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Jacob se torció entre espasmos mientras sujetaba firmemente su pecho con dolor; el fuego en su interior quemaba a tal ímpetu que sofocaba e impedía respirar; su tórax subía y bajaba jadeando aparatosamente mientras gotas de sudor corrían por su frente.

-¡Jacob! ¡Jacob! -Gritaba Argo en desesperación.-¿¡¡Qué te sucede!!?-Decía sujetándolo por los hombros. Exasperada, en un arranque de ira se dirigió a la criatura.-¿¡Qué eres!? ¿¡Qué le estás haciendo!?-Gritó una vez más.- ¡¡Responde!!!-Sentenció; pero la criatura sencillamente siguió su paso y la ignoró; sus ojos siempre fijos en Jacob. La aproximación del ser le arrancó un frío en la piel, su aura emanaba imposición. Trago grueso. Su instinto le aconsejó cautela; Lifus había avanzado lo suficiente para estar a la altura de Jacob; bajó la cabeza.

-Necesito que te tranquilices -Indicó el ser con voz grave.

Jacob alzó la vista y lo miró con perplejidad, sus sentidos se extraviaban en la agonía del dolor que le era imposible entender la situación; su mente no daba para más, sentía que sus pulmones estaban a punto de explotar. Otro fuerte espasmo lo obligó a contraerse sobre el suelo. Un grito ahogado escapó de su boca seguido de una tos seca.

-¡RESPIRA!-Le urgió Lifus severamente.

-¡No le hables así! -Reclamó Argo mientras sostenía la cabeza de Jacob sobre su regazo; sus manos temblaban nerviosamente.-¡¡Todo esto empezó por tu culpa!!-Acusó.

-Si no hace lo que le digo ¡Morirá!

El shock de sus palabras la dejaron paralizada al instante...

-Jacob, necesito que me escuches.-Insistió Lifus.-Tu cuerpo está atravesando por un proceso de adaptación en reacción al mío; es totalmente normal cuando portador y guardián entran en contacto por primera vez.

Argo frunció el ceño. -¿Portador?¿Guardián?¿De qué estás hablando?- Interrumpió.

Lifus únicamente le dirigió una mirada de soslayo para hacerla callar; después continuó con lo suyo.

-Respira, vamos, necesitas tranquilizarte; solo sigue mi voz. Inhala. Exhala.- Jacob lo miró vacilantemente mientras procuraba acatar sus órdenes, pero debido a los espasmos le era complicado hacerlo.

-Du..due..le.-Avisó en un hilo de voz.

-Lo sé, es normal cuando el cuerpo es demasiado frágil... no pensé que... olvídalo; solo enfócate en respirar ignorando el dolor, verás que pronto pasará.-Aseguró Lifus.

Jacob confió en él y con todo el espasmo que sentía se esforzó por obedecer apoyándose en las enseñanzas que había aprendido para resistir los entrenamientos. Consistía básicamente en una técnica mental que se focalizaba en el espíritu y no en el cuerpo; así fue como Jacob cerró sus ojos y se concentró en sentir su respiración imaginando cada partícula de su ser; poco a poco pudo notar que sus extremidades se relajaban y su pecho dejaba de doler, sentía que el calor de su cuerpo igualmente se desvanecía. Soltó un fuerte aliento de alivio y con el cuerpo perlado en sudor logró sentarse por sí mismo a pesar de sentirse aún muy débil. La energía que le restaba era apenas y suficiente para mantenerse despierto, su rostro estaba pálido; hecho que fue notado inmediatamente por Lifus.

-Es mejor que regresen a su hogar, la parte más riesgosa ha pasado, ya no hay nada de qué preocuparse.-Sugirió Lifus.

La conmoción que cruzó por el rostro de Argo fue indescifrable...

-¿De verdad esperas que después de todo lo que hemos presenciado, sencillamente nos vayamos sin explicación alguna?-Atajó con susceptibilidad.

El tono en su voz denotaba tensión, Lifus desde su lugar sencillamente la miró y con un gesto en la cabeza señaló a Jacob.

El mirar del AlmaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant