[CAPITULO 3]

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Tan pronto como Yushiro había llegado a su hogar las cosas habían cambiado, sus pertenencias y equipaje aparecieron por arte de magia frente a ellos, y en compañía del peli verde también estaba un felino con un cascabel colgando del cuello. Yushiro tenía tener el control de la mayor parte de las cosas en el hogar de los Ubayashiki, diciendo que establecería un orden y reglas que tendrían que seguir al pie de la letra. Y así inicio todo.

Por las mañanas el felino los despertaba antes de que saliera el sol, se aseaban mientras Yushiro servía el desayuno, y una vez todos en la mesa comenzaba un desayuno bastante silencioso. Luego de comer Yushiro se retiraba con Kiriya no sin antes dejarles tareas a ambas albinas, distintas actividades en las que podrían distraerse mientras que el azabache estudiaba en su compañía.

Uno de los talentos de Kanata era tocar el koto, pero esto estaba descartado de la lista de Kuina, quien ahora se veía obligada a aprender. Kanata se dedicaba a enseñarle cómo tocar aquel instrumento que tanto le encantaba tocar, pero Kuina no tenia paciencia, deseaba aprender rápido y poder hacer otras cosas, así que terminó rompiendo las cuerdas de su koto.

— perdóname... Perdón Kanata — Kuina estaba realmente arrepentida. Kanata solo observaba afligida su instrumento el cual no solo tenía cuerdas rotas, sino que también se rompió al caer de las manos de Kuina.

— no pasa nada...

Kanata tomo el koto en manos y los trozos de madera en el suelo y salió de la habitación sin dirigirle la mirada. No solo era un instrumento para la más joven, era un regalo muy especial que le había dado su padre, conocía el amor que ella tenía por la música, apreciaba tanto el detalle y ahora solo tenía el koto roto que alguna vez fue un muy hermoso koto bastante nuevo.

No tenía nada de sus padres luego de su muerte además de su koto y un legado familiar, Kiriya tenía el distintivo ahori de su padre, Kuina no tenía nada, pero eso nunca le importo, porque no necesitaba nada material para recordar el amor de sus padres.

A la hora del almuerzo nuevamente se reunían todos a comer lo que había preparado Yushiro quien luego de eso les enseñaba a cocinar a los tres jóvenes, hacia lo posible para que estos pudieran ser independientes rápidamente. Kiriya recibía múltiples elogios de parte de Yushiro, parecía ser uno de sus estudiantes favoritos al adaptarse a su forma de ser, Kuina no era obediente, le causaba molestia recibir órdenes, pero aún así seguía sus instrucciones, Kanata solo acataba las órdenes en silencio, no quería tener reproches ni elogios.

Ya terminada la lección los Ubayashiki tendrían tiempo para hacer lo que quisieran hasta que llegara la hora de la cena, Yushiro se encerraba en su habitación a pintar cuadros de Tamayo, la mujer a la que ama.

— ¿Cómo te sientes? — Genya se encontraba al lado de Kanata quien aún estaba deprimida por lo que le sucedió a su instrumento.

— Bien..

No Quiero Dejarte  (Genya x Kanata)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora