baja. Estaba agradecida que el pelinegro hubiese entendido que lo que a ella le sucediese era algo que no quería que supiese todo el grupo, especialmente Basil.

-¿Seguro? Sabes que puedes contarme, Aubrey -y esbozó tal sonrisa que sintió la ansiedad que devoraba sus órganos internos desaparecer, y en su lugar, sólo hubo una tranquilidad que la calentó, como el Sol en pleno verano.

Quizás podía contárselo... Demonios, ¿por qué no? ¡Sunny le confesó que mató accidentalmente a Mari! Tardó años, sí; y no era lo mismo que le sucedía a Aubrey, no. Pero aún así... si él fue capaz de decírselo... ¿por qué no podía hacer lo mismo con Sunny? Además, se sentiría mejor contándoselo a alguien (especialmente si era su querido amigo). Quizás hasta la podía tranquilizar y decir que sólo estaba imaginándoselo. O mejor, quizás Sunny hablaba con Basil para aclarar las cosas. Después de todo, ellos dos eran buenos amigos. 

-OK... La verdad es que sí pasa algo -confesó finalmente, haciendo que Sunny abriese su ojo negro como una moneda.

-¿Qué es? -preguntó apoyando una mano sobre su hombro (Aubrey juró sentir una descarga eléctrica que le recorrió todo el brazo hasta la punta de sus dedos). 

-Bueno, no es que algo pase.... -comenzó a juguetear con sus dedos índices-. Es más bien que algo me molesta, ¿sabes?

-Cuéntame -pidió asintiendo con la cabeza.

-OK, aunque te aviso que es algo tonto.

-Seguro que no. 

-Bueno, pues... creo que Basil... -susurró su nombre-... me miró raro.

-¿Basil? -la pelirosa asintió con la cabeza-. ¿Que te miró raro?

-Ajá. 

-¿A qué te refieres?

-Ese es el problema, que no sé -se encogió de hombros. Al recordar la mirada que le lanzó el rubio, se le revolvió el estómago-. ¿Puedes... am... preguntarle por qué? 

-Sin problemas -y con cuidado, tomó la mano de Aubrey. Ella notó que la mano de Sunny era muy cálida, y sin darse cuenta, la estrechó mientras le sonreía de oreja a oreja. 

¿LO INTENTAMOS OTRA VEZ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora