En la oscuridad

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Un hombre está sumido en la oscuridad. No está muerto, pero tampoco vivo. No puede mover ni el más pequeño de los músculos de su cuerpo. Respira y vive a través de máquinas que lo mantienen en ese letargo. No sabe cuánto tiempo ha pasado en ese estado. Pero escucha. Oye los pasos de las personas al acercarse. Oye el líquido que viaja hasta su cuerpo. Oye es llanto de su hija y eso es lo que más le duele, el no poder abrazarla, consolarla, liberarla de las cadenas que le atan. Maldice el día en que confió en esa persona, el que hacía llamar su amigo.

España escucha sonidos. Alguien le está checando.

Enfermera- *suspira* sin mejoría.

Una puerta se escucha abrirse. Unos zapatos golpean con firmeza el suelo.

Enfermera- Señor Hungría, que sorpresa. Nos hubiera avisado de su visita.

Hungría- Quise ver que todo lo de la mudanza transcurrió en orden. ¿Cómo va mi amigo?

Enfermera- Igual.

Hungría- ¿Puede dejarnos un momento?

Enfermera- Claro. Permiso.

Escucha el sonido de cierre. Y los pasos comienzan a acercarse. Siente como alguien se acomoda al lado de la cama.

Hungría- Mírate, Ay amigo. Casi me das lastima. Sabes, México y yo somos muy felices. Y hubieras podido verlo si tan solo me hubieras dado a México en matrimonio como te lo pedí en lugar de gritarme y exigirme que me fuera, que desapareciera de sus vidas. Pero eso era imposible. Desde la primera vez que la vi cuando tenía 10 años sentí el amor. Un amor que solo se encuentra una ve en la vida. ¿Y que si ella era menor que yo? En la antigüedad las mujeres se casaban más jóvenes y nadie decía nada. Ella tenía que ser mía, solo tenías que aceptarlo.

España- (Maldito bastardo)

Hungría- ¿Sabes quien apareció? Rusia. Ese niño que decías que era su novio en la secundaria. Finge que no le importa pero sé que aun siente algo por ella. Le demostrare, le enseñare que ella me pertenece. Y que mejor manera que hacer que ella dé a luz a nuestro hijo.

España- (¡Déjala!)

Hungría- Pronto será su celo. Y esta vez me asegurare que ella quede embarazada. No te preocupes, serás el primero en conocer a tu nieto. Por lo pronto es hora de tu medicina.

Un líquido negro es inyectado en suero. Lentamente corre al brazo del bicolor.

Hungría- Quien diría que nuestra pasión por las plantas nos haría amigos. ¿Recuerdas el club de botánica? Me divertía tanto. Eso me enseñó tanto de las plantas. Como a esta bebe. "Nabo del diablo" curioso nombre. Toda ella es venenosa. Y su flor es tan linda. Fue tan fácil diluir un poco en esa botella de vino que te ofrecí como señal de paz. De querer que recuperáramos nuestra amistad. Y en serio lo quería. Te apreciaba, España. Eras alguien muy importante para mí. Aun lo eres. Si no estarías muerto. Claro que también podrías decir que fue porque quise asegurarme que México se quedara a mi lado. Szilva se quedara a mi lado. No importara nada ni nadie. Bueno, con esta dosis dormirás otros 6 meses. Nos vemos, amigo.

Los pasos se alejan hasta que se pierden en la distancia.

España, en la oscuridad de su mente, se lamenta.

España- (Debí ser más precavido. Debí de prestar más atención cuando me dijiste que no te gustaba como Hungría te mirada. Lo siento. Por eso estas condenada a este infierno mi niña. Dios, alguien, quien sea, mátenme y liberen a mi pequeña del dolor que ha estado sufriendo, por piedad, alguien)

Solo el sonido de las maquinas es su única contestación.

La promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora