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Aubrey no se sorprendió al ver a su madre dormida en el sofá. Seguía sentada, y su cabeza ladeaba hacia un lado. A sus pies había una lata de cerveza vacía. La TV todavía estaba encendida; en aquel momento daban una telenovela. 

La pelirosa resopló y se acercó para apagar la TV. Desde que su padre las abandonó hace 9 años, su madre había caído en la depresión, y se pasaba sentada en el sofá, con una lata de cerveza en mano, o con cualquier bebida que contuviese alcohol. 

Caminó hacia la cocina mientras estiraba sus brazos hacia arriba y bostezaba de manera ruidosa. Mientras se rascaba el trasero (iba en bragas) abrió la nevera y sacó una lata de Coca cola. Justo después de abrirla y tomar un sorbo, el teléfono fijo comenzó a sonar. Alzó una ceja, extrañada y curiosa. ¿Quién estaba llamando a esta hora? Echó un rápido vistazo al reloj de la pared; las 12:15. OK, quizás no era tan temprano. Aún con la fría lata en mano, se acerco al teléfono, presionó el botón verde con el pulgar y se llevó el aparato al oído derecho. 

-¿Sí? -murmuró para tomar otro sorbo. 

-Am... Hola, Aubrey -oh, sólo era Sunny.

-Hola, Sunny -tomó otro sorbo, hasta que de golpe, escupió el líquido. ¡Era Sunny!-. ¡Sunny!

-Hola. 

-¡Hey! -se pasó una mano por el pelo, mientras forzaba una sonrisa y se sonrojaba ligeramente. Sabía perfectamente que no la podía ver, pero seguía sintiéndose avergonzada por su apariencia. ¡Ni siquiera se había peinado! -. Que sorpresa que me llames... 

-Oh, perdona, ¿molesto?

-¡Nononono, claro que no! -negó con la cabeza-. Sólo me has sorprendido, nada más.

-Ah, OK... 

-Y... -dejó la lata sobre la encimera y apoyó su mano sobre su cadera-. ¿Por qué llamas? ¡No me molesta! Sólo quiero saber.

-Pues... quería avisarte que voy a venir a Faraway Town.

-... ¿Eh? -preguntó mientras parpadeaba.

-Voy a volver, pero de visita. Quería avisarte.

-Vaya... 

-¿Te...? -Aubrey oyó como Sunny claramente tragaba saliva-. ¿Te alegras?

-¡Por supuesto que sí! No puedo esperar a que vengas -sonrió de oreja a oreja-. ¡Y estoy seguro de que los demás piensan lo mismo! 

-... No lo creo... 

-Sunny...

-Pero gracias por el intento -se lo imaginó forzando una sonrisa-. No puedo esperar para verte, Aubrey... Te he echado de menos. O sea, aún lo hago. 

-Yo también... -dijo casi en un susurro-. Entonces... -se rascó con el dedo índice la mejilla-. ¿Para cuándo llegas? 

-Mañana.

Sin querer, Aubrey se arañó la mejilla. 

-O sea, mi mamá me va a dejar en casa de uno de vosotros, y me ha pedido que hable con uno de vosotros... 

-¡Oh! 

-Pensé en Kel, pero luego recuerdo a Hero, así que... 

-Ya te lo he dicho, no es que él está enfadado, sólo esta procesando lo que le dijiste.

-Sí, pero... tengo miedo.

-No tienes. Estoy segura de que Hero te perdonará, Sunny. No eres una mala persona. 

El pelinegro no respondió. Se quedó un rato callado, preocupando a Aubrey... y más aún cuando oyó como sollozaba.

-¡Wow! ¿Estás bien? 

¿LO INTENTAMOS OTRA VEZ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora