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Estaba en la casa de los Bakugo, una enorme y fría casa llena de silencio, ¿Desde cuando fue así?

Entro en busca de Ochako, los medicamentos recetados por el médico poco a poco surgían efectos, pero ella parecía no querer tomar mas de eso, estaba mejor, ya comía y ya sonreía un poco.

Entro a la casa con la llave que le dio Bakugo en caso de emergencia, se encontraba viendo la TV recostada como cada mañana, Katsuki no había estado la mayor parte de estos dias presente por un viaje encargado por sus padres, mejor dicho por la señora Bakugo.

——Oh. Tenya ¿Trajiste los medicamentos nuevamente? —solto una cansada risa —— Gracias.

——Tenga por seguro que no me retiraré hasta que vea que los has tomado —Trajo un vaso de agua y se sentí junto a ella.

Mientras ella tomaba los medicamentos observó su rostro cansado y decaído.

——¿Y Katsuki?

——Tal vez no vuelva hasta en un par de dias más, Estaba enojado, pero tuvo que ir obligatoriamente. No tenía otra opción

——Ya veo.

No quería irse, quería estar con ella y cuidarla hasta más no poder, como si ella fuera su más preciado tesoro, amarla y protegerla como un niño a un dulce.

Suspiró arrepentido.

——Bakugo es un irresponsable—— Soltó con desagrado ——Si yo-

Iida entendió que ese no era su lugar.

¿Por que preferir su felicidad que el de su destinada? Si ella era feliz con Bakugo ¿A el que?

——¿Si tu que, Iida-kun? —Le pregunto.

El la miro. Y se atrevió a desearla.

——Si yo tuviera la fortuna de estar contigo, te cuidaría y amaría cada instante, te protegería con mi propia vida—— Iida sabía que había cometido un error, había traicionado a Bakugo—— Con permiso.

Tomo su mano y lo jalo hacia ella.
Tenya no aguanto más.

Había amado a Uraraka durante esos años, había soportado verla sufrir y llorar durante mucho, Bakugo la amaba pero no sabía que era amor realmente, el no conocía ni de coña esa palabra, lo único que haría es hacerla sufrir y destruirla cada vez más.

Así que decidió por los dos.

Tocó su rostro pálido, beso sus labios secos y acarició aquel cabello enredado.

Iida no se contuvo, Ochako no lo detuvo, sintió mariposas en el estomago, aquellas que hace mucho no había sentido, sintió su rostro arder y sus mejillas colorearse.
 
Katsuki había estado haciendo diversos planes de viaje, había estado preocupándose por ella muchas veces, pero ¿Aún lo ama? Lo que sentía por el era amor, pero no amor de pareja, amor de amistad tal vez, se casó con el, estuvo con el, simplemente por nada. Creyó encontrar a su destinado aquel entonces, pero el estaba ahí. Cuidando de ella.

——Vamonos de aquí, tu y yo, señorita Ochako, en un nuevo paraíso juntos ——junto sus frentes mientras sentía una conexión con ella ——Prometo amarte y cuidarte como nadie lo hará.

Empacaron  lo que para ellos era importante, Ochako sentía su corazón débil later, sus manos temblorosas, y sus piernas débiles, cubrió las cortadas de sus brazos con un polo manga larga, este era su nuevo comienzo, estaba segura que Katsuki lo entendería.

Era egoísta, solo buscaba su felicidad propia sin contar la de su marido.

Estaba bien. Eso creía.

Iida la esperaba en un taxi, había dejado su trabajo, su departamento ya estaba en venta y su auto igual, iban a viajar a otro país, iban a empezar una vida nueva, Tenya tenía una casa en corea, sus padres se la habían heredado y era perfecta para vivir, sus hermanos no le prestaban atención a aquella casa y permitieron que el hiciera lo que quiera con ella.

Aquella tarde tomaron una avión hacia aquel lugar, ni uno dijo nada, ninguno movió un dedo, sus manos entrelazadas, sus ojos cerrados. Sin mirar lo que dejaban atrás.

¿Hace cuánto su lazo se subía formado?

Desde la primera vez que se vieron.

...





Su mandíbula se apretó, sintió sus ojos arder y la preocupación nacer.

Observó al doctor que siempre le atendió su mirada en los análisis, la lástima en sus ojos y pena en la mirada.

——Ya no queda más que hacer señora Midoriya.

Suspiró y lucho.

——¡Tome los medicamentos! Trate de cuidarme, no me diga eso por favor.

——La enfermedad avanzo considerablemente y no tiene cura alguna.

Apretó su falda, ¿Y su Mahoro? ¿Que Pasara con ella? No podía dejarla¡Se lo prometio a Izuku! No podia fallarle nuevamente, no podía abandonar a su nieta. No quería que sufriera más de lo que ya había sufrido, ¿Por que la vida es injusta?

—¿Que puedo hacer? — pregunto con lo último que le quedaba de esperanza.

——Solo disfrute sus últimos años de vida. —le respondió el médico.

En plena moche regreso a casa caminando con Mahoro en brazos,sus pies dolían y parecía que se le había hinchado,  el dinero ya le había sido insuficiente para el pasaje en autobús, ni pensar que aquellos medicamentos no le servirieron de nada.

Se sentó en una banca y como última opción al problema llamo a Rody, no para que lá llevara a casa, si no, para que esté prometiera ayudarla si no llegara a estar mucho tiempo.


——¡Mami Inko!

——¡Muy bien! Mahoro ya está hablando muy bien——tomo a la niña en brazos, elevandola en los aires.

Rody trajo una jarra de refresco, había pasado nuevamente de visita luego de unos días de trabajo, había extrañado aquella pequeña familia y la pequeña copia de zuku , Mahoro era muy imperativa y aprendía muy rápido.

——¡Rody! ——le llamo, elevó sus brazos para que esté la tomara.

El castaño dejo la jarra en la mesa mientras cargaba a la rubia, era una bonita tarde, una hermosa tarde. La nueva casa Midoriya era casi similar a la otra por la gran acogida que daba sus integrantes, las sonrisas no faltaban nunca.

Inko poco a poco se recuperaba, su enfermedad avanzaba, si, pero eso no impedía que pudiera decir que estana bien y recuperándose de los años perdidos. Observó a su familia, aquella pequeña que era su motivación para levantarse cada mañana. A Rody que siempre se preocupaba por ellas.

——¿Quien quiere refresco?

——¡Yo! —exclamo el castaño——Mahoro ¿Acaso no quieres?

La pequeña asintió con su cabeza, sus mejillas se coloreaban por la vergüenza mientras jugaba con sus manos. Observó a los dos adultos mientras tomoba la mano de su abuela.

——¡Si que es como zuku! ——de un salto abrazo a la pequeña, era como su cachorra, era lo que se había propuesto proteger hasta el final.

Y ahora iba a cumplir esa promesa hasta el final de sus días, por Izuku, por su familia y por su nieta.

——¡Vamos Mahoro! Yo invito los helados.

La pequeña tomo la mano de el castaño mientras llamaba a su abuela, Mahoro crecía en una familia tan bella. Y de eso se encargaba Inko Midoriya.


Life [Katsudeku]  OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora