XV

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El aire húmedo se condensaba alrededor de su silueta; las partículas de agua se deslizaban por la piel. El vaho en su boca. La tierra fría. Jacob abrió lentamente los ojos y observó el cielo nublado, la inmensidad del espacio o,... sencillamente; el vacío de su existencia.

Las horas, los segundos, transcurrían. No existía remota idea de cuánto tiempo había acontecido desde aquel evento descorazonador. Únicamente reverberaba en su sentir; algunas veces ajeno, otras confundido, nostálgico, imperceptible. No hallaba despabilo en su haber. Inhaló profundamente y se incorporó del suelo para volver al sendero de la incertidumbre... Un par de metros adelante, la cortina de agua entorpeció su visión... más no fue suficiente para impedir distinguir al grupo de sombras que danzaban a la distancia. Jacob detuvo su marcha anímicamente mientras los observaba con la vista vana e imperturbable. Uno de los individuos se distanció del grupo haciendo un gesto con la mano a modo de despedida y se encaminó hacía él; traía el cabello y la ropa empapados; sus ojos denotaban un deje de felicidad, y una cálida y amplia sonrisa se fue formando en sus labios; se trataba nada más y nada menos que de Kazuma... Jacob ni se inmutó, su carencia emocional asemejaba al coexistir con la nada; pero esto no pareció afectar a Kazuma; quien en cuanto estuvo a la par, le rodeó con el brazo y le estrechó fraternalmente como viejos colegas. Momentos más tarde, pasado el apogeo, ambos surcaron entre tierra y maleza en búsqueda de un refugio para la lluvia; sin demora alguna, hallaron dichamente una pequeña choza en medio del bosque. Diligentemente, Kazuma avanzó determinado hasta ahí y sin mayor revuelo abrió vigorosamente la puerta; lo suficiente para que Jacob ingresara primero... Ciertamente, como cualquier ente pensante, este mero acto inspiraría desconfianza, y más cuando se tratase de un sitio remotamente desconocido; pero para Jacob, la situación no le provocaba el menor atisbo de alarma, por lo que, sencillamente, ingresó...

Lo inicial que percibió fue el fuerte tufo a madera mojada y la falta de iluminación; la cual fue casi inmediatamente resuelta en cuanto Kazuma se puso manos a la obra. En primera instancia, prendió el fogón, propagando así una acogedora llamarada de calor por el perímetro de la habitación, posteriormente; empezó a desplazarse por los rincones moviendo y deshaciendo como anillo al dedo... tal parecía haber una profunda familiaridad entre Kazuma y la choza como si hubiesen cohabitado desde hacía años... Solo... por el pequeño detalle de que nunca antes habían estado ahí, o al menos, no del que Jacob estuviera consciente... Sin embargo, entre el agotamiento y la despersonalización que experimentaba, Jacob decidió mejor tomar la manta que Kazuma le ofrecía y caminó lentamente cerca del fogón, se arrinconó en una orilla, se deslizó por la pared haciéndose ovillo y simplemente dejó que sus ojos lo trasladarán poco a poco de vuelta al sueño de la oscuridad hasta quedarse dormido.

A la mañana siguiente, una fresca brisa matutina se coló por el interior; vagamente aún se escuchaba el repiquetear de las llamas que prevalecían de una noche previa. Poco a poco el sonido de la naturaleza comenzaba a despertar. Perezosamente Jacob abrió los ojos y miró a su alrededor encontrándose solo; un rápido dejá vu vino en su auge; pero no duró demasiado en cuanto notó a Kazuma entrar por la puerta principal... traía consigo un par de vegetales y leguminosas; tal parecía haber ocupado parte de la madrugada para ir a cosechar algunos víveres. Su rostro se iluminó en cuanto vio a Jacob despierto.

-¡Ey! ¡Pensé que nunca despertarías! -Expresó risueño mientras se acercaba cuidadosamente a una superficie para colocar la cosecha.-¡Has de estar hambriento!-Afirmó entusiasta.- ¡La comida estará en un santiamén!-Agregó motivado. Jacob lo miró silencioso, impasible, ajeno al momento. Incómodo en el ambiente, Kazuma retornó a sus afanes sin verse intimidado por su actitud. Su buen ánimo era parcialmente contagioso.

Pasado un relativo corto tiempo, Kazuma dio por finalizada su creación, tomó un bol redondo, sirvió una enorme porción generosa y se la ofreció a Jacob; este lo miró con cierto recelo y posteriormente lo tomó y sostuvo en sus manos. Kazuma sonrió al ver su reacción frotando consecuentemente su cabeza.

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⏰ Dernière mise à jour : May 03 ⏰

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