XIV

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El silencio se hacía inminente a medida que se trasladaba por el terreno, sus pasos amortiguados se arrastraban al caminar, sus ojos decaídos miraban vacíos al horizonte. Su semblante... pálido, carente de emoción; deambulaba sin propósito ni destino por los confines de la catástasis, viera a donde viera todo era réplica de la misma tragedia, una imagen impregnada en su retina. Su mundo entero... desplomarse; cuerpos, cuerpos por doquier y la muerte, la muerte acechando en cada respirar, en cada palpitar. Aún ahogaba, aún quemaban, los recuerdos que asediaban sin cesar, aún sentía, aún revivía... El dolor... La agonía... El terror. El terror al colapsar su ser mientras sostenía temblorosamente el cuerpo inerte de su abuelo... Su respiración acortada... Su voluntad entera, hacerse añicos... Todos... Absolutamente todos... Estaban muertos. Jacob había despertado de su trance minutos después del impacto; su cuerpo entero adolorido, su mente aturdida, confundida... Cuando al fin había sido capaz de asimilar su entorno, fue únicamente para llevarse un horror. El cuerpo de su abuelo yacía inmóvil en el suelo mientras Oxis absorbía su energía vital, alimentándose de él. Jacob en medio de la conmoción, había encolerizado y lanzado de lleno en su defensa, pero había sido demasiado tarde... Para cuando pudo llegar a su lado, el pulso de su abuelo era inexistente y a duras penas había logrado reunir la fuerza necesaria para esquivar la enorme y pesada roca que iba en dirección a ellos justo en el instante en que Oxis había decidido lanzar un estridente alarido, y acto seguido destrozar el techo de la cueva con la finalidad de escapar por ahí. Momentos más tarde, Jacob yacía petrificado bajo una cavidad hueca producto del derrumbe anterior... Se quedó ahí, largo, largo rato mientras acunaba lastimosamente el cuerpo rígido de su abuelo y lloraba en completo silencio sin poder comprender del todo lo que estaba viviendo. Un vago sentimiento le carcomió y le cuestionó...¿Cómo había llegado su abuelo hasta ahí? Pero ya sabía la respuesta... Claro que la sabía. Te buscaba a ti... Le respondió su mente, seguido de un fugaz recuerdo del día en que había escapado; trago grueso y poco a poco pudo sentir como el aura de Lifus salía a flote en sus pensamientos.

-Debemos detener a Oxis.-Le recordó avergonzado al tener que interrumpir su duelo.-Los demás corren peligro.-Fue lo último que dijo antes de guardar silencio. No supo el tiempo que le tomó antes de apartarse de su propia sangre; pero en cuanto lo hizo, acomodó torpemente un par de rocas y arena alrededor de este para formar una especie de guarida en resguardo a su abuelo. Posteriormente, con el puño clavado en el corazón, salió de la cueva y... La primera imagen que lo recibió fue algo para lo que no estaba preparado... Entró en shock de inmediato y se sintió colapsar faltándole el oxígeno para finalmente, resignarse y, hacer lo que se tenía que hacer... Pasadas las horas, Jacob deambulaba vagamente cuesta abajo en dirección al pueblo mientras se descubría a sí mismo en el bosque de su infancia. Las copas de los árboles y los senderos se veían exactamente igual a como los recordaba... A excepción de la evidente y notoria aura tóxica que ahora mermaba en el cielo cuál cúpula se tratase. Sin embargo, a pesar de eso, había algo más que no encajaba, pero no lograba descifrar lo que era hasta que finalmente llegó a las faldas del monte y entonces lo entendió... Extrañamente, de manera incomprensible... Lograba identificar los cimientos de unas cuantas casas destruídas provenientes de Yakurai, el pueblo de su abuelo... pero... a la vez, también reconocía los hogares del monte Kurotama... Era sencillamente cómo si... Inimaginablemente, las dos realidades se hubiesen mezclado la una con la otra... Contrariado, Jacob tragó grueso y se percató de otro suceso más... En ningún lado visualizaba más vida humana que la de él...Pero no fue hasta llegar al poblado que asimiló la realidad y se sintió vomitar... Oxis se regocijaba de alma en alma succionando la vida de aquellas personas que alguna vez habían sido amigos, vecinos, familia... Algo en su interior se quebrantó y no lo pudo soportar más... Abruptamente invocó a Lifus sin compasión y con el corazón frío observó cómo sus dulces y tiernos halos blanquecinos comenzaban a tornarse turbios y nauseabundos, pero ya no le importó... En la única cosa que podía pensar era en matar... Sed de venganza... Sed de destrucción... Se dejó llevar por el impulso y se lanzó al ataque sin piedad... Rápidamente pudo constatar el aura de Lifus corromperse, pero le era indiferente y de manera determinada, se preparó para el impacto dejándose cegar por la irá y el desprecio...

El mirar del AlmaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant