XI

19 0 0
                                    

Jacob acomodó sutilmente la palma de su mano derecha en diagonal sobre el mango del suburito para posteriormente apoyar la mano izquierda justo por debajo de esta dejando un ligero espacio entre ambas manos; sus pies se situaron en posición y dio comienzo con la técnica Suburi. Las muñecas de sus manos quedaron al ras de su frente sujetando con firmeza el peso del suburito mientras focalizaba el corte lanzándolo en línea recta por enfrente de su nariz. La estocada que dio fue rápida y concisa. El gesto que recibió de su abuelo fue en aprobatoria; a lo lejos se podía percibir el orgullo en su cara. Jacob había progresado considerablemente desde las últimas semanas, más concretamente, a partir de aquella etapa en que había llegado casi desmayado a la casa; algo en él había cambiado, era como sí en su interior un fuego se hubiese encendido y esto lo impulsará a perfeccionarse cada día. Kenzo no podía estar más que satisfecho de no haber sido por la ligera inquietud que albergaba en su pecho; sentía que a pesar de la enorme mejoría que había demostrado, aún no lograba conectar con la verdadera esencia del kenjutsu o el propósito de este; temía que Jacob tomará de inspiración la motivación incorrecta; sin embargo, no había nada que lo avalara, así que no le quedó de otra que permitirle progresar hasta finalmente llegar a su examen Chuden. Un fugaz movimiento lo abstrajo de su mente; Jacob ejecutaba fervientemente sus katas con exquisita exactitud; sus pasos eran ágiles y armoniosos; todo su ser se absorbía en eso, en cumplir, en mejorar; tal parecía que el resto del mundo pasaba inadvertido, no tenía cabeza para más, mejorar, mejorar, mejorar, era en lo único que pensaba; súbitamente su abuelo comenzó a enumerar algunas enseñanzas a mitad de su examen; su mirada penetrante estaba fija sobre él.

-Un samurai no se forma solo por el cuerpo, sino también por el alma.- Recitó Kenzo mientras Jacob continuaba ejecutando sus Katas frente a todos.- Un buen samurai se rige por las 7 virtudes... 1) Gi ¡Justicia! un samurai debe tomar decisiones correctas. 2) Yuuki, ¡Coraje! El valor del samurai es meditado, sereno; aceptan sus responsabilidades aún cuando estas son desagradables o peligrosas, lo encaran sin echarse atrás cuando la ocasión lo válida. 3) Jin, ¡Benevolencia! un samurai tiene que usar su fuerza para proteger a los más débiles. 4) Rei, ¡Respeto! Un samurai debe ser respetuoso y bondadoso con sus contrincantes. 5) Makoto ¡Honestidad! Se debe tener sinceridad absoluta. 6) Meiyo ¡Honor! Las acciones y no las palabras son las que definen a los buenos samurais. 7) Chuugi ¡Lealtad! ¡El samurai es fiel con cualquiera de los que le sigan!

Jacob podía sentir el peso de las palabras cayendo una en una sobre sus hombros, podía comprender la intención de Kenzo, su osadía, su persistencia, su inquietud; Jacob era consciente de su cambio repentino y de lo abrupto que podría ser esto para su abuelo. Un hilo de culpa cruzó por su pecho y estuvo a punto de trastabillar cuando su cuerpo dió un giro de 180 grados y entonces la vió. Sus amigos lo observaban con atención pero él solo tenía ojos para Argo y para el compromiso que había forjado con ella; aún sentía fresco el día posterior a la conversación que habían mantenido. Esa noche, no había sido capaz de conciliar el sueño a pesar del agotamiento, sus emociones lo acribillaban incesantemente en una turbulencia de pensamientos contradictorios; una parte de él quería seguir su instinto, aceptar lo inevitable y apegarse a la guía de su abuelo... pero otra, una diminuta esperanza, lo carcomía en su alma... ¿Y sí era posible? ¿Y si pudiera volver a verlos? ¿No sería su responsabilidad dar todo de sí para averiguarlo? ¿No debería intentarlo? La duda lo ansiaba una y otra vez; Jacob anhelaba aferrarse a esa pequeña esperanza, convertirla en realidad, sin embargo... ¿Estaría haciendo lo correcto? ¿Estaría yendo en contra de las enseñanzas de su abuelo? ¿Cómo saberlo?... Horas después, había decidido continuar con la idea de Argo, si bien, su plan no era ortodoxo, en caso de conseguirlo... ¿No sería también un beneficio para su abuelo? Al final del día también había perdido a su única hija...

El mirar del AlmaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant