A Través De La Acuarela (Fanfic)

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Sentimientos confusos.

Apolo Hidalgo.

¿Alguna vez se han preguntado que se siente estar en el paraíso?

Yo siempre me lo he preguntado, y justo ahora puedo sentirlo.

Siento como sus labios se mueven suavemente sobre los míos, tiene un pequeño toque a chocolate, por las galletas que comimos hace un largo rato.

Al principio dudo de si tocarla, pero finalmente decido poner mis manos sobre su cadera, y acariciar suavemente la piel debajo de su camisa.

Su tacto cálido sube desde mi nuca hasta mi cabello, y le da pequeños jalones para intentar acortar más la distancia, lo cual es imposible porque ya estamos demasiado pegados.

Suelto pequeños jadeos que son callados por su boca. A pesar de que le sigo el beso, mis pensamientos están nublados, no puedo creer que esto esté sucediendo.

Ella y yo somos amigos, los amigos no se besan, o eso creo.

Pero ignoró cada uno de esos pensamientos, y solo disfruto del momento. Está es la primera vez que beso a alguien, lo admito.

Una gran duda crece en mi, ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Y si no le gusta? ¿Y si se da cuenta que soy un inexperto? Ay Dios, que vergüenza.

De un momento a otro se separa de mi, y ladea la cabeza. Yo respiro pesadamente, e imitó su acción.

Su pecho sube y baja, tiene los ojos entrecerrados, como la mayoría de las veces, el tono de sus labios está más rojo que de costumbre, sus mejillas levemente sonrojadas, y me da una sonrisa ladina.

—Guao —es lo único que logró articular.

—¿Guao bueno o Guao malo? —preguntó, divertida.

—Solo guao...

Ella se empieza a reír a carcajadas. Su sonrisa es tan contagiosa que me le uno. Apoya su cabeza en mi hombro, sin dejar de reír.

¿Esto es lo que pasa después de besarte con alguien?

Si es así, entonces es un sentimiento bastante agradable.

—En mi defensa —levanta su cabeza y me mira, intentando parar de reír—, es tu culpa, tu provocaste que te besara.

—¿Qué? ¿Por qué mi culpa? —cueationé, confuso.

—Si no te hubieras relamido los labios, yo no te hubiera besado. Eres culpable.

—Tu eres la culpable —cotraataco.

—¿En serio?, Dime tú el porqué.

—Si no te hubieras acercado tanto a mi, hubiera conservado el autocontrol. Tu eres la verdadera culpable, Alexi —le doy dónde más le duele.

—Te voy a golpear, si me vuelves a llamar así.

—Okay, Alexi.

Alex me golpea en la cabeza, y me ve con claro enojo. ¿Así se siente ella cuando me hace sentir nervioso o molesto? Ya entiendo porque es su hobbie favorito.