El amigo

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Los ojos marrones escanean de arriba abajo la silueta frente a la puerta. Una persona vestida con gafas de seguridad, cubrebocas con boquilla, guantes y un overol de plástico levanta su mano como saludo.

Se quedan ambos inmóviles en esa posición. Para Alemania los segundos se le hacen eternos. Por fin decide hablar.

Ale- Guten...

Con fuerza México toma la perilla de la puerta y se dispone a cerrarla con fuerza. Se percata que esta no cierra. Ve al suelo. Un pie impide el cerrarla.

Ale- Ouch, ouch. Tag. ¿Podemos charlar?

Con premura la tricolor saca su móvil comenzando a marcar.

Ale- Espere, espere. No tiene que llamar a nadie- le arrebata el equipo alzándolo por encima de su cabeza.

Mex- Denme mi teléfono, alíen o lo que sea.

Ale- ¡No soy un alíen! Si me permite soy...

Un puntapié le causa gran dolor, lo que ocasiona que suelte el móvil. En cuanto la chica tiene su teléfono cierra la puerta rápidamente.

Ale- Espere. Rusia de amigo Alemania soy.

Mex- ¿Qué?

Ale- Digo, soy Alemania, un amigo de Rusia.

México asoma un ojo por la puerta, aun asegurada con una pequeña cadena.

Mex- ¿Dijo amigo? ¿De Rusia?

Ale- Sí, soy su amigo, mire.

El teutón muestra su móvil con distintas fotos de ambos.

Ale- Ve, somos amigos.

La puerta se cierra de nuevo.

Mex- No le creo.

Ale- Este...Yo... solo quiero...quiero que mi amigo este bien. Que no...que no vuelva a pasar lo del pasado.

La puerta se abre.

Mex- ¿Qué le paso a Rusia?

Debajo de la mascarilla el joven sonríe ante el semblante preocupado de la chica.

Ale- (Veo que le preocupa) ¿Puedo pasar?

Mex- Si, adelante.

Ambos entran.

Ale- Si tiene un lugar abierto y espacioso como un jardín o terraza lo agradezco.

Mex- Am, pues está el patio trasero. Es amplio.

Ale- Perfecto.

Completamente extrañada México mira al alemán acomodarse en una silla.

Mex- Am... ¿algo de beber?

Ale- Café, por favor.

Mex- Espere un minuto.

En lo que la chica regresa con el café Alemania mira el alrededor. El césped es corto, no hay flores ni plantas de ningún tipo. Solo se ve la barda de madera que rodea el perímetro. La chica vuelve.

Mex- Aquí esta. Este... ¿Por qué lleva todo eso puesto?

Ale- Am... res—resfriado. Eso, estoy resfriado y es un virus muy contagioso.

Mex- Ha, ya veo. (Me pregunto cómo tomara su café con la mascarilla puesta) ¿Qué es eso que me dijo de Rusia? ¿Qué le ocurrió antes?

Alemania mira el oscuro líquido de su taza, el cómo gira.

Ale- Él... El sufrió mucho. No me dijo todo, solo por partes. Que su vida cambio por completo cuando recibió el resultado de sus análisis de género. En cuanto se supo que era beta su padre simplemente se deslindó de él. Le dijo que él no era su hijo. Fue un golpe duro. Pero lo que realmente lo quebró fue el buscar a su novia y descubrir que ella ya no estaba. Simplemente había desaparecido. Se culpaba por ser beta, creo que aún se culpa.

La promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora