[CAPITULO 13]

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Tres semanas habían pasado, tres infernales semanas en las que Genya no había podido ver a su amada, solo sabía que estaba bien o eso decía Gyomei cuando le preguntaba. Estaba preocupado, no continuaron con las clases, no la había visto ni siquiera en pintura, se volvería loco si seguía reteniendo sus emociones, iba a explotar.

Durante esas tres semanas el entrenamiento se volvió mucho más duro, todo por producto de su hermano mayor quien se encargaba de hacer sufrir a todo el pelotón, sobre todo a él, tal vez no le quería dar el privilegio de ser blando con el por la razón de ser hermanos, mostraba su autoridad castigando a todo el que falle en el entrenamiento, al que ría, juegue o se desconcentre, Sanemi asustaba a cada uno de ellos dándoles a entender que cada una de estas cosas los guiarán al camino de la muerte.

Los entrenamientos se volvían más y más intensos cada que pasa el tiempo ya que no faltaba mucho para ir al campo de batalla, explicando a detalle toda la estrategia y su objetivo.

¿Descansar? Eso parecía algo imposible en aquellos momentos, estaba agotado, pero estaba dando su mayor esfuerzo por qué las cosas salieran bien, para así poder volver con vida, para verla... A ella.

Estaba exhausto.

Se encontraba recostado en la cama superior de la litera que compartía con un pelotón desconocido, no conocía a nadie de los que estaban con el, no tenía tiempo para socializar, la única persona que podría considerar un amigo era a aquel joven que había "defendido" hace mucho en el comedor.

Sentía un cosquilleo, había algo esa noche que no le permitía dormir, algo le decía que abandonara la habitación, era como si sus pulmones le exigieran aire fresco y sus piernas quisieran tomar el control por si solas. No entendía ese extraño impulso, pero se levantó de la cama con sigilo, podía ser castigado si era encontrado, pero no podía ignorar ese presentimiento que tenía su corazón latiendo con rapidez.

Salió de la carpa y miro a los alrededores, vigilando la sola, si se topaba con algún guardia estaría en serios problemas. Camino y camino hasta donde sus pies lo llevaban, no se comprendía así mismo, solo sentía que tenía que ir a ese lugar.

Y termino de pie, frente a la mansión de los Ubayashiki. Mantuvo el sigilo y se escabulle entre los arbustos, rodeando la mansión hasta llegar a lo que parecía ser un patio.

El corazón se aceleraba mientras más avanzaba, y sudaba frío, estaba angustiado por qué no sabía lo que habría detrás de aquellos arbustos.

Paso entre ellos intentando ser silencioso, cosa que no resultó muy bien, pues la persona del otro lado lo había escuchado.

— ¿Kanata? — vio a la albina de kimono púrpura y sonríe muy alegre, estaba feliz de verla.

— No, soy Kuina ¿Tu quien eres? — toda felicidad se esfumó, tenía razón, esa no era su Kanata, se veía como ella, pero no lo era, sus gestos, su tono de voz su mirar, eran diferentes.

No Quiero Dejarte  (Genya x Kanata)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora