On Air »h.s«

Nueve.

Narra Lilly:

He de reconocer que ayer me pilló bastante por sorpresa que Harry me pidiera salir, en el sentido de dar un paseo juntos. Soy consciente, por la expresión que puso, de mi cara de loca cuando me lo dijo y en un principio lo primero que pensé fue en rechazar su invitación, pero luego añadió el "si no quieres, no" y algo en mi interior se removió, por lo que tuve que acabar aceptando.

No entiendo su interés en mí, los dos nos beneficiamos sexualmente del otro y por mi parte eso está bien, eso es suficiente.

Observo los papeles de los pacientes de hoy y me intento concentrar en leerlos, en estudiarme cada detalle de los informes, pero se me hace completamente imposible porque no dejo de pensar en Harry y a cada segundo que pasa me arrepiento más de haber aceptado. Mi mente divaga por una gran cantidad de lugares a los que podríamos ir esta tarde e inmediatamente me estoy insultando a mí misma por el solo hecho de que mi mente trabaje por su propia cuenta en vez de hacerme caso a mí. Miro mi teléfono móvil a mi izquierda y entonces caigo en la cuenta de que no tiene mi número, por lo tanto no puede llamarme. Sonrío y siento un alivio en mi interior, pero ese alivio es sustituido por una sensación de decepción.

Mascullo algunas palabras malsonantes en un tono bajo y me levanto de la silla. Miro el reloj y observo que en quince minutos llegará el primer paciente de la mañana. Me pongo delante del gran ventanal de mi oficina y me cruzo de brazos.

Siento algo extraño en mi interior, algo que no he sentido nunca, y si lo he hecho ni siquiera me acuerdo, y es que estoy completamente confundida porque una parte de mí quiere quedar con Harry y hablar con él tranquilamente y la otra me grita que debo alejarme de él y mantenernos como hasta ahora, no porque sea malo ni nada parecido, sino porque estoy traspasando mis propios límites.

Son dos toques en la puerta de madera los que me sacan de mis pensamientos y yo lo agradezco internamente.

–Pasa– digo volviendo a mi mesa.

El pequeño cuerpo de Jane entra en mi oficina y me sonríe.

–Hola– sonrío cálidamente–, ¿cómo estás?– pregunto y ella se encoge de hombros. Respiro hondo una vez y cojo la carpeta en la que está su informe–. Bien, toma asiento, por favor.

Jane habla sin parar durante la primera media hora, excepto cuando yo la interrumpo para preguntarle algo. Es menos tímida que en las primeras consultas y eso es algo que me gusta porque estoy descubriendo que ella no es una persona tímida sino que necesita coger confianza. En un punto de su monólogo, se queda callada y mira al suelo, yo frunzo el ceño terminando de apuntar las cosas más importantes que ella ha dicho y la miro.

–¿Por qué no continúas?

–Porque...porque llevo unos días pensando algo, pero no estaba del todo segura hasta ahora que lo estoy diciendo en voz alta.

–¿Y qué es esa cosa?– pregunto y ella coge aire para hablar, pero se queda callada, me mira y luego aparta la mirada–, cuéntamelo– digo con una voz cálida.

–Es que...quiero llevarme a mi hermano, quiero decir irnos los dos a algún lugar, quiero irme de aquí– habla tan de prisa que apenas puedo entenderla.

–No puedes hacer eso, Jane– digo con voz suave.

–¿Por qué no? Es lo mejor para todos, así mi padre y "esa" se librarían de nosotros que es lo que quieren y mi hermano y yo viviríamos más felices.

–¿Y de qué viviríais?

–Los padres de un amigo llevan un restaurante y me ha ofrecido un trabajo, limpiando platos, no es mucho lo sé, pero ya tengo algo ahorrado y...