011

1.4K 152 41
                                    


𝗔𝗰𝗹𝗮𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Antes de empezar, quiero aclarar que todo esto es ficticio, creado por mi imaginación, respeto completamente la relación de amistad que ellos llevan y no quisiera incomodarlos ni a ellos ni a ustedes <3

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ No soy de Argentina, obviamente el modismo se me hará difícil, haré lo que pueda :').

A las seis en punto, Laura se levanta con el sonar de la alarma de su celular, nota que todavía está oscuro y apenas puede ver al sol saliendo, el frío helado está en toda la casa, así que recurre a abrigarse y ponerse unas pantuflas para empezar ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


A las seis en punto, Laura se levanta con el sonar de la alarma de su celular, nota que todavía está oscuro y apenas puede ver al sol saliendo, el frío helado está en toda la casa, así que recurre a abrigarse y ponerse unas pantuflas para empezar con su día cotidiano.

Siente la cara adormilada, con los ojos entre cerrados se dirige hacia el baño y abre el fregadero, una que otra se echa el agua en la cara, mientras se lava los dientes, recuerda las actividades del día de hoy, ir a la reunión de su querida hija Míriam, comprar los materiales de arte para Daniel y, por último, recoger los útiles del último semestre de Iván.

Miro al espejo del frente, como de costumbre, sonrió y alentó en que este día sería uno como normal.

En la cocina inició cortando en dos las naranjas, colocó delicadamente la fruta en la máquina, con fuerza tomó la manilla y exprimió el jugo que llevaba en ella.

Sirvió en una taza mediana y se dirigió al cuarto de su hijo, abrió la puerta sin problemas, encontrando a Iván enredado con la cubrecama amplia.

— Ivi, es hora de levantarse — acaricio los rizos pequeños del pelinegro.

— No... — se quejo somnoliento.

Dejó el vaso en la mesita y encaminó hasta las cortinas.

— Levantate.

Iván bufo.

— No quiero ir hoy al cole.

La pelirroja sonrió, — Hoy tenés una nueva materia Iván, no podés faltar.

Iván cruzo de brazos, últimamente se sentía agotado con todo lo que había sucedido, las tareas del último semestre, su amistad con Nina y el conflicto con Rodrigo y Abel.

No entendía el porqué Abel era muy insistente, Iván le dejaba en claro sus sentimientos y al parecer este no comprendía, ¿debería ser más directo?

Lo último que quería era no lastimarlo.

— Hey, cariño — dijo su madre preocupada — Últimamente te noto un tanto distraído — entre cerro sus dedos.

Apoyo su cara con sus brazos, dando un resoplido.

— Y-Yo, necesito aclarar algunas cosas. Quiero, tener un tiempo para mi.

Abrió los ojos con asombro.

— Entiendo — suspiro — Solo por hoy, eh — sonrió, dejándole un beso en la mejilla de su hijo — Si querés hablar, sabés que estoy para vos, ¿no?

— Si, mamá — Iván aceptó.

— Estaré en tu cole en unas horas, no olvides de tu desayuno — avisó cerrando la puerta.

— Dale.

En el pasillo junto a la sala, Laura temía a que algo le estuviese pasando a Iván, el lenguaje corporal de su hijo había cambiado completamente, desde ya unos meses lo notaba más abierto, comparando a Iván del año pasado, un niño tímido, cerrado en sí mismo y reprimido a lo que era ahora,  alguien confiado, alegre y sin taparse la sonrisa hermosa que escondía, sintió muy rápido el cambio de Iván.

Al ser este un preadolescente, experimentaría el primer amor, las hormonas alocadas, hasta transformarse en una persona que no es con tal de gustarle a ese alguien.

Laura conocía a su hijo, así también como saber que Iván era tal como era, el mismo y por lo tanto le daba tranquilidad.

Lo apoyaría en cualquier circunstancia, lo que más importaba era la felicidad de Iván.

— Chau Mami — emitió Míriam al salir del auto.

— Ten buen dia, Mimi — Laura salió de su asiento.

— ¿Vos irás al cole? — preguntó la menor.

— No, linda. Voy a recoger algunos útiles de tu hermano.

— Es muy injusto que Iván se haya quedado en casa — inflo sus mejillas.

— Llegaras tarde a clase — señaló.

— Ahg — descontenta se fue al aula, donde la maestra saludaba a sus alumnos.

Laura negó con la cabeza.

A distancia, Rodrigo vio como Iván no estaba con su madre como siempre, ¿le habrá pasado algo?

De mal humor se sentó en las escaleras, apoyando su cabeza en sus rodillas, solamente había pasado un día y ya extrañaba al pelinegro.

・・・

— ¡Iván! Que bueno volver a verte — Samir lo saludo desde lejos.

Sonrió desanimado.

— Mamá ya no me dejo faltar — apenado lo siguió.

Samir rió — Que mala suerte — abrazó su hombro — Por si no sabías, cambiamos de lugares.

— ¡Si! — exclamó contento — La pelotudez ya me estaba afectando — al entrar al aula, saludo a algunos mientras buscaba su asiento.

— ¿Que decís?, todos anhelan sentarse conmigo — elogió.

— Que bueno — palmeo su hombro — Ahora, decime, ¿con quien me toco compartir mesa?

— Con Abel — intervino el profesor desde su escritorio — Tus cosas están allí, podés recogerlas para tu nuevo sitio — señaló una mesita con sus libretas.

Sin mostrar disgusto, Iván fue a tomar sus cosas con lentitud, como si estuviera tranquilo sin estar emocionado con el gran cambio.

El profesor Luís espero pacientemente a su alumno Iván, dando una mirada curiosa a Abel, quien se encontraba inquieto.

Un "Uuuuuh" de parte del maestro descontrolo toda la sala, teniendo en la mira a Abel ruborizado.

Detrás del menor estaba Rodrigo que llevaba una mala cara, como si estuviera en desacuerdo con la decisión que el había tomado.

— Esta celoooso —soltó sin resistir en fastidiarlo.

Rodrigo cruzo de brazos sin dejar de ver a Iván.

La clase prosiguió tranquilamente, con algunas preguntas y respuestas inmediatas del profesor.

En la segunda hora comenzó el curso de arte, Iván agarró sus crayones y lápices, comenzadoa dibujar la maceta de guía.

Buscó en todo su estuche de colores, todo estaba, menos el color negro, maldijo por dentro, le pregunto a su compañera del lado si poseía otro lápiz de más, su respuesta fue un "no". Rodrigo sin otra opción acudió a pedirle a Iván.

— ¿Tenés lápiz en negro? — Rodrigo preguntó, acariciando disimuladamente la mejilla de Iván.

Iván asintió, consiguiendo el lápiz de repuesto.

— ¡No!, yo tengo — Abel avisó, sacando con éxito lo mismo, pero, con la punta rota.

Volteó los ojos, ofreciéndole el lápiz.

El castaño lo recibió gustosamente, antes de regresar a su mesa, se inclino sobre la oreja de Iván.

— Sos muy lindo, ahora comprendo porqué hay algunos que gustan de vos.

Y así fue como Rodrigo anduvo contento en toda la mañana, olvidando de devolver el lápiz prestado.

 Sweethearts ! rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora