◇ Capítulo No. 7 ◇

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Zee quería corresponderle el abrazo al castaño, pero no quería dar pie al contacto físico innecesario, así que sus manos permanecieron inertes.

-Debes comprender que si continuas sin comer, podrías enfermar.- Dijo Zee.

-No me importa- Respondió Saint con un puchero.

Para Zee no había duda, que Saint era tierno pero se comportaba tal y como un niño berrinchudo.

-Vamos, come algo y después iremos a misa. El padre quiere verte ahí. Y si de verdad quieres salir rápido de aquí, deberías cooperar. Quizá ir a misa te ayude a pensar.

-¡¿Quién demonios tiene algo que pensar?!- Saint se alejó de Zee y ahora estaba molesto-. Lo único que pienso es que la iglesia es la mayor mentira que puede existir, desean controlar la vida de las personas, y manejarlas a su antojo justo como quieren controlar la mía.

-Nadie intenta controlar tu vida jovencito, solo estamos tratando de ayudarte a reflexionar, realmente necesitas ayuda.

-¿Jovencito?- Saint se mordió el labio y cerró la puerta detrás de él, para acorralar al pelinegro contra ella y rodear su cuello con sus brazos-. Tú no luces mucho mayor que yo padre ¿Cuántos años tienes?- una sonrisa maliciosa formada por sus labios y el peligroso acercamiento hacían que Zee apartará el rostro hacia los lados.

-Soy mayor que tu. Con eso debería ser suficiente.- Respondió Zee

-Sabes padre... -Te dije que soy un seminarista. Aún no soy un sacerdote- y no es agradable que susurres tan cerca de mi - Saint fue interrumpido por un Zee un poco molesto.

-¿Entonces como debo llamarte?

-Mi nombre es Zee... Zee Pruk.

-Muy bien- Saint siguió repitiendo el nombre del pelinegro en silencio. Se pegó más contra él y hablo sobre sus labios-. Te llamaré Zee - su respiración era muy cálida.

Eso no podía continuar así, Zee tomó a Saint de la cintura para alejarlo, lo hizo a un lado sin ejercer mucha fuerza pero parecía que solo empeoraba las cosas. Saint se negó por completo a alejarse y lo abrazó más fuerte. Acerco su rostro al cuello de Zee-. ¿Cómo es que hueles tan bien si no usas perfume? Preguntó el castaño en un susurro, mientras frotaba su nariz y labios sobre la piel del pelinegro. Saint no supo en que momento, o porqué, pero él había cerrado los ojos dejándose llevar por ese delicioso aroma y esa sensación del roce de piel contra piel. Realmente se sentía tan bien estar así.

Las manos de Saint revolvieron el cabello en la nuca de Zee, su nariz se seguía paseando suavemente sobre su cuello y el resto de sus cuerpos se rozaban.

Todo era demasiado, era abrumador, desconocido y atemorizante para Zee.-Basta- logro decir.

Debido a que no podía alejar a Saint, no tenía fuerzas para apartarlo, recurrió al viejo truco de escabullirse, tomó la charola de comida para colocarla en la mesita de la habitación-. Tienes que comer.

-Bien- Saint levantó una ceja y se sentó sobre la cama cruzándose de brazos-. Lo haré con una condición.

Zee tragó saliva antes de preguntar-. ¿Qué condición?

-Quiero que tú me ayudes a comer - dijo con una sonrisa lasciva.

Zee no pudo evitar no prestarle demasiada atención a esos lindo labios -. ¿Lo entiendes? Preguntó Saint.- Quiero que me des la comida en la boca, padre.- sonrió de nuevo.

Zee miro su reloj, disponía exactamente de 45 minutos para llevar a ese chico berrinchudo a la misa de las siete.

-Bien, lo hare .- respondió Zee notablemente frustrado, tomó la charola con los alimentos y arrastró la silla consigo para sentarse junto a la cama... justo frente a Saint -. Repite la siguiente oración después de mí: Te damos gracias señor...- Zee se quedó esperando a que Saint repitiera la primera frase sin obtener respuesta.

El castaño empezó a reírse con ganas.-Sabes que no hare eso. Puedes darte prisa, tengo hambre- Saint abrió la boca y Zee por primera vez en mucho tiempo, estaba frunciendo las cejas, tomó con la cuchara algo de arroz y la llevó hasta la boca de Saint, después del primer bocado el castaño masticaba con movimientos excesivamente lentos sin dejar de mirarlo a los ojos. Cuando tragó el alimento, limpió la comisura de sus labios con su lengua y Zee volvió a tener esas tremendas ganas de salir corriendo.

¡Dios mío! Zee no dejaba de repetirse ante cada cucharada, Saint se volvía un seductor. Miraba a Zee de manera lasciva y fingiendo inocencia se le lamía los dedos alegando que tenían restos de comida.

Cuando el plato estava vacío, Zee respiró con alivio, dejó la silla y se dirigió a la mesa para ordenar los platos vacíos, justo entonces sintió que los brazos de Saint lo rodeaban desde atrás.

-Eres muy atractivo Zee- dijo con con un suave susurró y Zee bajo la mirada viendo esas manos enredadas alrededor de su cintura-. Dime cuántos años tienes ¿Si?

-Como pudo, con toda su fuerzas de voluntad, pudo alejarlo al castaño y encararlo con el acuerdo al que habían llegado. -Ahora iremos a misa. -Dijo.

-Tengo una condición más- Zee puso los ojos en blanco y negó discretamente con la cabeza.

-¿Ahora qué?- ¿Que quieres? Ni él mismo reconoció ese tono de molestia en su voz. Nunca había tenido que usarlo.

-Iré a misa si me lleva de la mano. Quiero que caminemos juntos tomados de la mano hasta llegar a la capilla, así de fácil ¿No?

-Como sea- Zee ya estaba al límite de su paciencia-. La misa comienza en cinco minutos.- dijo tomando la mano de Saint.

Saint sonrió satisfecho de caminar con Zee hasta la capilla, ahí la separación fue inevitable, Zee se acomodó en las bancas de enfrente con los otros seminaristas y Saint se sentó junto a los otros jóvenes que estaban de retiro en el seminario.

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💙❤️

Pobre Zee tiene que luchar contra la tentación...

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