Soy muy rara

21 1 0
                                    

Cuando tenía 18 años, mi  madre creyó que sería una buena idea comenzar a asistir a terapia. Así pues comenzó una experiencia que había estado deseando desde hacía ya algo de tiempo, pero el día en que sucedió justamente ocurrió un día gris. Llegué sin filtros, con el alma en pena y desnuda sin miedo a decir lo que sentía y le pedí llorando la ayuda que necesitaba. La psicóloga me dio esperanza y me tranquilizó, luego de la entrevista me dijo que había un par de cosas en las que trabajar para que yo ya no me viera así de "rara". Una cosa curiosa que recuerdo muy bien de ese día, es que de entre las cientos de preguntas que realizó, la más icónica fue la de: ¿cuál es el adjetivo que te han aplicado que más te desagrade?, a lo que yo respondí: que tengo que cambiar mi forma de ser porque soy muy rara. Habiendo ella misma refiriéndose a mí de esa manera, sintió la incomodidad y cambió de actividad. No regresé jamás con la psicóloga. 

He sido llamada de esta manera mi vida entera y lo peor es que durante los primeros años lo consideraba un insulto, ahora siendo siendo escritora sólo busco potenciar mi rareza para crear arte y transmitir mis mensajes al mundo pero mis peculiaridades no parecen bastar como para conseguir que el mundo de la vuelta y entienda lo que yo veo sin señalarlo como rareza. 

Lo extraño en verdad es que ya no me siento rara ni me siento especial, no me siento como la protagonista ni creo que exista una historia dedicada a mí. Estoy segura de una cosa y es que cada vida, sin excepción es extraordinaria y la única presunta vida común y aburrida es sólamente una historia mal contada. Pero entonces si todos somos extraordinarios, la rareza y la originalidad pierden cabalidad y se convierte en lo común en lo que todos estamos sumergidos, ¿a qué le llamamos rareza entonces?, bueno pues yo tengo una pequeña respuesta: le llamamos raro a toda aquella persona que aún conserva el valor de mostrar su esencia frente a los demás sin la necesidad de su aprobación o rechazo. Le llamamos raro a quien no entiende de protocolos ni sutilezas y le permite a su vida verse guiada por los impulsos de su corazón. Le llamamos raro a quienes persiguen un sueño imposible.
Nosotros los cobardes nos protegemos llamando raros y apartando del margen a quienes viven su vida sin la necesidad de la aprobación de alguien más. 



Desde mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora