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—Mira, Kwon. Necesitas atender la orden del juez—Lisa repitió por quinta vez en el día, Wooseok Kwon era uno de sus casos más importantes en el último mes, no podía dejarlo a la deriva, principalmente porque había mucho capital de por medio.
—Vamos, Lalisa. No pueden obligarme a firmar esa maldita orden. Puedo hacer lo que quiera... Jung no me va a ganar—apretó los labios con enfado. Y Lisa se comenzaba a desesperar seriamente—Por eso te contrate, ¿No es así?
Lisa cerró los ojos por un segundo.
—Por la misma razón que me contrataste, deberías de hacer lo que te digo... esto no es un juego, el juicio no está respirando en la nuca.
—¿De cuánto hablamos? —Lisa frunció el ceño—¿Cuánto crees que quiera el juez para que nos haga ganar sin tener que ir a juicio?
—No hablas en serio...
—Por supuesto que si. ¿Parece que bromeó? —arqueó una ceja un tanto ofendido.
—Ese juez no se dejará comprar, Wooseok. ¿No entiendes la gravedad de esto? —le preguntó incrédula. Porque así se sentía ante la actitud arrogante del hombre.
—No quiero perder mi tiempo, Jung pensara que ganó si lo hago...
—Si el juez y el jurado no ve respuesta asertiva de tu parte, perderás. Por mucho que tengas a los mejores abogados y todo el dinero del mundo. Te recuerdo que Jung no se queda atrás... —advirtió, poniéndose de pie.
—Tú me prometiste la victoria... —se levantó de la misma forma, acomodando con brusquedad su traje de negocios—No vamos a perder, ¿Verdad, Lalisa?
—Entonces déjame hacerlo a mi manera, y respeta lo que te digo—no dejo que Kwon la intimidara, ella podía regresar la moneda de la misma forma.
—Bien. Lo haremos así... —sonrió con arrogancia—Pero si pierdes, escucha muy bien... —se acercó a la tailandesa para amenazar—Tu maldito bufete, tú y tu bola de abogados van a caer y muy profundo. ¿Entiendes?
Lisa se cruzó de brazos. Pero Kwon lo tomó con una respuesta positiva.
—Como digas.
Con eso, Wooseok salió de la sala no muy contento.
Wendy entró seguido de la salida del hombre, incluso recibió un pequeño empujón en su hombro.
—Sigo creyendo que asesorar a hombres como Wooseok es pésima idea... —miró a Lisa con cierto temor—No sabemos que tanto tenga entre las magas, lo mismo con Jung. Es gente peligrosa, Lisa.
Lisa se desplomó en una de las sillas, cubriendo su rostro con ambas manos.
—Lo sé... pero lo necesitamos, Wendy. Necesitamos el capital, no quiero que el bufete comience a tener declines por rechazar casos tan importantes como este—susurró ya no tan segura de lo que estaba haciendo.
