El amor no conoce de fronteras, tampoco de edad, tiempo, género, eso es alguna de las cosas que dicen del amor.
Te amare en todos los multiversos, aunque nos separen, cuando reencarne te seguiré buscando. Parece ser que el amor es algo muy hermoso.
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- ¿Cómo te hiciste esas heridas? - escucho la suave voz de Kanata hablarle con preocupación.
Luego de su entrenamiento y un regaño por parte de Gyomei respecto a la pelea el día anterior en el desayuno, Genya termino siendo atendido por una de las enfermeras y luego de eso se dirigió a sus clases privadas, siendo tomado por sorpresa al ver a Kanata en la misma habitación.
- U-Ubayashiki San ¿Q-qué haces tu aquí? - se sintió nervioso cuando ella se acercó a él comenzando a ruborizarse ampliamente.
- Seré yo quien te de tus clases privadas Shinazugawa san. Siempre te enseñaré cosas nuevas de había dicho.
Se cubrió los labios y le vio exaltada, era la primera vez que observaba una reacción tan diferente en Kanata, no pudo evitarlo, pero sonrió viéndole con ternura, le recordaba a un pequeño gatito asustado.
- perdón, nunca había dicho eso.
- Es cierto, no lo hiciste, pero se siente como si ya me lo hubieras dicho.
- pero no me cambie el tema Shinazugawa san, tome asiento y cuénteme por qué tiene esos moretones.
Se sentó en la silla junto a la mesa de la biblioteca privada de los Ubayashiki, Genya hizo lo mismo en el lado contrario de la mesa, sujetando con fuerza la tela de su ropa para calmar sus nervios.
- bueno, ahora sí puedes decirme que paso.
Genya paseo su mirada por todo el lugar, entre todos los estantes llenos de libros, decenas de libros de diferentes colores y tamaños, habían varias plantas en el lugar, haciendo que el lugar se viera agradable, cerca de ellos había un pequeño caldero para preparar té. Hasta que volvió a mirar a Kanata, todo lo que había pensado se le fue de la cabeza en cuanto los ojos de Kanata le vieron.
- estaban molestando a un chico en el desayuno, entonces les di una lección, ya no volverán a hacerlo - sonrió orgulloso, intentando asombrar a la albina con su hazaña.
- Una muy buena acción Shinazugawa san, pero hay muchas maneras diferentes de ayudar a alguien sin tener que meterse en una pelea. - Genya bajo la mirada, sabía que eso pasaría si se metía en problemas, pero no pudo evitarlo, tenía que darle su paliza a esos cinco, no podía dejar que pensaran que era un debilucho, por eso termino lo que empezó luego del desayuno - Sin embargo, son todos soldados, cada uno lidia con sus propios problemas mentales y les hace tener comportamientos agresivos, ya es muy común que sucedan estos enfrentamientos, espero ya no te metas en más problemas.
- No me meteré en más problemas, te lo juro - Se llevó la mano derecha al pecho y alzó la otra, manteniendo la firmeza en un intento por verse confiable.
- Shinazugawa san, parece ser que tendré que enseñarte muchas cosas, principalmente debes dejar de tutear.
