7. Los siete maridos de Alexia James

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Nico

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Nico

Estábamos esperando a que anunciarán a The Black Rose para bailar Jailhouse rock de Elvis Presley. La verdad es que el talento de Mary y Jeremy era innegable.

Ellos se acercaron a saludar antes de ir al escenario. Venían vestidos para la actuación. Y Mary...

Estaba increíble.

No, cállate. Maldita consciencia.

Pero es una belleza.

Dije chitón.

—Sirenita, vais a ganar —aseguró Percy

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—Sirenita, vais a ganar —aseguró Percy.

—Nos vamos a divertir —dijo Jeremy.

—Ya te dije que perder no está en mi vocabulario, niño —lo miró Afrodita.

—Y para eso estoy yo —los ojos agua de Mary brillaron con orgullo, algo arrogantes.

—Buena chica —sonrió la diosa con toda dulzura.

—Niña, he apostado por ti, no me hagas perder a mí —la señaló mi padre, Hazel le envió una mirada.

—El dinero es lo más inútil que se puede apostar —sentenció ella.

—¿Y qué apostarías tú, Mary? —le eché en cara.

Ella me miró de arriba a abajo pensante. Nuestros ojos se encontraron y ella esbozó una gran sonrisa.

—Si yo gano, tú llevarás la camiseta naranja del campamento una semana, y sin chaqueta —advirtió.

Los demás, dirigidos por Jason, Percy y Leo hicieron un corillo de «Uuuuuhhhh».

—Y si pierdes, me dejas pintar tu pelo.

Ella abrió la boca: AMABA su cabello castaño oscuro, suave y con leves ondas. Afrodita, Julie y Piper jadearon.

—Trato, bastardo Adams —me tendió la mano y con gusto, y una sonrisa llena de orgullo, la estreché.

—Loca, tenemos que irnos, somos los siguientes —le apresuró Jeremy.

La voz de la sirena || Nico di Angelo ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora