14. Woooooo ha nevadooooooo

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Álex

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Álex

Al abrir los ojos, me quedé petrificada.

Frente a nosotros había una gran casa de piedra y madera en medio del claro y rodeada/cubierta de capas y capas de nieve que la teñían de blanco puro. Los pinos la rodeaban con todas sus ramas blancas.

No podía creerlo, estaba frente a la nieve. ¡La nieve! Era blanca y brillante; súper bonita.

Me giré hacia mi padre y salté sobre él para darle un fuerte abrazo, cosa que él también aceptó con entusiasmo

—¡Gracias! ¡Gracias, gracias, gracias! ¡Me encanta!

—Entremos, tengo mucho frío —tiritó Jeremy.

—Eres un dramático —sonreí. Cogí nieve, hice una bola y se la tiré a la cara.

—¡Te vas a enterar, Alexia Mary James!

Cogió un montón de nieve y empezó a perseguirme mientras corría por los alrededores con otra bola en las manos?

—¡Guerraaaaaaaa! —anunció Leo. Todos empezaron a coger nieve y tirarársela unos a otros.

Corrí sin mirar por dónde iba, todos estaban contra todos.

—¡Álex, detrás de ti! —oí a Jeremy.

Me giré y lancé la bola de nieve con todas mis fuerzas a la cara de la víctima.

Ups. Hades.

El padre de Di Angelo se quedó quieto y tenso. Todos lo miraron con miedo mientras papá y Zeus carcajeaban. Entonces, el dios del Inframundo creó una bola de nieve del tamaño de un perro del infierno y la hizo caer sobre mí.

Saqué la cabeza de la nieve y comencé a reír escandalosamente mientras Hades también empezaba a sonreír.

Piper y Hazel corrieron hacia mí y empezaron a modelar el montículo de nieve que me atrapaba para crear una cola de sirena. Leo se unió y el resto siguió de un lado a otro riendo y lanzando nieve a diestra y siniestra

Nico

—¿Has permitido que esa mocosa te lancé nieve en la cara? —exclamé furioso.

—Vamos, Nico; ya que me han obligado a venir, puedo divertirme. Yo también le he lanzado nieve a ella, ¿no?

—Ahg, inútil —me crucé de brazos frustrado y dándole la espalda.

Una gran bola de nieve chocó contra mi nuca. Al girarme vi a mi padre con una sonrisa astuta.

—¿Cómo te atreves? —lo señalé acusador.

—Yo no fui —se excusó.

—¿Entonces quién?

Sentí otra bola estampar en mi espalda.

La voz de la sirena || Nico di Angelo ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora