A Través De La Acuarela (Fanfic)

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Maquillaje final inesperado.

Alex Mendoza.

—Esto no es divertido, tenlo en cuenta —murmura él mientras limpió por décima vez su ojo con una toallita húmeda porque hice algo mal.

¿Qué como convencí a Apolo de hacerle un maquillaje? Ni sé, fue un milagro.

Ahora se encuentra con los codos apoyados en mi cama estando entre sentado y acostado, yo estoy a un lado suyo pintando su ojos de forma inexperta.

—Shhh, vas a quedar bien.

—Voy a parecer cuaderno de niño de diez años, rayoneado.

—¡Shhh!, Déjame terminar ya verás.

Busco alguna forma cómoda de poner mis manos para delinear bien, pero de cualquier forma me siento totalmente incómoda, así que me quedo en la posición inicial.

En toda la habitación solo se escuchan canciones de Itzy, un grupo de Kpop que me gusta mucho, tarareó sus canciones por lo bajo, Apolo se mantiene quieto y desconfiado ante lo que estoy haciendo.

Vuelvo a limpiar con la toallita húmeda una pequeña partecita que me quedo mal, pero ya hice uno y me quedó muy bien, humildemente.

—Esta posición es incómoda para mi brazo.

Apolo se ha aguantado mis quejas desde hace un rato largo. Fuerte soldado.

—¿Ya vas a terminar? —me pregunta, otra vez.

—Si me sigues preguntando lo mismo me tardaré más —amenazo y lo miro mal—. Además estás quedando... Decente.

—¿Decente? —pregunta él con el seño fruncido— ¿Qué se supone que significa eso?

—Significa que no está mal —hago una pequeña pausa y evaluó el intento mediocre de delineado que intenté—, pero que tampoco está exactamente bien.

—Eres una artista y puedes dibujar en un lienzo sin equivocarte, pero no puedes delinearme sin sacarme el ojo con esa toallita —murmura y golpeo con un poco de fuerza su brazo.

—En mi defensa, no se me acalambra el brazo cuando estoy pintando, porque estoy en una posición cómoda, ahora estoy toda torcida, creo que se me puede dislocar un hombro.

—¿En qué posición sueles estar normalmente cuando pintas entonces?

Pienso un poco y le respondo.

—Suelo estar de frente a mi pintura, que no tenga que torcer la cabeza y ver de frente lo que hago.

—Mhm —Apolo me mira—, ¿Y por qué no estás así? —Bajo el delineador y le devuelvo la mirada.

—Porque si hago eso me tendría que sentar encima de ti, y te aseguro que no soy tan liviana.

Parece pensarlo un rato y yo solo sigo con mi intento de delineado, el cuál está quedando peor que hace un rato.

Luego de unos cinco minutos de silencio entre nosotros y solo la dulce música haciendo compañía, Apolo habló.

—Hazlo.