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— ¿Y por qué no se lo pides? — pregunta Spreen a su amiga, Alana, ella mira el techo con desesperación.

Alana cerraba la taquilla, llevaban la conversación desde ayer, Spreen seguía animándola.

— ¿Es que no es obvio? Ni si quiera sabe que existo, aparte, ya te lo dije, tema olvidado

— Si tu lo dices — dice Spreen para separarse de ella y pegarse a Nuvia para ir a derecho.

— ¿Que toca ahora? — le pregunta, ella se veía estresada intentado abrir la taquilla.

— Magisterio en B11 — murmura mientras sigue con la taquilla. Spreen le besa la mejilla y se va hacia clases.

— Es mas maña que fuerza — dice la voz de Aldo, ayuda a Nuvia a abrir la taquilla y ella le sonríe.

— Gracias

— ¿Oye me puedes dar algún consejo mientras te acompaño a clases?

— Te voy a tener que pagar — bromea haciendo sonreír a Aldo — Pero está bien ¿no tienes clases?

— Media hora más tarde — Nuvia asiente y ambos se dirijan hacia la clase de Nuvia.

— ¿Que es? — le pregunta al castaño.

— Pues a ver, también le gusto a Rivers y Rocio lo ha admitido — dice algo nervioso

— ¿Entonces cual es el problema? — pregunta Nuvia con el ceño fruncido.

— Que en mi mente hay un cacao y no se porque

— Primero debes aclárate tú, después habla con ambas y por último da el paso — aconseja — Pero por favor no le hagas daño a ninguna

— Claro que no — responde — Pero ese es el problema.

— A ver Aldo, te doy consejos, no soy la llave maestra para abrir tu misterio — rueda los ojos Nuvia, Aldo ríe.

— A lo que me refiero es que no se que hacer, estoy estancado y no puedo avanzar — murmura.

— Primero ¿estás seguro de sentir algo por Rocio? — pregunta Nuvia frenando en seco.

— No — suelta, Aldo se anda sin rodeos.

— Bien, de ahí viene tu cacao — responde la rubia — Ahora solo tienes que buscar o encontrar el inicio del caos — ayuda Nuvia. — Aclara tus sentimientos.

— Me has venido como has de manga, Gracias pequeña — besa su mejilla y sale corriendo del pasillo, Nuvia se encoge de hombros y entra a su clase.

— ¡Spreen sal de mi sitio! — grita antes de cerrar la puerta.

Aldo corre por el pasillo hasta encintar a Rocio, también entra media hora más tarde. Ella lo mira acercase a ella y le sonríe.

— Creo que tenemos que hablar — dice el. Rocio frunce el ceño y se acomoda en el asiento de afuera, Aldo se sienta al lado.

— Si claro, dime — dice nerviosa.

— Tengamos una cita — como he dicho antes, Aldo sin rodeos ni tacto.

— Eh.....¿como? Que directo, no me lo esperaba — parpadea perpleja y sonríe.

— ¿Entonces que dices? — pregunta el castaño.

— C-claro que si — sonríe y Aldo también lo intenta.

Mientras, Carrera y Barca estaban juntos en la cafetería. Todos entraban más tarde menos Spreen y Nuvia, pero ellos salían antes.

𝕰𝖖𝖚𝖎𝖕𝖔 𝖅 • 𝕾𝖙𝖗𝖊𝖆𝖒𝖊𝖗𝖘 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora