Tres.

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Narrador exterior:

Lilly salió de su edificio para dirigirse a la consulta. Se subió en el coche  y condujo por las densas calles de Manhattan hasta que llegó a su destino.

Entró al edificio y subió hasta la planta número veinticinco. Saludó a su secretaria, Marie y caminó hasta su despacho. No tardó en llegar la hora en la que había citado a su primer paciente del día.

-Hola, Ben, pasa- sonrió ella sentándose en el sillón que se encontraba al lado del sofá, llevando una libreta en sus manos. El hombre no contestó, pero Lilly no se lo tuvo en cuenta, ya que Ben era así.

Esa era la cuarta vez que el hombre iba a la consulta. Empezaron con la terapia hasta que pasó una hora y media, que Ben se fue sin despedirse.

Lilly se sentó en la silla detrás de su escritorio y se llevó una mano a la frente, luego se frotó el puente de la nariz y respiró hondo. Tenía un cierto interés por el hombre que acababa de irse, ella quería ayudarlo, pero él no se dejaba y a penas hablaba ya que era su familia la que le obligaba a ir al psicólogo. Lilly sabía que esto iba a ser un largo proceso.

Después de dos pacientes más, llegó la chica nueva, la que había llamado el sábado, Jane Jones.

Cuando la joven entró en la habitación, Lilly la observó de arriba abajo, parecía una mujer en un cuerpo de una quinceañera.

-Toma asiento, por favor- le indicó la psicóloga. La chica asintió y se tumbó en el sofá- ¿Cuántos años tienes?

-Diecisiete.

-¿Diecisiete? Pareces más mayor.

-Me lo suelen decir- se encogió de hombros.

-Cuéntame- la chica no respondió y Lilly entendió que no iba a contar nada sino le preguntaba- ¿Problemas en el instituto?- la chica torció la cabeza, pero sin decir ni sí ni no- ¿Problemas en casa?- esta vez asintió con la cabeza- ¿Tienes hermanos?- ella asintió de nuevo- ¿Cuántos?

-Uno.

-¿Mayor o pequeño?

-Pequeño.

-¿Cuántos años tiene?

-Quince.

Lilly iba apuntando todo en su libreta, las respuestas de Jane, su actitud, sus gestos.

-¿Y tus padres?- preguntó Lilly con dulcura, pensando que el problema estaría en ellos y no se equivocó ya que la chica bufó y sonrió irónicamente- ¿Qué pasa con ellos?

-No tengo- dijo con dureza.

A Lilly se le formó un nudo en la garganta al escuchar la frialdad con la que la chica había hablado.

-¿Y con quién vives?

-Bueno, sí que tengo, pero para mí no lo es.

-¿No lo es?

-Mi padre y su- hizo una pausa y puso una cara de repugnancia- su novia.

-¿No te gusta ella?

-No.

-¿Por qué?

-Porque no sabe.

-¿Qué es lo que no sabe?

-No sabe tratarnos.

-¿Y tu padre?

-Qué.

-¿Qué piensa de ella?

-Ese imbécil piensa que ella es la mejor- miró hacia otro lado.

-¿Y tu hermano?

-Mi hermano aguanta, como yo.

On Air  »h.s«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora