- Escucha bien, -Suspiró. -Sé que esta ciudad está llena de criminales fugitivos, aun así, no puedes hacer lo que se te venga en gana. Según la ley de Hidden Town, solo existen dos castigos, el exilio y la muerte. -Su rostro serio daba a entender qu...
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El ruido de un relámpago le hizo abrir los ojos, mientras parpadeaba para acostumbrar sus ojos a la oscuridad solo podía oír la lluvia y algunos relámpagos.
Cuando se dió cuenta, estaba en la habitación de Jeongin con él sentado a su lado mimándola con caricias en su cabeza.
- ¿Tú me has traído? - Preguntó en un susurro.
- Así es. - Asintió sin dejar de acariciar el cabello de la mayor.
- ¿Por qué, qué pasó? - Preguntó, estaba confundida y le costaba recordar lo que había sido después de la discusión que tuvo con Seungmin.
- Escuché los gritos de mi tío y me preocupé, así que me quedé despierto. Cuando todo estuvo en silencio bajé a la sala y lo encontré sentado en el sofá viendo a la nada. - Explicó. - Supuse que no estarías durmiendo en tu habitación así que te busqué en la de invitados y te encontré ahí. - Continuó.
- Entonces me trajiste a tu habitación. - El pelinegro asintió.
- Me costó un poco, pero ves que sí pude. - Una ligera risa brotó de los labios de Alice. - No te preocupes, algún día seré tan fuerte que podré llevarte incluso sobre mis hombros. - La pelirroja sonrió enternecida por las palabras del pequeño.
- Estoy segura de que podrás Innie. - Un brillo de esperanza se alojó en el corazón de Jeongin.
- Alice ¿Crees que soy un niño? - Preguntó esperando que la respuesta sea negativa.
- No eres un niño, eres un adolescente. - El chico frunció el ceño disgustado, no era la respuesta que esperaba. - No me mires así, ya tienes voz de gallo. - Llevó sus manos a los costados del chico haciéndolo reír por las cosquillas causadas.
- ¡Basta, detente por favor! - Pedía entre risas, Alice se detuvo unos segundos después y lo miró con una sonrisa cálida en sus labios.
- Tómate tu tiempo para crecer Jeongin, disfruta tu juventud. La vida adulta no es para nada fácil ni divertida. - El pelinegro asintió, se inclinó hacia Alice abrazándola. - Es muy tarde, debes dormir. - Susurró frotando su espalda.
- Pero no tengo clases mañana. - Murmuró contra el cuello de la mayor.
- No es una excusa cariño. - El pelinegro emitió un sonidito de disgusto y se separó lentamente.
- Duerme aquí, yo dormiré en el suelo. - Vió las intenciones de rechistar en la pelirroja y la detuvo. - He colocado un colchón a un lado de la cama, no te preocupes. - Después de verificarlo, la pelirroja se resignó asintiendo con la cabeza.
Algunas horas más tarde, Seungmin seguía sentado en el sofá mirando fijamente la chimenea pensando en lo que había hecho. Se levantó y subió las escaleras queriendo ir a su habitación para disculparse, sin embargo, solo encontró una cama vacía y las luces encendidas.
