Dos.

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Estoy muy cansada, más que otros días. No suelo dormir por las mañanas cuando llego a casa pero hoy no puedo ni siquiera mantener los ojos abiertos. Estos se cierran solos y caigo en un sueño profundo.

Una vibración me molesta. Abro los ojos y busco mi móvil, lo encuentro entre las sábanas. No miro el nombre en la pantalla

-¿Sí?- respondo con la voz aún adormilada.

-¿Lilly?

-Cher- sonrío

-¿Qué pasa? ¿Por qué no abres?- pregunta preocupada.

-Porque estaba durmiendo y me has despertado.

-¿A estas horas?

-Sí.

-Bueno, estoy abajo, así que ábreme.

-Voy.

Me levanto de la cama con pereza y camino hasta el salón, donde está el telefonillo, lo descuelgo y pulso el botón que abre la puerta de la calle. Unos minutos más tarde, Cher llama al timbre de mi casa. Abro la puerta y me abraza nada más verme.

-Me has asustado, ¿sabes?- dice con un tono de reproche. Yo me encojo de hombros y sonrío- Vamos a comer.

-¿Aquí o fuera?

-Fuera- me guiña un ojo y sonríe coqueta. Me río moviendo la cabeza de un lado a otro

-Voy a cambiarme.

Ella asiente y se sienta en el sofá. Me voy a la habitación y hago la cama. Me desvisto y me pongo un conjunto de ropa interior azul marino. Abro la puerta que está en mi habitación y que da al pequeño vestidor y entro en él. Miro entre los pantalones y al final me decanto por unos granates y una blusa blanca suelta, con unos zapatos de tacón negros. Voy al cuarto de baño y me maquillo levemente, solo un poco de base de un color algo más oscuro que mi piel y los ojos delineados de negro. Me pinto los labios de rojo, algo que no puede faltar en mí. Cuando estoy preparada, vuelvo al salón. Cher está de pie delante del gran ventanal. Hice una gran elección al comprar esta casa ya que la mayor parte de las paredes son cristaleras y se puede ver la ciudad perfectamente.

-¿Nos vamos?- le pregunto. Ella mueve los hombros en señal de que la he asustado, a pesar de que llevo tacones y se da la vuelta.

-Sí, vamos- coge su bolso y yo el mío y salimos de mi casa.

Salimos del edificio y yo sigo a Cher hasta su coche. Nos subimos y ella empieza a conducir.

-¿Un italiano?- pregunta. Asiento sonriendo y ella también sonríe.

Enciendo la radio y pongo una emisora de música. Justo en ese momento sale "American Oxygen" de Rihanna. A las dos nos encanta esa canción, así que empezamos a cantar.

-Aquí es- dice parando delante de un restaurante que no se puede dudar de que es italiano.

Nos bajamos del coche y entramos al local. Huele a pizza recién hecha. Las dos nos miramos e inspiramos el olor a la vez. Somos unas obsesas con la pizza.

Nos sentamos en una mesa al lado de una de las ventanas y esperamos a que algún camarero venga a atendernos. Cuando viene, nos da dos menús y se vuelve a ir, luego Cher le hace una seña con la mano para que venga otra vez.

-Una pizza pequeña de pepperoni y queso- pide ella.

-Y otra pequeña a la carbonara.

-¿Y para beber?- pregunta él.

-Agua- dice Cher. Yo asiento porque sé que luego ella debe conducir.

El chico asiente y se va. Al cabo de un rato, demasiado largo para mí, el camarero viene con las dos pizzas y nos las pone delante, a cada una la suya.

On Air  »h.s«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora