CAPÍTULO III: SO FAST

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Lisa repasaba una de esas enciclopedias de derecho tribunal que compró en línea cuándo todavía estaba en la universidad, el caso que está llevando es un tanto complicado, porque se está trabajando con personas insistentes, y necesitaba mucho más q...

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Lisa repasaba una de esas enciclopedias de derecho tribunal que compró en línea cuándo todavía estaba en la universidad, el caso que está llevando es un tanto complicado, porque se está trabajando con personas insistentes, y necesitaba mucho más que un conocimiento simple, pronto entrarían en juicio y tenía que ganar. 

Si o sí.

Su lectura se vio interrumpida con la llegada de cierta castaña, quién por cierto, venía demasiado alterada.

—Ahora tú, me vas a decir en este momento quien es Roseanne Park y que es lo que tienes con ella — Jennie entró a la habitación de la tailandesa haciendo un casi escándalo.

—Jennie, cállate. Mis padres te van a escuchar — Empujó de Jennie dentro de la habitación, cerrando la puerta detrás de ellas.

—¿Y por qué no quieres que te escuchen? Lisa, ellos también quieren que comiences a salir con alguien, estas siempre encerrada aquí—miró despectivamente a toda la habitación oscura—Ni siquiera tiene luz buena...

—Si, pero Roseanne no es "alguien" — Jennie levantó una ceja.

—Lalisa, puedes engañar una y mil veces a las chicas, ¿pero a mí? — se señaló a si misma — Por favor, eres más inteligente que esto. —Se sentó en la cama, esperando por las palabras de Lisa.

Lisa se mordió el labio inferior. ¿Debería contarle a Jennie sobre Roseanne?

—Es que... la conocí en la gala de mis padres. Ella es... muy linda, divertida. Y por cierto,  también es chef, ¿No sería eso algo... raro? — Habló después de un suspiro suave. 

Jennie realmente teía tantas ganas de burlarse de ese desastre nervioso en el que Lisa se estaba convirtiendo.

—¿Qué salgas con una chef? Puf, Lisa, tus padres van a estar más felices con eso. No puedo creer que si quiera lo dudes. ¿O por qué otra razón sería raro?

—Es que... no lo sé —desvió la mirada.

—¿Y sobre las chicas...? ¿No les dirás nada? — Lisa negó confundida. — Puedo comprenderlo. Pero no intentes ocultármelo a mí. — Se tiró en la cama de la tailandesa — ¿Puedo conocerla?

—Supongo que si ella quiere... — Lisa sonrió.

—Y yo supongo que si tienes esa sonrisa en tu rostro... es porque va en serio, ¿no? —arqueó una ceja. Soltando un gritito de emoción, logrando que las mejillas de Lisa se sonrojaran.

—No es así... por ahora. La acabo de conocer hace una semana, solo salimos una vez, y eso fue demasiado improvisado. No creo que se pueda considerar una cita... —movió sus pies nerviosamente.

—Hay un pero, ¿cierto? — las mejillas de Lisa se tornaron de un ligero rojo.

—Quedamos para otra cita. En dos días...

I LIED | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora