A Través De La Acuarela (Fanfic)

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Piscina.

Alex Mendoza.

El sábado había llegado, y con él el tan tedioso día de limpieza del hogar.

No es que no me gustará limpiar, por el contrario, me gustaba mucho barrer y cambiar cosas en mi habitación, pero justamente hoy no tenía ganas de hacer mucho. Además, hacia mucho calor y eso me disgustaba y estresaba a partes iguales.

Raquel había puesto música de Selena Gómez a todo volumen, empezaba a dolerme un poco la cabeza.

Mi mamá dió dos toques a la puerta y entró viendo como me encontraba metiendo cosas en una bolsa de basura.

—Alex baja la ropa sucia que voy a lavar —avisó a lo cual asentí y fuí a buscarla para bajarla de una vez.

Agarre mi ropa y baje las escaleras para dejársela a mi mamá sobre la cesta de la ropa mientras le avisaba que estaba allí.

Me dí la vuelta para subir y me sorprendió ver a Raquel bajando las escaleras con un lindo vestido con estampado de florecitas. Salió de casa sin siquiera despedirse, parecía apurada.

Le resté importancia y subí para apreciar lo hermosa que se veía mi habitación limpia. Me tiré sobre la cama y cerré los ojos.

Con que así olía la limpieza.

No duré mucho allí ya que fuí a bañarme para tomar una siesta.

Últimamente me sentía muy cansada, o aburrida, cualquiera de las dos es probable.

Al salir mi teléfono empezó a repicar. Lo tomé y ví que era Apolo, fruncí el seño y contesté.

—Hola Alex —esa no era su voz, era la voz de Raquel. Con qué para allá fué—. No sé que haces pero ven a la casa de los Hidalgos.

—¿Para qué?

—Solo ven, es una pequeña reunión, yo también estaré aquí.

—Pero yo quería dormir.

—Deja la flojera, evitas salir como si fueras un vampiro.

Rodé los ojos y asentí para mí misma.

—Bueno, déjame me visto.

Antes de que me respondiera colgué el celular y, con un poquito de molestia, fuí a vestirme.

Por esta horrible ola de calor me puse un pantalón de jean roto y ancho que me llegaba más arriba de las rodillas y dejaba descubierta parte del muslo, un top blanco, una camiseta beige encima y unos zapatos bastante viejos y sucios.

Me amarré el cabello en una cola baja y baje avisándole a mi mamá que saldría un rato de casa.

La caminata hasta la casa de atrás no fue muy larga. Al no ver a Raquel simplemente me acerque y toqué la puerta.

Una linda mujer pelirroja me abrió y me dió una pequeña sonrisa.

—Buenos días, ¿se encuentra Raquel? —pregunté con un poco de vergüenza.

—Sí, pasa, la fiesta es atrás.

—¿Fiesta? —ella asintió, fruncí el seño y con un poco de confusión acate la orden y me adentré a la casa.

No quise detallar mucho la casa, simplemente fuí hasta el fondo donde una puerta de cristal daba vista a una piscina.

Sí, una piscina dentro de la casa, un sueño para muchas personas, incluída yo.